El espectáculo comienza con la anunciación del Ángel Gabriel a la Santísima Virgen María. Luego lleva a los espectadores a recorrer junto con los Reyes Magos su camino a Belén y termina finalmente con el nacimiento del hijo de Dios.
Meticuloso en su trabajo, Sánchez Donis se lleva varias semanas para reunir los materiales y elaborar los adornos que serán parte de toda una escena. “Tal vez por mi carrera quiero que todo se vea más real y lleno de significado”, confiesa.
El arquitecto utiliza la mitad de la sala para montar el nacimiento y se tarda un mes completo, pero los resultados impresionan, a tal punto que cada año toda la comunidad llega a su casa para admirar el belén de la familia.
Este año, a través de Facebook, los lectores de Prensa Libre otorgaron con sus votos el primer lugar al nacimiento de la familia Sánchez Donis.
Tradición de toda una vida
Óscar Calvillo, a sus 87 años, elabora nacimientos que cada año sorprenden. La avanzada edad de Óscar Gabriel Calvillo no es impedimento para participar en una de las tradiciones más importantes de la navidad guatemalteca. Lleva décadas dedicando tiempo, esfuerzo y sobre todo cariño a la elaboración de su nacimiento, año tras año.
Este año su belén obtuvo el segundo lugar en el certamen de Prensa Libre.
Esta vez, Calvillo representó el viaje de los reyes magos para ver al Niño Dios. Empezando por la visita de Melchor, Gaspar y Baltazar al palacio del rey Herodes, luego los regalos que le llevaron a Jesús y, finalmente, su salida de regreso a sus tierras.
Los muros, los animales de porcelana, las mismas imágenes son realzadas por una pequeña fuente que simula un río.
“Hacer el nacimiento nos motiva a hacerlo lo mejor que se nos permita”, dice Calvillo.
El mensaje del nacimiento
El belén de la familia Urrea Menéndez ganó el tercer lugar.
Para el profesor de Historia del Arte Roberto Urrea Menéndez, de 48 años, lo más importante del imponente nacimiento de 2.8 metros de alto y que ocupa 3.5 metros cuadrados es el mensaje que busca transmitir.
“En muchas familias se está perdiendo la tradición, y el árbol o los regalos es a lo que más le prestan atención, cuando lo más importante es mostrarle a todos el verdadero significado de la Navidad, que es el nacimiento de Jesús”, afirma Urrea Menéndez. Por eso le pone tanta dedicación a su nacimiento.
En el centro de la sala, el belén parece una isla que puede ser rodeada y apreciada desde 360 grados. Y sobre ese islote, una constelación de bombas doradas cuelgan del techo como coronando toda la escena.
Las luces le dan el toque final y hacen que destaque cada detalle.