Esa realidad ha impulsado a la agroindustria nacional, y puntualmente, la azucarera, a establecer mejores prácticas y a implementar nuevas tecnologías para mitigar el impacto de sus operaciones y optimizar el uso de los recursos naturales como el agua.
En el caso de los 11 ingenios productores de azúcar activos en el país, precisamente han venido implementando, según su capacidad, prácticas de agricultura de precisión para el uso efectivo y óptimo de los recursos, incluyendo el agua.
La creación del Centro Guatemalteco de Investigación y Capacitación de la caña de Azúcar ha sido parte de la estrategia.
“Adaptarnos a las variaciones climáticas es uno de los grandes retos que enfrentamos, por ello estamos haciendo esfuerzos e inversiones importantes para usar tecnología y prácticas en el cultivo de caña y producción de azúcar que permitan usar menos agua. Cada ingenio está implementando acciones de acuerdo a sus capacidades”, aseguró Luis Miguel Paiz, gerente general de Asazgua.
Uso sostenible para el agua
La caña de azúcar es uno de los cultivos que menos agua necesita. Científicos del Centro Guatemalteco de Investigación y Capacitación de la Caña de Azúcar –Cengicaña- han cruzado variados tipos de plantas de caña y han logrado 33 variedades nuevas que son adaptables al cambio en el clima y disponibilidad de agua y además contienen más azúcar.
En el marco de la reducción del agua, ha contribuido el uso de una aplicación desarrollada por expertos de Cengicaña para optimizar el agua en el riego, la cual toma en cuenta temperatura, suelo, viento, humedad, inversión térmica y etapa de crecimiento de la planta. Así, se aplica solo el agua que el cultivo precisa.
Al menos el 72% del agua que la caña necesita para crecer, lo obtiene de la lluvia. En este sentido, el uso de tomas de agua es una práctica mundial, que permite a ciudades, comunidades, productores agrícolas y otras actividades humanas acceder al vital líquido.
En Guatemala, los ingenios usan agua de los ríos con tomas controladas y la usan para riego, sin interrumpir el curso del río.
Los ingenios han implementado además sistemas en el proceso de fabricación de azúcar para disminuir el uso de agua; como parte de su compromiso con el tema, ahora se usan sistemas de vibración para limpiar la caña y así evitar el uso de agua.
Se debe tomar en cuenta que, al final del proceso de fabricación de azúcar, quedan aguas residuales que son tratadas y aprovechadas para riego, las cuales están cargadas de minerales que aportan a la conservación de suelos, con esto los 11 ingenios cumplen con el reglamento 236-2006 del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales que regula las descargas y el reúso de aguas residuales.
Otros residuos del proceso de producción de azúcar también se aprovechan. Tal es el caso del uso de la biomasa como se le llama al bagazo.
Cada año, con 7,5 millones de toneladas de bagazo se genera energía eléctrica renovable para consumo de las industrias y el excedente lo venden al sistema nacional de electricidad.
Durante la zafra llegan a aportar hasta el 35% de la demanda eléctrica del país.
Huella hídrica
A nivel de industria, por ejemplo, a través de la investigación, desarrollo e implementación de tecnología ha sido posible desarrollar variedades de caña más resistentes al cambio climático, impactando positivamente en una eficiente producción del edulcorante.
Según el estudio de huella hídrica realizado por el Instituto Privado de Investigación sobre el Cambio Climático (ICC), la industria azucarera de Guatemala utiliza un 47% menos agua por tonelada de caña en comparación con otros países productores del grano blanco, como es el caso de Brasil y Estados Unidos.
Urgen una ley de aguas
Guatemala es uno de los pocos países del continente que no cuenta una ley general de aguas. En este sentido, “como sector azucarero consideramos relevante y necesaria una ley que regule el uso del agua pero es fundamental e imperativo que tenga rigor técnico, que garantice su sostenibilidad y evite responder a intereses particulares. Necesitamos una ley que ordene el uso del recurso de tal manera que todas las necesidades sean cubiertas y que haya certeza sobre el uso” indica Luis Miguel Paiz, gerente general Asazgua.
“La falta de certeza hace que haya desorden en su uso y conflictos como el que se dio en 2016 por los ríos. Desde entonces el diálogo a través de las mesas técnicas de diferentes ríos ha sido clave para que el uso del agua sea racional”.
Luis Miguel Paiz, gerente general Asazgua.
En este contexto, las Mesas Técnicas en los ríos de la Costa Sur, son un modelo que permite la coordinación de los usuarios para utilizar de manera sostenible el agua, y participan comunitarios, autoridades y productores agrícolas. Los ingenios se sumaron por el rigor técnico y por ser un mecanismo que contribuye a la gobernabilidad.
Nota del editor: La serie especial “Una nueva historia para el agua” cuenta con el apoyo de la Asociación de Azucareros de Guatemala —Asazgua—, como parte de una alianza estratégica que respalda el trabajo periodístico.