De acuerdo con teólogos y líderes religiosos cristianos, la importancia de esta fecha estriba en su valor filosófico y en la ruptura de la misma naturaleza humana.
El origen de la palabra Navidad apunta al “día en que se celebra el nacimiento” de Jesucristo y el “tiempo comprendido entre ese día y el de Reyes”, según la Real Academia Española.
De acuerdo con la Biblia, este evento es, sobre todo, un recordatorio de cómo Dios depositó y encarnó su divinidad en el cuerpo de un hombre. Su llegada se describe en los evangelios escritos por los apóstoles Mateo y Juan, así como Marcos y Lucas.
Según refiere el teólogo Tulio Pérez Romero, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala, la Navidad no solo habla del nacimiento de Jesús en Belén, Nazareth, sino que también hace alusión al misterio de su encarnación. “No celebramos el cumpleaños de Jesús, sino que se ha hecho como nosotros para salvarnos”, destaca.
La llegada de Dios a la Tierra es entendida como una vida de entrega a otra dimensión espiritual, así como al sacrificio. La promesa por la llegada de Jesús llevará a que el hombre transforme la vida espiritual de otras personas, y termine entregando su vida para salvar a la humanidad de los pecados que ha cometido, a través del arrepentimiento y el perdón por los males obrados.
Distintos ángulos
Para el también teólogo Samuel Berberian la Navidad debe verse como un hecho excepcional. “Ha sido el único momento en el que una virgen —María— ha dado a luz. Hay que pensar en el desprestigio que pudo haber tenido por no estar casada. Luego de que el ángel Gabriel le dijera que tendría un niño, se sometió al proceso, aunque no lo comprendiera”, puntualiza.
El académico hace énfasis en que la importancia del nacimiento de Jesús se relaciona, además, con la forma en que el mundo occidental ha medido su historia. El nacimiento es, según Berberian, un nuevo tiempo, puesto que a partir de la llegada del Mesías se mide el tiempo antes y después de Cristo.
La fe en la promesa de Dios a través de la vida de Jesús ha impulsado la propagación del cristianismo en todo el mundo, con lo cual la Navidad también es motivo de regocijo porque celebra el nacimiento y la encarnación de Dios. Pese a la diversidad de confesiones en la cristiandad, casi todas coinciden en lo anterior.
“Nos unimos a las tradiciones de todas las religiones con las que compartimos creencias. Eso es ensalzar la misión y divinidad de Jesús”, expresa Estuardo Sazo, élder —figura de autoridad— de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En Guatemala, donde hay numerosas comunidades cristianas, como en otros muchos países, la época navideña se vive con el mismo fervor, aunque sus prácticas y actividades varíen. Mientras que la Iglesia católica hace énfasis en el evangelio del apóstol Juan sobre el nacimiento, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días rescata lo escrito por Lucas, Mateo y Marcos.
“Estamos conectados en la misma tradición. Creemos que la Biblia es la escritura sagrada, de tal manera que creemos en todos los relatos de la natividad y las profecías del nacimiento del Salvador que están inscritos en los evangelios”, añade Sazo.
Aunque estas coincidencias de fondo persisten, también es cierto que la conceptualización de la Navidad puede variar. Un factor significativo al respecto se relaciona con las interpretaciones sobre la fecha en la que Jesucristo nació, según el Nuevo Testamento. Jarrod Guzmán, líder de la iglesia Adventista en el área metropolitana, subraya que la Biblia establece el nacimiento de Jesús como un hecho. Sin embargo, en la misma no se indica la fecha en que ocurrió.
“En Lucas se menciona que cuando Jesús nació había pastores. Que estuvieran al aire libre quiere decir que era una época en la que se podía pastorear. También podemos ver otros detalles como el censo que hizo el imperio romano en ese entonces, y en el que tenían que participar José y María. El censo no se hacía en época invernal, sino en septiembre y octubre, por la movilización que implicaba para las personas que tenían que ir a su lugar de origen. —Por eso— es muy difícil considerar el nacimiento de Jesús en una época invernal”, expone el religioso.
El ministro de culto de la Iglesia de Dios Evangelio Completo La Hermosa, Luis Fernando Castellanos, manifiesta que en la Iglesia evangélica tampoco se ubica una fecha precisa del nacimiento de Jesucristo. “La Biblia no dice con exactitud que sea el 25 de diciembre, pero se celebra con base en el calendario gregoriano y la fiesta judía”, agrega.
De acuerdo con registros históricos, el hecho de que la Navidad se celebre el 25 de diciembre se debe a que durante el siglo III —después de que el imperio romano se convirtió al cristianismo—, Constantino I estableció el 25 del duodécimo mes como la fecha para conmemorar la llegada de Jesucristo al mundo.
De esa cuenta se estableció la Navidad, del latín nativitas, que significa “nacimiento”. Pese a que las fechas de conmemoración varían según las diferentes confesiones del cristianismo, la devoción es la misma. “Más allá de la fecha, debemos recalcar el nacimiento de Cristo”, remarca Castellanos.
Celebrando la calidez
Si bien la celebración de la Navidad se ha reafirmado como el 25 de diciembre por la influencia católica, otras vertientes del cristianismo acogen la fecha llevando a cabo acciones de solidaridad. De acuerdo con Guzmán, es preciso sumarse al momento de sensibilidad de la época para que los creyentes puedan “proyectarse a la sociedad”, aunque no compartan la fecha en sí.
Los adventistas celebran actividades que van desde compartir alimentación hasta jornadas de recolección de ropa abrigada y ponchos, que entregan a grupos postergados en la época de frío. Las visitas a hogares de ancianos y orfanatos son parte de las iniciativas en este mes. “Desde nuestra literatura se aconseja que esta época no sea tanto para recibir, sino para dar”, dice Guzmán.
Por su parte, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días organiza jornadas y proyectos de involucramiento social. “La manera de celebrar la Navidad es tratando de emular el ejemplo del Salvador. Invitamos para que de una forma humana y sensible, más hermanos puedan compartir”, apunta Sazo.
Por ello, el 1 de diciembre su iglesia dio inicio a la campaña Ilumina el Mundo, un proyecto que impulsa distintas formas de manifestar la bondad. A través del proyecto Ilumina el Mundo, esta comunidad religiosa recomienda 50 acciones de solidaridad, que incluye hacer donaciones en máquinas electrónicas ubicadas en distintos puntos, para organizaciones benéficas como Guatemala Próspera y Funsepa.
La reflexión también se reaviva en esta época. En el caso de las confesiones evangélicas, la Navidad celebra la llegada de Jesús. En la Iglesia de Dios Evangelio Completo La Hermosa, a la cual pertenece Castellanos, se desarrolla desde hace seis décadas una obra de teatro inspirada en el evangelio de Lucas.
Si bien no es una adaptación del pasaje sobre el nacimiento de Jesús en sentido estricto, el episodio es recreado mediante una historia que fusiona el relato bíblico con situaciones del presente, con el propósito de resaltar cómo se ha olvidado el significado de la venida y encarnación de Dios.
La puesta en escena, que involucra a la comunidad de la IDEC La Hermosa, induce a reflexionar sobre la vida de Jesús. “La importancia que La Hermosa le da al nacimiento de Cristo es porque reconocemos que él es el centro”, subraya Castellanos.
La figura de un Jesús recién nacido acompaña a los católicos el 25 de diciembre en los hogares de sus feligreses, así como en los templos. En altares y maquetas se representa el nacimiento de Jesús, a partir del Adviento hasta inicios de enero, en el Día de Reyes.
El obispo Pérez Rivera indica que junto a los nacimientos, la celebración litúrgica católica ha ido promoviendo costumbres o tradiciones que ayudan a comprender mejor la Navidad. “Las costumbres tienen que ver con la piedad del pueblo. Por ejemplo, las posadas que anteceden a la celebración o las novenas”, refiere.
Asimismo, dice que en Navidad se ofician cuatro homilías. Agrega que estas actividades religiosas deben estar orientadas a la formulación de preguntas sobre la fe en Jesús. “La primera debe ser quién es este niño que nace de la pobreza a quien adoran los magos y los pastores, y la segunda, a qué viene. Viene a salvarnos. Si entendiéramos que la Navidad es esto, las iglesias estarían más concurridas que las tiendas”.
El jerarca católico concluye con que la historia del nacimiento de Cristo en un establo de Belén también podría ser una lección de pobreza contra el consumismo de estos tiempos, que ayude a involucrarnos con quienes tienen menos.