Antes de la pandemia de covid-19 se tenían desafíos en la cobertura. Se calculaba que solo dos de cada tres niños asistían a preprimaria, nueve de cada diez a primaria, la mitad asistía al ciclo básico y apenas uno de cada cuatro a diversificado. (Gráfica 1: Tasa neta de cobertura por nivel educativo, 2012 a 2019)
Los indicadores de calidad educativa medidos por medio de pruebas realizadas a los estudiantes en los distintos grados y niveles educativos señalaban que los alumnos no estaban aprendiendo lo que deben aprender.
Como se puede apreciar en la gráfica 2 —Niveles de logro en lectura y matemática, alumnos graduandos, 2010 a 2019—, en 2019, solo uno de cada diez graduados (14%) alcanzó el nivel de logro en matemática y un tercio (37%) alcanzó el nivel de logro en lectura. En la prueba internacional PISA-D realizada a estudiantes del ciclo básico en 2018, solo uno de cada diez alumnos (10%) alcanzó la aptitud mínima en matemáticas, y tres de cada diez en lectura (30%) y similar proporción en ciencias (26%).
Docentes
Uno de los factores que más impacta en la calidad educativa son las habilidades y destrezas que poseen los docentes. Como se puede observar en la gráfica 3, las pruebas realizadas a los maestros optantes a plaza en los niveles de preprimaria y primaria en el 2019 muestran que tuvieron la mitad de las respuestas correctas en lectura (49%) y estrategias de enseñanza (53%), y solo un tercio de las respuestas buenas en matemática (36%). Si a esto se suma que no existe un sistema de reclutamiento que garantice la contratación de buenos docentes, la calidad educativa se ve comprometida.
En el 2016 se eliminó la norma de que los docentes de preprimaria y primaria que obtuvieran menos de 60 puntos en la prueba diagnóstica no entraran a la nómina de elegibles para ocupar las plazas vacantes. Además, de los cinco criterios que se toman en cuenta, el de la prueba diagnóstica solo tiene un peso de 15 de los 100 puntos, con lo cual no se garantiza la contratación de los mejores candidatos. Para el nivel medio, aún no se ha podido aplicar el sistema de oposición, aunque recientemente se publicó un reglamento que norma el proceso.
Fondos
Adicionalmente, los recursos financieros destinados al Ministerio de Educación (Mineduc) han aumentado en los últimos años. Como se puede observar en la gráfica 4 —Presupuesto general de egresos y presupuesto devengado por el Mineduc (millones de Q y proporción)—, el presupuesto devengado se multiplicó por 2.3 entre 2008 y 2020, pasando de Q5,793 millones en 2008 a Q16,733 millones en 2020. Asimismo, en relación con el presupuesto de todo el Estado, creció del 13.6% en 2008 al 17.3% en 2020.
En el mismo período pasó del 2% al 2.8% del Producto Interno Bruto (PIB). Cada vez el gasto en salarios ocupa una mayor proporción del presupuesto, dejando poco espacio para la inversión en otros rubros. El gasto en salarios en relación con el presupuesto del Mineduc pasó del 68% al 80% entre 2008 y 2020, habiendo alcanzado el 86% en 2016. Este crecimiento está relacionado con aumentos salariales que se han otorgado a través de pactos colectivos que aumentan de manera general los salarios sin tomar en cuenta el mérito.
El principal reto por superar está relacionado con la calidad educativa y es la puesta en marcha de un sistema eficiente de formación, reclutamiento y evaluación docente, de tal manera que en el futuro se pueda hablar de una adecuada carrera docente que inicie con elevados estándares de formación, que tenga filtros adecuados en el proceso de reclutamiento, un sistema de evaluación permanente, programas de formación en servicio vinculados al logro del aprendizaje en los estudiantes y sistemas de ascenso y remuneración cuya esencia sea el mérito.
Se debe abandonar la práctica recurrente en los últimos años de aumentos generalizados de los salarios por medio de pactos colectivos, pues estas negociaciones impiden la implementación de una carrera docente.
Asimismo, se deben cumplir los demás requisitos que están normados para el cambio de escalafón, y no únicamente el tiempo en servicio. La prueba diagnóstica debe aumentar en importancia como condición de contratación y volver al requisito del puntaje mínimo para estar entre la nómina de elegibles.
Asimismo, debe implementarse una política de tecnología educativa. Es imperante fortalecer la formación inicial docente y la formación en servicio en el uso de tecnologías de la información y comunicación como herramientas pedagógicas y para el desarrollo de competencias de los estudiantes.
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María del Carmen Aceña es Investigadora asociada del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien) y exministra de Educación.