Comunitario
|Suscriptores
Lloverá sobre mojado: población en crisis alimentaria enfrenta amenaza por impacto de La Niña
Áreas del país en donde hay hogares con problemas para acceder a alimentos podrían resultar afectadas por el exceso de lluvias que acompaña al fenómeno climático.
Por el paso de las tormentas Eta e Iota en el 2020 los cultivos se dañaron por el exceso de la lluvia. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Durante los próximos días de mayo las lluvias comenzarán a extenderse por el territorio nacional luego de una temporada de sequía y de altas temperaturas ocasionadas por el fenómeno El Niño.
El pronóstico es esperanzador para quienes subsisten de la agricultura y que esperan las primeras precipitaciones para sembrar; sin embargo, la previsión climática que recién presentó el Instituto de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) indica que para el trimestre de mayo a julio en varias regiones del país lloverá por arriba de los niveles normales, lo que puede ser perjudicial para los cultivos.
Para el sur del país, en las regiones de boca costa y el Pacífico se espera entre 50 a 200 milímetros de precipitaciones por arriba del promedio. En el caso de Izabal y el sureste de Petén se prevé "anomalías negativas" entre 50 y 100 milímetros aproximadamente. Sería un 20% y el 40% más de lluvia de lo normal, según el ente científico.
Las altas temperaturas continuarán por unos días más, y estas pueden registrase por arriba de los 40 grados Celsius, según el Insivumeh, para dar paso a las lluvias y la aparición de La Niña, fenómeno que se caracteriza por el exceso de precipitaciones en la mayor parte del país.
“Se prevé un mes de junio lluvioso para Guatemala, pudiéndose presentar algún temporal -días con abundante nubosidad, lloviznas y/o lluvias de carácter intermitente-”, dice la perspectiva climática del Insivumeh.
A esto se suma que la canícula -reducción de lluvia- no será prolongada, y podría presentarse entre la segunda quincena de julio y la primera de agosto. Además, que este año la temporada de huracanes será más activa, según informe del Centro de Investigación de Tiempo y Clima Tropical de la Universidad Estatal de Colorado (CSU, por sus siglas en inglés).
En el Atlántico se podrían formar 23 tormentas, lo que supera el promedio histórico de 14, además de 11 huracanes (de una media de siete) y cinco huracanes mayores (de un promedio de tres). Aún no se puede estimar la trayectoria de estos ciclones, pero podría afectar el territorio nacional.
Antecedente de daños
El aumento de lluvia puede traer serias afectaciones al provocar inundaciones repentinas, desbordamiento de ríos y deslizamientos de tierra en áreas propensas a estos eventos, lo que se traduce en un riesgo para la población y la infraestructura, pero también tiene un impacto negativo en la agricultura.
Por el fenómeno El Niño en el 2023 se dañaron 72 mil 612 hectáreas de cultivos de los productores de autoconsumo, de acuerdo con un informe del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga). Esto complicó el sustento de cientos de familias.
En el mapa de inseguridad alimentaria elaborado por la Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambruna para el período de junio a septiembre se identifica a población en un nivel de crisis concentrada en el llamado corredor seco, que abarca en mayor extensión los departamentos de Zacapa, Chiquimula, Jutiapa, Jalapa, El Progreso, Baja Verapaz, Alta Verapaz, Quiché, Totonicapán, Huehuetenango y San Marcos.
Allí los hogares rurales tienen escasas reservas de maíz y frijol para afrontar el período de hambre estacional, situación que los orilla a implementar estrategias de afrontamiento, como la venta de activos productivos y reducción de alimentos en la dieta familiar.
Mientras que tienen serias limitaciones para alimentarse al no tener provisión de granos, la presencia del fenómeno de La Niña podría complicar su situación.
Según el mapa de perspectiva climática del Insivumeh, para el trimestre de mayo-julio en la franja transversal del norte, el oeste del Caribe, el sur del altiplano central, la boca costa y la mayor parte del Pacífico tendrán una temporada de lluvia por arriba de lo normal.
Con ello hogares que están crisis de inseguridad alimentaria en Alta Verapaz, Quiché, Huehuetenango, Jutiapa y San Marcos tendrán una doble afectación, pues lo poco que logren sembrar podría ser anegado por el agua.
El pasado fenómeno de La Niña fue uno de los más prolongados hasta ahora, pues duró de 30 meses, según reporte del Insivumeh. Durante ese tiempo se tuvo la amenaza directa e indirecta de cinco tormentas tropicales: Cristóbal, Amanda, Nana, Eta e Iota.
Las dos últimas dañaron 136 mil 761.20 hectáreas de granos, legumbres y otros productos, un impacto económico que ascendió a Q897 millones, como reportó el Maga.
Apoyo a la resiliencia
El impacto que causó El Niño en los cultivos de los agricultores de subsistencia y el que pueda causar La Niña agravará la inseguridad alimentaria en el país, cuya cifra oficial es de 3.1 millones de personas afectadas hasta febrero del 2023, y se espera una actualización para julio próximo.
Ante las condiciones climáticas que se avecinan, en la que se prevé una intensa temporada de huracanes, Tania Goossens, directora y representante en Guatemala del Programa Mundial de Alimentos (PMA), indica que esto puede complicar la situación de las familias que ni bien logran recuperarse de los efectos de la sequía prolongada, por ejemplo, cuando viene otra crisis que les impide sobreponerse.
“Cada vez que hay algún impacto, en este caso El Niño, los hogares se vuelven más vulnerables y recurren a estrategias de afrontamiento. Esa es la preocupación, porque las personas empiezan a saltarse comidas, empiezan a vender sus activos y no logran salir de este círculo vicioso”, dice Goossens.
Por esa razón hace énfasis en trabajar en acciones anticipatorias y preventivas para que las comunidades sean más resilientes y puedan adaptarse rápidamente a estos embates del clima, considerando que Guatemala es un país altamente vulnerable al cambio climático.
En esa línea, menciona la iniciativa Mano a Mano que impulsa el Gobierno y que busca atender las causas estructurales de la pobreza y malnutrición, abordaje que el PMA también desarrolla en varias comunidades.
Agrega que es necesario fortalecer las capacidades a nivel de los municipios para que tengan su propio plan de respuesta ante este tipo de desastres naturales.
Como un abordaje positivo en apoyo a estas poblaciones están los microseguros que se activan para proteger las cosechas de las familias en momentos de vulnerabilidad, que en el caso del PMA apoya a 14 mil hogares.
Además, de la reserva estratégica de alimentos que se tiene a nivel estatal para dar con raciones de alimentos a los hogares afectados en casos de emergencia, acción que también realizan la comunidad internacional.
“Como PMA acabamos de expandir nuestros esfuerzos a Izabal, por ejemplo, porque es una región afectada por las tormentas, lluvias e inundaciones. Nos estamos anticipando y preparando”, añade Goossens, pues este es uno de los departamentos en los cuales el Insivumeh pronostica precipitaciones por arriba de lo normal. En el 2022 varias aldeas quedaron anegadas por el desborde del río Motagua.
Producción en riesgo
La perspectiva agroclimática para mayo elaborada el Centro de Información Estratégica Agropecuaria del Maga refiere que los cultivos con mayor riesgo por las lluvias arriba de los 400 milímetros son granos básicos (maíz y frijol) café, hule, macadamia, sandía, melón, cítricos, mashán, mango, piña, caña de azúcar, palma de aceite y pastos.
Mientras que los departamentos más susceptibles son Quetzaltenango, Suchitepéquez, Retalhuleu, Escuintla, San Marcos, Sololá, Escuintla, Santa Rosa, Sacatepéquez y Chimaltenango.