El levantamiento de datos también persigue establecer el alcance que ha tenido la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición, la estrategia que el gobierno adoptó para combatir la desnutrición, pues uno de cada dos niños menores de cinco años padece desnutrición crónica en Guatemala, según la Encuestas Nacional de Salud Materno Infantil 2014-2015 (Ensmi), lo que coloca al país en el primero de América Latina y el sexto del mundo con la tasa más elevada de estos casos.
De acuerdo con María Eugenia de León, Secretaria de la Sesán, en el 2023 se realizará la evaluación final del impacto de la estrategia, como la disminución de la prevalencia de desnutrición crónica en niños menores de cinco años, así como la reducción de la anemia y la incidencia de sobrepeso en niños menores de cinco años y en mujeres en edad fértil, entre otros.
Son 15 mil 859 hogares los que se prevé encuestar, en un total de 529 sectores cartográficos distribuidos en todo el territorio nacional. Además, se evaluará a 6 mil 788 niños menores de cinco años para conocer su condición nutricional.
Estaba previsto que la recolección de información comenzará en los primeros meses del 2020, sin embargo, por la pandemia del covid-19 se retrasó e inició en abril de este año. En diciembre próximo se elaborará el informe preliminar de los resultados de la encuesta de la línea basal.
Al 21 de junio ya se había cubierto 93 sectores, un total de 2 mil 81 hogares, se encuestó a mil 481 mujeres en edad fértil y 610 niños menores de cinco años, según reporte de la Sesán.
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Tobías Tzoc, representación de la Comisión Departamental de Seguridad Alimentaria (Codesan) de Totonicapán, indica esta línea basal permitirá medir los impactos de las acciones de la Gran Cruzada, sin embargo, los diferentes programas del Gobierno para seguridad alimentaria siguen teniendo una baja ejecución, por lo que el compromiso puede estar, pero el apoyo no llega a las personas que los necesitan.
Alrededor de 3.5 millones de guatemaltecos están actualmente en crisis o emergencia de inseguridad alimentaria aguda, según las Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fase (CIF), y para conseguir alimento, los que tienen posesiones las venden, o bien gastan los pocos ahorros que tienen, recurren a préstamos monetarios, reducen los gastos de salud y de educación. La situación de esas familias no mejorará en los próximos meses, la proyección es que sigan así hasta enero del 2022.
Trabajo de campo
Los encuestadores realizan preguntas acerca del hogar, la mujer y los niños. La información que se recoleta está relacionada con temas de salud y nutrición, alimentación, producción de alimentos, agua y saneamiento, participación de los hogares en programas gubernamentales de protección social, como son las transferencias monetarias y otras intervenciones que desarrolla el Ministerio de Desarrollo Social.
Además, en las preguntas que se hace a los encuestados se aborda cambios de comportamientos en salud y nutrición que tienen las madres en el cuidado de sus hijos, se ve la antropometría de los niños, se hace extracción de sangre tanto de las madres como de los menores, esta evaluación permitirá tener información relacionada a sobrepeso, obesidad, anemia y desnutrición.
También se recopilan datos de la escolaridad de los miembros del hogar, ocupación de los mayores de 15 años y el estado fisiológico de la mujer, indicó Mireya Palmieri Santisteban, directora del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Salud y Nutrición, del INCAP.
Son 50 personas del Incap que trabajan en este proyecto, los encuestadores son 26, hay supervisores y cartógrafos. Los datos los recopilan en tablets móviles, con estos se genera una base de datos, y al estar completa la información se realizará el análisis para conocer la situación del país en cuanto a seguridad alimentaria y nutrición.
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En el terreno el equipo se auxilia de mapas cartográficos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística, los cuales están basados en el Censo Poblacional 2018, estos les permiten ubicar las viviendas que hay en cada sector. Los hogares que son encuestados se seleccionan de manera aleatoria.
La información “permitirá ver cómo está la cobertura de los programas y ver si es necesario incrementar acciones, asignar más recurso, y sobre todo ver si las intervenciones en realidad llegan a las poblaciones más vulnerables”, indicó Palmieri.
Serán las instituciones que llevan a cabo las intervenciones de la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición las que deberán enfocar o mejorar los programas que apoyo basadas en estos datos.
“Se espera al final de período de Gobierno tener información para comparar con esta línea de base y poder decir si la Gran Cruzada ha tenido o va a tener el impacto esperado”, agrega Palmieri.
Pero en el corto plazo el plan es tener datos ya analizados en diciembre, principalmente de nutrición, y entregarlos a la Sesán.