Los iban a acompañar 11 pequeños más, pero fueron víctimas de una tragedia que hasta el momento se cobró la vida de 112 personas.
Los cuerpos de socorro, los encargados de rescatar a más de un centenar de cadáveres, estiman que aún hay otras 300 personas bajo tierra.
Este domingo, en la misma iglesia donde se iba a celebrar el acto litúrgico, los protagonistas fueron el dolor y la desolación de decenas de personas.
En el mismo espacio se velaban dos cuerpos de las víctimas del alud y las niñas que hacían su comunión pasaban frente a los ataúdes con sus vestidos blancos y la mirada cabizbaja.
La pequeña Melany, de apenas 7 años, esperaba en los bancos mientras el ataúd de Jonathan Torres, de 16, salía a hombros de sus amigos y familiares entre muestras de dolor.
Con tristeza, la pequeña observaba la escena de un día que debería ser de fiesta, como es costumbre en Guatemala, y que quedará marcado en su memoria.
“Extraño a mis amigas y quisiera que estuvieran aquí”, dijo a Efe Juana, de 8 años, al agregar que estaba feliz por llevar su vestido y de conocer a Cristo.
Los niños realizaron su primera comunión y se marcharon cogidos de las manos de sus padres.
“Usualmente se hace un almuerzo en la casa con música y se celebra, pero hoy no haremos nada por respeto a los 11 niños que no pudieron venir a su primera comunión”, comentó Raúl Salazar, un padre que llevó a su hija de 7 años.
El casco urbano de Santa Catarina Pinula era una mezcla de actividad, donde los voluntarios llevaban comida al personal de rescate y los ataúdes eran cargados a hombros por los dolientes.
Soldados, socorristas y policías llenaban las calles tomando un pequeño respiro tras días de duras tareas de rescate que marcarán en adelante sus vidas.