“Mi nombre es Delphine, tengo 32 años, nací en Lavarreda, Guatemala en 1985. Me llamaron Fabiola Catalán”, así fue como Magnée, quien vive en Nulle, Bélgica y trabaja como secretaria en un bufete de abogados, respondió a una de varias preguntas que accedió a contestar mediante correo electrónico.
Adopción
María José Pire y Philippe Magnée, se convirtieron en los padres de Delphine Magné en 1985, pues no existía la posibilidad de que ellos tuvieran uno propio. Cuatro años antes ellos comenzaron el proceso de adopción en Guatemala. “Ellos querían una niña”, dice Magnée. En realidad ella sabe poco de ese proceso.
“De nuevo, me sentí abandonada. Su muerte para mí fue un desastre, era muy unida a ella. ¡Era la mujer de mi vida!”, exclama Delphine y en las líneas de su texto se sentía la nostalgia que le provocó la segunda pérdida de uno de sus seres más queridos.
Magnée agradece a María José la oportunidad de adoptarla y recuerda que ella jamás le ocultó que no era la madre biológica. Además que le pedía que jamás juzgara a su mamá en Guatemala, por haberla dado en adopción.
Búsqueda incansable
Luego de esa lamentable pérdida para Magnée, ella decidió ahondar más en la información que tenía con los papeles de su adopción, que conservó muy bien cuando murió María José.
“Tengo todo traducido (al francés) a través de Google Traslate y al leer eso, entendí que mi madre adoptiva siempre me dijo la verdad: que existía una aprobación para que yo fuera confiada a una familia hermosa”.
Fue así como la belga-guatemalteca descubrió en esos documentos que no era la única hija de Mirna Elizabeth Catalán, Magnée tiene tres hermanos biológicos en Guatemala.
Algunas veces se sentía decidida a venir, otras lo dudaba, creía no ser capaz de investigar su verdadero origen.
“A principios del 2017 mi vida cambió”, expresa Magnée quien con la ayuda Michael Hella, su pareja, decidió publicar un post en su cuenta de Facebook para lograr dar con el paradero de su familia biológica en Guatemala.
“Él sinceramente me ama, él me apoya”, dice Magnée.
Michael logró contactarse el domingo 7 de mayo último con una persona que vive en Lavarreda, zona 18, fue así como todo comenzaba a tener sentido para ella, asediada por escribir la página en blanco que dice tener en su vida, al no haber conocido a su madre Mirna Catalán, la esperanza ahora está más viva que nunca de reencontrarse con su familia en el país.
Pero una vez más su sonrisa volvió apagarse. Magnée se enteró de que Mirna Elizabeth Catalán había muerto en el 2015.
“Me siento huérfana por dos madres. Triste por no poder decirle que la amo”, dijo.
Magnée confiesa sentirse ansiosa de conocer a sus hermanos y sobrinos en Guatemala.
Además, ella se siente orgullosa de ser guatemalteca, considera que la gente en este país tiene valores, es generosa y sabe el significado de ayuda y humanidad, algo que ella considera en Europa se ha perdido.
Una pregunta sin respuesta
“Toda mi vida me pregunté por qué”, se cuestiona Delphine tratando de buscar una explicación del motivo por el que su madre biológica no la crio.
“Alguna vez pensé que ella fue obligada a abandonarme porque se sentía amenazada, tal vez ella no quería a una niña, tal vez fue violada. Ser adoptado es como tener la primera página de tu vida en blanco”, añadió.
“En resumen, tengo un montón de teorías durante estos 32 años, tratando de explicar el por qué de mi adopción”, refiere.
Sobre su padre biológico no tiene información alguna. Tiene curiosidad por saber si se parece a él. “No sé absolutamente nada acerca de la identidad de mi padre. Me pregunto, quién es; me pregunto si sabe que existo”, añadió.
Le diría a mamá…
Si Delphine tuviera la oportunidad de hablar por primera y última vez con su madre biológica, ¿qué le diría?, se le consultó y ella respondió: Quería que supiera que todos los días pensaba en ella. Imaginaba que vendría de vacaciones a conocer Bélgica, que descubriera que soy feliz y decirle a mis amigos: “miren, ella es mi madre”.
“Quería que descubriera mis lugares preferidos, en los que crecí, la casa familiar en Bélgica, mi casa, mi novio. Estoy triste de no poderle decir que la amo”, escribió Delphine.
Vida en Bélgica
“Vivo feliz en Bélgica, tengo una vida sencilla y nada me falta”, dice Magnée. Considera que en Bélgica al igual que su país natal también existe un clima de inseguridad, sobre todo en las grandes ciudades de Europa, ante los ataques terroristas que han ocurrido en los últimos años.
La gente no es cálida ni espontánea en ese continente, por eso dice Delphine que los países latinoamericanos son sus favoritos, porque “tienen el corazón en la mano”.
Delphine Magnée planea formar una familia con Michaell, su novio, con quien vive en Namur. Goza de la compañía de sus dos perros “Nemesis” y “Lara” con quienes disfruta salir a correr. Ha viajado por Nueva York, Londres y Francia, pero concluye diciendo: “Me siento orgullosa de que (Mirna Catalán) me haya bautizado como Fabiola Catalán”.