¿Qué importancia tienen para Guatemala y para el futuro del país estas reformas?
Morales: El cambio que tiene para el país es el cumplimiento de los derechos humanos de las niñas. Evitar que se encuentren en situaciones de mayor vulnerabilidad en cuanto a asumir responsabilidades de amas de casa y en la preparación que se tiene desde el punto de vista de género de existir exclusivamente para el matrimonio. Esto repercute en la economía de las niñas, en el cumplimiento de un plan de vida, en el derecho de disfrutar de las diferentes etapas de su vida.
en niñas menores de 14 años se han registrado de enero a octubre de este año.
Simán: Nosotros coincidimos: creemos que la clave aquí es que las niñas puedan ejercer sus derechos humanos. El derecho a la educación, a la salud, es vital. Aunque consideramos que el cambio no es suficiente porque tiene que ir acompañado de otras acciones, es necesario para que no se estén dando situaciones como las que estamos viendo, incluso menores de 14 años que están teniendo bebés, y los matrimonios forzados.
¿Qué acciones consideran que deben acompañar a las reformas al Código Civil?
Skoog: Lo que necesitamos ahora es una sensibilización a toda la población sobre los cambios, y sobre todo a los jueces y juezas para restringir las excepciones —en la Ley— a los casos realmente válidos. La Ley no especifica detalles sobre qué excepciones son válidas y es importante detallar eso, para que no sea discrecional a los jueces.
¿Qué parámetros deberían existir para que un juez pueda determinar una excepción?
Skoog: Creo que dos criterios mínimos deberían ser escuchar la voz y la opinión de la niña o el niño, pero normalmente hablamos de las niñas.
Ellos tienen derecho de ser escuchados y opinar sobre lo que afecta su vida. El otro es el principio del interés superior del niño o la niña, y no el interés del adulto que quiere casarse con esta niña.
¿Hacia dónde deben encaminarse los esfuerzos por parte del Estado?
Skoog: Son varias instituciones que tienen un rol por jugar y no quiero priorizar una. En general, vemos un Estado muy débil, con poco financiamiento, pero no significa que no puede actuar. Yo creo que si hablamos del Mineduc, por ejemplo, es sumamente importante; hay una política que es buena, pero no está implementada en cuanto a la educación sexual y reproductiva, y esto debe ser en todas las escuelas privadas como públicas. Dentro de la familia y la comunidad hay que hablar de estos temas para empoderar a las niñas, para que sigan con sus sueños y oportunidades.
¿Cuál debe ser el reto en las familias de diversas culturas que tienen como costumbre matrimonios en menores?
Morales: Indudablemente los cambios estructurales son muy difíciles. No podemos decir que porque ha sido una costumbre no se puede cambiar, se puede cambiar y tenemos obligación quienes somos defensoras y defensores de derechos humanos de incidir para que esto cambie.
Simán: Las costumbres nunca están sobre los Derechos Humanos. El que venga un ministro o una ministra de Educación con ciertas creencias religiosas no es justificación para que no se imparta una educación integral de la sexualidad.
¿Cómo romper estereotipos de usar anticonceptivos, de ser más coqueta o de la violencia intrafamiliar?
Skoog: Todas las mujeres tienen el derecho de decidir cuántos niños y cuándo quieren tenerlos. No podemos aceptar que los padres decidan por las niñas, y si usan anticonceptivos es su derecho y deben tener la información sobre eso. Tenemos que romper con ello —estereotipos— por medio de campañas a todos niveles.
Simán: A través de la educación puede hacerse a nivel formal e informal.
Morales: Toda la información, sensibilización y divulgación también tiene que tomar en cuenta la pertinencia cultural. Deben divulgarse no solo el contenido de la Ley, sino también de los derechos en su propio idioma.