La angustia de los vecinos crecía rápido, porque el temporal no se detenía, ya habían pasado algunas horas, pero lejos de cesar, era cada vez más intenso el aguacero.
Aproximadamente a las 00.30 horas del sábado 30 de septiembre, los vecinos del lugar escucharon un fuerte estruendo.
Con pánico, lograron salir corriendo de sus casas, y momentos después vieron que sus viviendas estaban totalmente inundadas, por una correntada de agua con lodo y tierra.
Los vecinos en su angustia comenzaron a gritarles a los demás pobladores que salieran de sus viviendas.
Después de la tragedia y ante la incertidumbre por la hora, los residentes de la zona comenzaron a hacer un conteo rápido de las personas que estaban ya afuera de sus casas.
Durante ese momento se creía que la calma había llegado a la comunidad, porque pensaron que lo peor ya había pasado, pero solo fue un breve descanso, porque luego sucederían más tragedias.
Una de las vecinas más queridas del lugar era doña Urbina Rivera Duarte, una señora de la tercera edad de la comunidad, quien al salir de su casa luego de la primera correntada, se percató de que no tenía ropa ni provisiones, por lo que decidió regresar a su vivienda para sacar algunas cosas.
Pero en ese momento otra correntada azotó a las viviendas, impidiendo la salida a la mujer, quien falleció y su cuerpo fue encontrado momentos después.
Entre los vecinos que no aparecían estaba la familia Rodríguez España, por lo que los comunitarios los comenzaron a buscar, sin éxito.
Tres personas estaban desaparecidas: Yeny España, una madre descrita por los vecinos como amorosa y preocupada por sus hijos; además, Diego Alejandro, su hermano mayor, y Óscar Manrique Rodríguez España, el más pequeño del hogar.
La casa de la familia estaba llena de lodo, piedras, agua, pero sin sus integrantes. La mañana del sábado 30 de septiembre apareció el cuerpo de la primera víctima, Yeny España, en jurisdicción de El Salvador, zona limítrofe con Guatemala, sobre el cauce del río Angue.
Horas más tarde y atrapado entre las ramas de un árbol, se encontró el cuerpo de Diego Alejandro, quien apenas inicia sus clases para recibir la primera comunión en la parroquia de su municipio.
La mañana de este domingo 1 de octubre, Día del Niño, se confirmó el hallazgo del cuarto cuerpo víctima de la tragedia: el pequeño Óscar Manrique, que fue localizado a orillas de la aldea Valeriano, Concepción Las Minas, cercano a la frontera con El Salvador.
Con la localización del menor, los socorristas contabilizaron a las cuatro personas que en un inicio estaban desaparecidas. La tragedia del río en Concepción Las Minas, Chiquimula, les había cobrado la vida.
La familia España, era muy conocida en la zona, puesto que Jeny participaba en las actividades de la iglesia y siempre había sido una madre responsable con sus hijos, según relatos de sus vecinos.
“La verdad es que nosotros no lo podemos creer, porque yo todavía le di clases de Primera Comunión a Diego Alejandro y para nosotros es difícil, porque ya no los veremos”, aseguró, doña Betty Posadas, una vecina de la localidad, entre lágrimas.
Datos de la tragedia
Trece casas fueron las que más daños tuvieron producto de la crecida del río del lugar. La fuerza del agua y la correntada arrancó árboles de raíz y destruyo las viviendas.
Además, los socorristas localizaron un carro entre la correntada, sin tripulantes, y la hipótesis de los bomberos es que en el vehículo no se encontraban personas al momento de la tragedia.
Las estadísticas
- Cuatro personas fallecidas
- Seis viviendas con daño severo
- Seis familias sin vivienda
- 25 personas afectadas
- Cuatro viviendas con daño moderado
- Cuatro familias (18 personas) afectadas