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Hogar Seguro es una pesadilla, deplora exinterna

Joven recuerda el horror de ver morir a una compañera en manos de otras menores.

“Las cicatrices en mis brazos no se comparan con el sufrimiento que viví” en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, asegura una joven que fue testigo de los maltratos en ese lugar que debió ser protección de la niñez vulnerable.

Su relato hiela la sangre: Recuerdo que además de inyectarme algún tipo de sedante vi cómo asesinaron a una niña en el cuarto de castigo, sin dejar a un lado lo terrible que todos los días era  comer con yodo”. Ella no quiso ser identificada por temor a represalias.

La exinterna contó que ingresó a los 11 años a los hogares estatales. El primero se encontraba en Zacapa y, poco tiempo después estuvo en una casa llamada San Ángel. Luego, un juez de Protección y Abrigo  ordenó que fuera trasladada al Hogar Seguro Virgen de la Asunción.


“Recuerdo que cuando llegué las patojas más viejas nos quitaban la comida y nuestras pertenencias. Las monitoras nos obligaban a bañarnos con agua fría de los toneles y nos pegaban cuando nos portábamos mal. Había una que nos torcía la mano. A ella  —monitora— le decían Manita de coche. Fue una pesadilla estar allí”, narró  mientras describía la forma como las agredían.

Agregó que en cada módulo había una encargada, quien además de supervisarlas  era responsable de llevarlas a las audiencias. Cuando las acompañaba  a las citaciones    los  módulos se quedaban sin vigilancia.

“Aún tengo pesadillas del lugar. La más recurrente es aquella noche que nos encerraron a un montón en el cuarto de castigo. Allí, a dos patojas les entró la locura y justificando un juego de güija atacaron a otra compañera. Cada vez que cierro los ojos vivo la misma escena. Las  jóvenes  le enrollaron una bufanda en el cuello a mi compañera y luego le enterraron unas tijeras. ¡La vi morir!”, refirió.

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