En una entrevista asegura que los reconocimientos le hacen sentir “orgullo” pero también “la responsabilidad” de “desarrollar más cosas” útiles desde una tecnología que aún tiene mucho que ofrecer.
En 2012 fue homenajeado por la Casa Blanca por su “sobresaliente” carrera científica; su nombre aparece entre “los 50 mejores cerebros” (Discover Magazine) o los 10 jóvenes brillantes de Popular Science Magazine y la revista Foreign Policy le eligió en el 2011 como uno de los nuevos rostros del pensamiento iberoamericano.
Es lo que le impulsa a trabajar, porque desde que en 2009 vendió Recaptcha a Google es millonario. “Me retiré por una semana, pero me aburrí. La computación es divertida”, explica este informático que entonces empezó a pensar en qué podía hacer por la gente y decidió crear un sistema para facilitar el aprendizaje de idiomas.
Es Duolingo, un sistema virtual que tiene actualmente 12.5 millones de usuarios activos, todo un éxito gracias a que “es gratis” -la compañía se financia proponiendo a sus usuarios traducciones de texto por las que pagan compañías como CNN- y a que es “divertido”, como “un juego”.
Luis Von Ahn sigue inmerso en esta compañía, que espera llegar a ofrecer a final de año a sus usuarios cincuenta idiomas y, al tiempo, en la idea de renovar el aprendizaje de otras materias, animado por la eficiencia de Duolingo, un sistema que, según un estudio de la Universidad de Nueva York, en 34 horas de uso tiene los mismos resultados que en un semestre universitario.
En un futuro no muy lejano, este genio de la informática asegura que no se tardará en crear “una moneda totalmente virtual que reemplazará a todas las monedas” o nuevas aplicaciones que “revolucionarán” el sistema de salud.
“Es uno de los campos que aún no ha sido revolucionado por Internet, seguramente muchas cosas no han pasado por la política o por las industrias que dicen a los políticos lo que hay que hacer. Por eso se ha movido más lento que otros sectores” y explica que el 50 por ciento de las visitas al médico se podrían solucionar a través de Skype.
También existen ya, asegura, coches que se conducen solos, aunque “aún no son legales“.
Son aplicaciones que no le sorprenden porque en su opinión “en los próximos cincuenta años los ordenadores van a poder hacer la mayoría de las cosas” que hacen los humanos.
“El cerebro es un circuito químico, no hay razón por la que ese circuito no pueda ser copiado. Hoy es imposible pero, hasta donde sabemos ahora, no hay razón por la que esto no pueda pasar”, afirma.
Incluye entre esas funciones que pueden ser copiadas los sentimientos: “¿De dónde vienen los sentimientos? de algo que pasa en el cerebro, es algo que nadie entiende, pero forma parte de ese circuito del cerebro que en el futuro puede ser copiado por un ordenador”, asegura.
“No va a ser rápido, tal vez no lo veremos“, dice Luis Von Ahn.
Lo que no aventura es qué aplicaciones podrían tener estos ordenadores del futuro, ni qué problemas darán: “no hay nada que sea ciento por ciento bueno”.