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Mientras que se estarían registrando 150 muertes maternas más en seis meses y 309 en un año sobre las 381 que se proyectaban, un incremento del 89%.
Los resultados se basan en un análisis desarrollado por investigadores de la Escuela Johns Hopkins Bloomberg de Salud Pública, en Estados Unidos, en 118 países de bajos y medianos ingresos; Guatemala es uno de ellos.
Se estimó las muertes que se registrarían durante un solo mes como daño colateral del coronarivus, y a partir de ahí se calcularon los casos que ocurrían en tres distintos escenarios y en diferente temporalidad: 3 meses, 6 meses y 12 meses.
De acuerdo con Carlos Carrera, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Guatemala, estas son proyecciones hechas a partir de posibles irrupciones del funcionamiento del sistema de salud debido a la crisis generada por el covid-19, que impactaría en la caída de la cobertura de los servicios.
“Se hace el análisis porque se está detectando que en muchos países hay una caída importante del acceso de las madres y de los niños, sobre todo de los menores de cinco años, a algunos servicios básicos de salud como vacunación, medición de peso y talla, atención al parto con personal calificado, y también la atención a las enfermedades prevalentes en la infancia, como diarreas”, menciona Carrera.
La aparición del virus también ocasiona interrupciones en las cadenas del suministro médico, así como una sobrecarga del recurso humano y financieros de los servicios de salud que ahora deben atender la emergencia. La cobertura de estos se ha visto fracturada por las restricciones de movilidad.
Este informe fue publicado en la revista The Lancet Global Health y presenta cifras globales, e indica que en el mundo se producirán alrededor de 1,2 millones de muertes de niños menores de cinco años en un período de seis meses, por lo que a diario habría 6 mil decesos más entre este grupo de la población.
Tres escenarios
Se presenta tres escenarios en los cuales se analiza a distintos niveles el impacto del covid-19 en intervenciones de salud que son necesarias para disminuir las muertes maternas e infantiles. Estos surgen a partir de lo aprendido de epidemias pasadas y de lo ocurrido en los países con la llegada del nuevo coronavirus.
En el primero se supone una leve reducción en la disponibilidad de trabajadores de salud y de suministros por la reasignación de recursos a la respuesta pandémica. Además de una ligera caída en la demanda y el acceso a servicios de salud de rutina, debido a restricciones de movilidad, al miedo de las personas de infectarse a la hora de acudir a los centros de asistencia, pero también una reducción en los ingresos familiares, lo que dificulta viajar en busca de atención médica.
Para este escenario el estudio prevé para el país, en el futuro más cercano de tres meses, unas 199 muertes de niños y 15 de mujeres, que al año sumarían 798 y 58, respectivamente.
El escenario 2 presenta una mayor interrupción en el sistema de salud, porque el personal de atención es requerido en actividades para controlar el covid-19, mientras que otros se encuentran en cuarentena. Se disminuye la atención especializada. La cadena de suministros se ve interrumpida por cuellos de botella. Hay falta de medicamento, vacunas, suplementos prenatales y otros suministros.
En este caso habría 353 muertes infantiles y 27 maternas en los primeros tres meses, que aumentarían a 1 mil 411 y 108 al transcurrir un año.
Un panorama más serio se plantea en el escenario 3, cuando además de las interrupciones en el sistema de salud, las estrictas restricciones de movilidad obligan a las personas a quedarse en casa, al tiempo que el aislamiento reduce el acceso a los centros de asistencia. El miedo a infectarse del virus en los servicios de salud pública es mayor y se evita acudir a ellos. Hay mayor pérdida de ingresos económicos de la población debido al confinamiento. Acá las restricciones también afectan a los trabajadores de salud.
Las muertes de menores de cinco años en este punto llegarían a 3 mil 782 en un año, y se contarían 309 decesos de mujeres.
Se suma la desnutrición
Ante estas potenciales muertes infantiles y maternas en estos escenarios, Carrera indica que es necesario saber no solo a cuánto está descendiendo la cobertura de los servicios más críticos sino también el por qué.
Pero el problema de la mortalidad infantil no solo pasa por escasa cobertura de los servicios de salud, pues se estima que el 23% de las muertes adicionales de niños menores de cinco años en el mundo serán producto de la desnutrición.
La crisis alimentaria golpea cada vez a más a los guatemaltecos, alrededor de 2.3 millones de personas en el país estarían siendo afectadas este año debido a la escasez de alimentos, y hasta el 25 de abril pasado se reportaron 13 mil 740 infantes con desnutrición aguda.
Ante esta realidad, los escenarios que plantea el estudio de la Escuela Johns Hopkins Bloomberg de Salud Pública no son ajenos a Guatemala.
“Es un llamado a toda la sociedad y al Estado en particular para primero poner atención a este tema, los niños están siendo las víctimas silenciosas, las víctimas ocultas del covid-19”, dice Carrera.
El representante de Unicef también señala que no se deben descuidar las necesidades de la población vulnerable debido a las acciones para contener el virus. “Ya sabemos que hay muchos otros problemas en el país, que estamos atendiendo los casos de covid-19, que se están aumentando de manera rápida, pero no hay que perder la atención de los niños y a las madres”, agrega.