Cuando vivían juntos era ella quien cubría la mayoría de gastos familiares. Mady llamó a su pareja a los dos días de haberse ido para decirle que había que pagar los préstamos y los gastos del hogar, pues ella llevaba cuatro meses sin recibir salario en el lugar donde trabajaba. Él se negó a dar su aporte económico. Solo aceptó hacerse cargo de la colegiatura y bus de su hija.
Ante la indiferencia de su esposo, Mady contrató a un abogado para que el exesposo cumpliera con su responsabilidad, por lo que fue demandado por pago de pensión alimenticia. Familiares con los que él vivía ocultaban su paradero. Durante el juicio, él aseguró que tenía un trabajo con salario mínimo, aunque Mady aseguraba que no es así, pues lleva un estilo de vida holgado. Al final logró que se estableciera una pensión de Q1 mil 500 al mes, lo cual solo cubre la colegiatura y el bus.
Ella continúa pagando las deudas del padre de su hija, y, si este logra irse de nuevo a Estados Unidos, será más complicado obligarlo a cumplir. Él prácticamente dejó de tener contacto con su hija. “Me pareció injusto que a pesar de que yo tuviera las pruebas para demostrar los gastos de mi hija, la pensión que aprobaron no es consciente”, lamenta la mujer.
Cuando una pareja, casada o convivientes con hijos se separa, por diversos motivos, la responsabilidad económica y, principalmente, emocional, recae en ambos padres, por lo que cuando uno de ellos, casi siempre el hombre, decide evadirla, la mujer debe presentarse a las instancias pertinentes para exigirle que cumpla con la pensión alimenticia, la cual no solo cubre alimentos, sino todo lo indispensable para vivir, como vestuario, educación, atención médica, ocio, vivienda y servicios, según el artículo 278 del Código Civil.
Esta pensión cesa con la muerte de la persona obligada o cuando los hijos llegan a la mayoría de edad. Sin embargo, debe continuar cuando los estos no puedan valerse por sí mismos por discapacidad.
Demanda
Cuando no se logra un acuerdo voluntario entre los padres para establecer dicha prestación, se debe acudir a un juzgado de familia para iniciar con el proceso. Lo ideal es que la mujer sea asesorada por un profesional del Derecho, indica el abogado Gustavo García Fong, del Departamento Jurídico de Asíes. Sin embargo, no todas las mujeres pueden pagar los honorarios, por lo que pueden acudir a organizaciones no gubernamentales que brindan esta ayuda o a un bufete popular. Hay que tomar en cuenta que hay gran cantidad de casos y esas entidades no se dan abasto.
También pueden solicitar asesoría legal sin costo en los Centros de Apoyo Integral para Mujeres Sobrevivientes de Violencia (Caimus), del Grupo Guatemalteco de Mujeres (GGM) o en Fundación Sobrevivientes. Existen abogados que ofrecen sus servicios de forma gratuita o que cobran solo lo básico, señala Emilse Herrera, coordinadora del Área Legal de Caimus.
Después transcurre el proceso de fijación de pensión alimenticia, que puede prolongarse varios meses o incluso años, refiere García.
La mayoría de sentencias son declaradas a lugar, excepto aquellas en las cuales no se logró establecer la filiación —relación padre e hijo— durante el proceso o cuando se presentó la demanda y no hubo ninguna comparecencia ni gestión de los interesados.
Según datos proporcionados por la Unidad de Información Pública del OJ, en el 2020 se registraron 5 mil 580 casos por fijación de pensión alimenticia; en el 2021, 9 mil 883, y en el 2022, 8 mil 678. Las sentencias con lugar, en el 2021, el año más reciente, fueron 2 mil 745, y sin lugar, 64.
En los juicios de filiación y paternidad, cuando los padres no han reconocido a sus hijos, se hace la prueba de ADN, que puede costar entre Q3 mil y Q3 mil 800, suma que debe cubrir la mujer, expone Herrera.
El monto de la pensión es variable, y depende de las necesidades de los hijos, los ingresos del padre y sus condiciones económicas en general. En la legislación del país no existen parámetros o tabla que permitan establecer un cálculo de pensión más justo, lo cual es una tarea pendiente y es preciso atenderla e incluirla en la ley, dice García.
En otros países, afirma Éricka Mérida, jueza Plurinacional de Primera Instancia de Familia con competencia específica para procesos de pensiones alimenticias, del Organismo Judicial (OJ), tienen una tabla que establece la pensión, según los ingresos del obligado, lo cual sería más práctico. En Guatemala se paga, como máximo, el 50% de los ingresos del progenitor.
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Este, además, debe pagar las pensiones atrasadas, que empiezan a correr desde que se le notifica, más el 10% de costas procesales; de lo contrario, se le embargan los bienes que cubran la cantidad por pagar. El monto debe ser depositado en la Tesorería del OJ, en cuya página las madres pueden consultar su estado de cuenta, expone la jueza. Si no saben leer y escribir, pueden acudir al juzgado correspondiente para que se les imprima el documento. “El Gobierno debe garantizar este derecho mínimo e irrenunciable”, añade Mérida.
Se sabe que en casos en los que se demuestra la falta de ingresos u otros bienes del demandado se fijan pensiones alimenticias de entre Q300 y Q500 al mes.
Mérida indica que, en promedio, se paga Q500 de pensión alimenticia por cada hijo, pero ha visto casos en los que el monto puede llegar de Q60 mil a Q80 mil mensuales.
En la provincia, los jueces se basan en el salario mínimo agrícola, pues los hombres son jornaleros, artesanos o vendedores ambulantes, así que el monto de las pensiones alimenticias es bajo, además de que las mujeres suelen tener mayor cantidad de hijos, expone Herrera.
El cobro judicial es el resultado del incumplimiento de la persona obligada. Se le requiere el pago y se le da plazo de tres a cinco días para que lo haga; de lo contrario, se le persigue por el delito de negación de asistencia económica. Dentro de este juicio se puede embargar salario o cuentas bancarias, y el arraigo del obligado —prohibición de salir del país—, dice García.
“Por lo general, el progenitor busca cómo conseguir el dinero para pagar a la agraviada —madre de los niños—”, comenta Mérida. El incumplimiento de la pensión alimenticia se tipifica como delito en el Código Penal, que consiste en una pena de prisión de seis meses a dos años, a menos que el demandado demuestre que no tiene recursos económicos para cumplir.
La pena puede triplicarse, si se demuestra que el demandado traspasó sus bienes a otra persona o utilizó algún otro medio fraudulento.
Las sentencias condenatorias por delito de negación de asistencia económica en el 2020 fueron 97; en el 2021, 140, y en el 2022, 136.
Dificultades
El abogado Luis Catalán afirma que la justicia de la ciudad y la del resto del país son muy diferentes, especialmente por la falta de acceso a esta, pues los juzgados están lejos o las agraviadas no tienen recursos para contratar a un abogado. También hay que tomar en cuenta que muchos niños no están reconocidos, requisito indispensable para interponer la demanda por alimentos, refiere.
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Mérida señala que uno de los obstáculos para que las madres reciban ese aporte es no saber a qué institución acudir para obtener asesoría legal gratuita. Además, cuando tienen niños pequeños se les dificulta el desplazamiento. Hay casos en los que el padre demanda a la madre por pensión alimenticia, cuando él tiene bajo su cargo el cuidado de los niños.
Otro problema, reconoce Herrera, es cuando el hombre migra a EE. UU., ya que es complicado localizarlo. En juzgados de Villa Nueva o Mixco tardan seis meses en fijar la fecha de audiencias de pensión alimenticia, lo cual prolonga el proceso, cuenta, y añade que, por otro lado, hay jueces que se inclinan por el demandado, al establecer una baja pensión económica, aunque este devengue salario elevado, en vez de velar por el bienestar de los hijos. “De 10 jueces, dos son justos e imponen pensión digna”, dice.
Si el hombre no es notificado y requerido de pago, el proceso se va estancando y atrasando, advierte. Algunas mujeres deben pagar entre Q800 y Q1 mil 300 de honorarios a un notario para que el padre de sus hijos sea notificado.
El GGM señala que en ningún caso la pensión debe condicionarse a cambio de intimidad o tareas domésticas que le pida a la expareja. Las madres, por su lado, no deben restringir el derecho de los padres a relacionarse con los hijos si no cumplen con el pago de la asistencia.
Excusas
Entre las argucias que usan los padres para no cumplir con esta responsabilidad económica está ocultarse para no ser notificados, auxiliarse de cómplices que indican que este no vive en el lugar o que no lo conocen; acordar encubrimientos en el lugar de trabajo, utilizar constancias de ingreso falsas, renunciar de manera real o ficticia al trabajo o presentar documentos que acrediten supuestas deudas con entidades financieras. Estas acciones, casi siempre, cuentan con el apoyo de abogados que los asesoran, comenta García.
Entre las justificaciones que exponen los hombres, no necesariamente válidas, según Mérida, está asegurar que tienen más hijos o que no tienen trabajo estable. “Hay casos en los que se encaprichan y prefieren estar en prisión que pagar”, indica.
Para el psicólogo Antonio Rivera, el hombre que se opone a aportar pensión alimenticia lo hace por factores psicológicos como rencor por la separación, odio a su expareja, frustración por no poder estar con sus hijos, miedo por tener que comenzar a rehacer su vida o depresión por haberse derrumbado lo que había construido. Aunque sabe que será el sustento de sus hijos, de manera inconsciente se rebela y cobra venganza.
Aunque el padre no viva con sus hijos, explica Rivera, es importante que no pierda la comunicación con ellos y los llame con frecuencia por teléfono, y cuando los visite debe llevarlos a jugar, ver películas o ir a pasear. Debe interesarse por los pensamientos, ideas y estado emocional de estos, porque ellos guardan hostilidad por la separación de la pareja.
Catalán señala que entre las debilidades del sistema para que se haga cumplir esta responsabilidad está la poca sensibilidad que puede existir durante los procesos, en los cuales deberían prevalecer las necesidades del niño. Las madres deben accionar legalmente, pues con pensamientos como “yo puedo sola” únicamente perpetúan la irresponsabilidad del progenitor.
Hay mujeres que consideran que pueden salir adelante con sus hijos, pero en el camino encuentran inconvenientes que les representan gastos considerables, por lo que necesitan que el padre dé su aporte para el sostenimiento de los niños, pero es mejor que sea desde un principio, considera Herrera.
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Trámite de demanda de asistencia alimenticia
- Se presenta la demanda al Juzgado de Familia. Luego se notifica al demandado, lo cual puede demorar algunos meses, en caso de que no se localice, pues algunos cambian de domicilio para evadir la notificación.
- Después se fija fecha para la primera audiencia, donde comparecen las partes.
- Si se logra un acuerdo razonable entre las partes, concluye el trámite.
- De lo contrario, el demandado tiene derecho de responder a la demanda.
- Se presentan las pruebas, y si en la primera audiencia no es posible rendirlas todas, el juez fijará otra audiencia.
- Luego, el juez dicta sentencia y notifica a las partes. Se le da un plazo para que plantee excepciones o pague.
- Si el obligado se niega a cumplir con el pago, se pasa al ramo penal, al MP, y se le certifica por el delito de negación de asistencia económica.
Desgaste emocional
Antonio Rivera, coordinador del grupo Psicólogos, Consejeros y Motivadores de Guatemala, expone que cuando la mujer exige que el padre cumpla con su responsabilidad económica hacia sus hijos, siente inseguridad, miedo e incertidumbre, así como enojo, pues debe hacer infinidad de gestiones en los juzgados, lo cual le resta tiempo y energía.
Estas madres, además, involucran a familiares para que las apoyen en la crianza de los hijos, pues es seguro que deba salir a trabajar. Esta situación, por tanto, también le causará estrés constante y agotamiento, por la falta de tiempo para efectuar gran cantidad de actividades, lo la obliga a relegar su vida social,
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Puede surgir en ella la incapacidad de rehacer su vida con otra persona, o sentimientos de fracaso y culpa por no haber realizado su vida de familia como había deseado. En cuanto a los niños, si observan que su madre se mantiene estresada y enfadada, puede generarles angustia y temor. Al crecer sin un padre se sentirán incompletos y deberán canalizar sus emociones con psicoterapia, para que no les cause daño psíquico esta situación.