La primera es que a pesar que como país hemos tenido varias emergencias, no hemos aprendido a manejar la crisis. No hubo un equipo de crisis, un liderazgo ante la tragedia y postragedia que diera instrucciones de cuál debería ser el mecanismo de actuación de cada una de las instituciones. El mayor liderazgo y mejor acompañamiento lo hizo la Procuraduría de Derechos Humanos; sin embargo, fuera de ésta no se logró identificar liderazgos. Fue terrible como todo el mundo se concentró en las niñas que murieron y en las heridas, que es normal, pero había que recordar que otros 500 niños y niñas estaban dentro de las instalaciones, que afortunadamente hubo muchas personas voluntarias y organizaciones que se hicieron cargo de la población, y también algunos buenos trabajadores de la misma Secretaría de Bienestar Social y de la Procuraduría General de la Nación.
¿La segunda lección?
Esto se había advertido en repetidas oportunidades. No tuvimos la capacidad de poder anticiparnos a este evento, que no es natural, como una lluvia, un terremoto. Me pregunto que si ante eventos que se pudieron prevenir y anticipar no somos capaces de reaccionar, ¿qué pasaría si hubiera un evento de tipo natural? Nos devastaría todavía más y esto vino a terminar de reafirmar la ausencia de un verdadero sistema de protección. Las instituciones siguen siendo incapaces de hablar entre sí y las reacciones de culpabilizarse unos con otros son evidentes, pero solo son el reflejo de lo que ha venido pasado en los últimos 15 años.
¿Alguna otra lección?
Es la poca confianza que sigue existiendo en el gobierno central de poderse apoyar en organizaciones con mucha experiencia. Hubo un aporte de buena voluntad de muchas organizaciones que se ofrecieron desde el mismo 8 de marzo.
¿A qué atribuye la poca confianza?
El Gobierno no confía en las instituciones porque tiene miedo de la crítica. Es la poca madurez del mismo Gobierno de aceptar la auditoría social que es un ejercicio de ciudadanía importante para la transformación de los sistemas. Si un estado, un gobierno, no acepta la auditoría social, no acepta la crítica, está en el camino equivocado. No puede el Gobierno asumir que lo sabe todo y no aceptar las propuestas desde afuera… a la par de la critica también somos instituciones que no solo hacemos auditoría social, también estamos dispuestos a fortalecer las instituciones públicas.
¿Qué retos tenemos?
Lo peor que puede pasar es que regresemos niños al Hogar Seguro. Este debe cerrarse definitivamente. Se debe rediseñar el modelo de manera temporal y buscar los mecanismos dentro del Organismo Legislativo de generar una nueva institucionalidad de protección con una rectoría única que garantice el funcionamiento adecuado de todas las instituciones.
El Refugio había advertido que había instituciones que eran obsoletas y ya habían colapsado, no era cuestión de personas, sino de la estructura de las instituciones y sobre todo de como fueron diseñadas. Estas instituciones no habían evolucionado en la medida que los problemas sociales de la niñez fueron evolucionando, en consecuencia la capacidad de respuesta se veía limitada, porque todas estas instituciones fueron creadas desde la Convención de los Derechos del Niño que tiene un modelo de doctrina de corriente irregular y cuando se aprueba la Convención vienen una nueva dinámica de atención y de protección a la niñez que es la doctrina de protección integral, entonces las estructuras de instituciones, como la SBS y la misma PGN, había que transformarlas y no fueron capaces de transformarse al ritmo que lo hicieron los problemas sociales de la niñez.
¿El modelo ya no debe estar bajo la sombrilla de Gobierno?
Tiene que tener una estructura diferente a la actual. Es sano que no sean programas que dependan directamente del presidente o la esposa del presidente.
Se habló de que le habían hecho el ofrecimiento de la Secretaría.
Sí me hablaron, pero creo que esto no se soluciona con cambiar secretarios o secretarias, yo hice una contrapropuesta que antes de nombrar al secretario se debería tener una especie de intervención de todo el sistema y generar de una vez la transformación del mismo. No me respondieron si se podía hacer o no, simplemente agradecieron que no aceptara y que valoraban mis recomendaciones.
Insisto en que no se puede solucionar la crisis solo con cambiar a las autoridades, debemos empezar el proceso de transformación del sistema.
¿Cómo ve a las nuevas autoridades?
Creo que quien asumió la secretaría es una persona con mucha experiencia, y que podría generar una buena atención desde la secretaría, pero si no tiene el respaldo del presidente, una comunicación directa con él y la primera dama, y si no le dan el apoyo necesario también podría fracasar en su intento. Se requiere mucho respaldo para ella. Creo que de parte de la sociedad civil y de los organismos internaciones hay confianza en el nombramiento hay disposición para apoyar, pero se necesita mucho más.