Las víctimas, dos adolescentes de 13 y 14 años y un joven de 17, son parte de una realidad que golpea al país y que ha empeorado en los últimos años, la falta de oportunidades de vida que hace que las familias piensen en EE. UU. como su única alternativa de salir adelante, por sobrevivencia o por superación.
Esta realidad se ve reflejada en las estadísticas de inscripciones anuales del Ministerio de Educación (Mineduc) que, de 2018 a 2022, reflejan una estabilidad y hasta un pequeño incremento en las inscripciones de primaria y preprimaria, pero un desplome considerable en básico y diversificado.
Un reporte de la Unidad de Información, Asesoría y Asistencia Legal del Mineduc detalla que la cantidad de niños que se inscribieron en preprimaria pasó de 626 mil 638, en 2018, a 668 mil 540, en 2022, un incremento del 6.68%. En primaria, en ese lapso, estos números pasaron de dos millones 362 mil 116 a dos millones 412 mil 56, apenas 2.11% más.
Por el contrario, al revisar la cantidad de inscripciones en los niveles siguientes, en esos cuatro años se reflejan disminuciones que analistas en el tema consideran preocupantes, puesto que la lógica indicaría que entre más población tiene el país el aumento debería ser en todos los niveles.
En básicos, en 2018, se inscribieron 805 mil 77 estudiantes mientras que en 2022 las inscripciones sumaron 687 mil 61, una disminución de 14.65%. En diversificado la reducción de matriculaciones fue del 16.62%, ya que de 422 mil 134 estudiantes bajó a 351 mil 985 en el mismo periodo.
Migración de jóvenes
Estadísticas oficiales detallan que la migración de menores de edad desde Guatemala se ha incrementado en los últimos años.
Del 2018 a la fecha, las autoridades de EE. UU. han procesado a más de 145 mil menores de edad guatemaltecos no acompañados que llegaron a la frontera sur.
En ese lapso, el promedio mensual de estas detenciones aumentó 318%, puesto que en 2018 este número fue de mil 861, y este año llega a cinco mil 921 infantes aprehendidos cada mes.
Por su parte, el Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) reporta que, solo el año pasado EE. UU. y México deportaron en conjunto a 13 mil 346 menores.
Cansados de esperar a que el desarrollo llegue a sus comunidades, las poblaciones rurales optan por la migración. Al principio eran los padres de familia y ahora los hijos desde tan temprana edad como de 10 años.
Noel González, joven de Tacaná San Marcos
Tacaná, es una muestra. A decir por el número de deportados de los últimos años, es el municipio de San Marcos de donde más migración se produce.
Experiencias de éxito, la motivación
Al salir de la primaria, los niños ya no quieren estudiar porque su futuro es incierto, falta apoyo por parte del Gobierno para que la juventud cumpla sus metas, de comprar una casa o un terreno para vivir, afirma Noel González, un joven de 29 años que actualmente es parte de la Comisión Municipal de la Juventud de la comuna de Tacaná.
“Si el municipio fuera desarrollado no tendríamos que salir a otro país, —pero— la realidad del occidente y de acá es que los jóvenes le apuestan más a la migración”, dice González.
Él mismo cuando tenía 14 años migró hacia EE. UU., trabajó y regresó nueve años más tarde. Hoy también lidera un movimiento que intenta promover el cambio en la juventud de su municipio.
Pero sin apoyo gubernamental es imposible alcanzar el desarrollo y por más trabajo que se haga, enfatiza, los jóvenes se seguirán machando. Los sueños que a él lo motivaron a migrar —y también las limitaciones—, son los mismos hoy.
“Si hubiera planes para capacitar financieramente a los jóvenes que regresan de EE. UU. o en emprendimientos, si se impulsaran los lugares turísticos del departamento las cosas tal vez fueran diferentes”, señala González.
La juventud se ve empujada a migrar porque conoce historias de otros jóvenes que han emprendido el viaje y que en meses empiezan a enviar dinero. “Es ahí cuando muchos jóvenes dicen ‘si tú lo hiciste, yo voy a hacer lo mismo’, entonces allá van”, agrega.
Magdaleno Robledo es maestro de educación media en Tacaná y coincide en que “al ver experiencias de crecimiento económico de familiares, amigos, vecinos que están en EE. UU.” los jóvenes deciden marcharse.
Dijo que la migración en estos días es “muy constante” y que está íntimamente ligada a la deserción escolar después de la primaria.
Un millón 700 desertaron en 2022
Rosario Martínez, investigadora de migración de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), considera “preocupantes” los niveles de deserción que se dan año con año en el país, principalmente cuando se trata de dar el paso de primaria a secundaria.
Solo de 2021 a 2022, según los datos ofrecidos por el Mineduc, 1.7 millones de alumnos que salieron de sexto primaria no se inscribieron en primero básico, y 360 mil que salieron de tercero básico ya no se apuntaron para el diversificado.
La experta estimó que entre un 60% y 70% de estos jóvenes que se quedan fuera de las aulas emprende algún proyecto migratorio y al resto no le queda de otra que insertarse a la economía informal, porque quieren generar ingresos para sus familias.
Explicó que estos niños y jóvenes tendrán menos capacidades y habilidades para generar desarrollo o emprendimientos, lo cual impacta en la competitividad del país.
Martínez explicó que en encuestas que se han levantado la mayoría de los jóvenes quiere insertarse a la vida laboral porque quieren generar ingresos para sus familias ya que “están conscientes de que son responsables de contribuir”.
Por esa razón, aunque se construyeran establecimientos de básico y diversificado en cada aldea y tuvieran equipo y maestros no alcanzaría para detener el éxodo de niños y jóvenes que experimentan muchas comunidades porque la razón económica es la principal motivación para migrar.
Rosario Martínez, experta en migraciones de Flacso.
Pierde el país
Lucía Verdugo, oficial nacional de Educación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en Guatemala, expuso que hay varios factores que explican el decremento de la matrícula estudiantil a nivel medio.
Desde la desvinculación educativa que hubo a causa de la pandemia hasta el hecho de que a ese nivel educativo los estudiantes deben recorrer distancias más largas para llegar a su centro educativo ya que la oferta es más limitada. Además, que la educación que tienen al alcance les puede parecer poco relevante y pertinente, lo cual los desmotiva a continuar.
Sin embargo, añade Verdugo, el factor económico puede influir en esta disminución. A diferencia de la primaria, en secundaria los alumnos no cuentan con el apoyo de la alimentación escolar y a esas edades deben trabajar para ayudar a las familias o, en el caso de las mujeres, quedarse en casa al cuidado de hermanos menores o personas enfermas.
Guatemala es un país joven que aún puede aprovechar el bono demográfico.
La especialista de Unesco refirió que es necesario invertir en educación de calidad para propiciar la reinserción educativa de los jóvenes para que se desarrollen como ciudadanos plenos con competencias para la vida y la productividad.
“Si no se realizan esfuerzos en este sentido, se puede perder una gran oportunidad para el desarrollo del país”, sentenció.