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El efecto de la pandemia sobre los sistemas de salud y los servicios ha sido generalizado en los países, y los reportes epidemiológicos sobre enfermedades que no son covid se han vistos impactados, pese a los esfuerzos que hace el personal de salud, menciona la doctora Mónica Guardo, Asesora de Vigilancia de la Salud, Prevención y Control de Enfermedades Transmisibles de la OPS/OMS en Guatemala.
La directora del Centro de Estudios en Salud de la Universidad del Valle, Celia Cordón, es de la misma opinión al decir que puede haber un subregistro de casos de dengue, como ha sucedido con otros padecimientos.
De acuerdo con el análisis del Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, la disminución puede deberse a que la transmisión del virus del dengue tiene un período cíclico y el mayor año endémico resultó ser el 2019, por lo que para el 2020 se esperaban menos casos.
Otra de las conclusiones es que por la pandemia y por las restricciones de movilidad que se han impuesto para ralentizarla la propagación del covid-19, las personas han permanecido más tiempo en sus hogares y esto evitó la circulación de la enfermedad.
Pero a esto también hay que sumar que los servicios de salud se han volcado a la emergencia del covid-19, y la atención a las arbovirosis -virus transmitidos por insectos, como el Aedes Aegypti con el dengue- ha pasado a segundo plano. La vigilancia para contener la transmisión del dengue no ha sido la misma que en años anteriores.
El temor de las personas de buscar asistencia médica por miedo a contagiarse del nuevo coronavirus, también influyen en que muchos casos no han sido notificados hasta ahora.
Según el reporte de Salud, el descenso en las cifras de dengue fue evidente a partir de la segunda quincena de marzo, lo que coincide con la llegada del covid-19 al país, pues el primer contagio del nuevo coronavirus ocurrió el día 13 de dicho mes.
En la semana del 12 al 18 de abril el registro era de 3 mil 292 personas infectadas con dengue. En 24 semanas que transcurrieron hasta el último reporte se sumaron 2 mil 102.
Son los departamentos de Baja Verapaz, Santa Rosa y Quetzaltenango los que tienen mayor incidencia de la enfermedad. Lejos quedó Huehuetenango, que el año pasado llegó a reportar el mayor número de infectados.
El grupo etario más vulnerable son los menores de 15 años, con énfasis en el rango de 5 a 9 años.
La lluvia influye
La temporada de lluvia contribuye a la propagación del zancudo Aedes Aegypti que se reproduce en pilas, recipientes, chatarra y llantas donde pueda acumularse agua. Allí el mosquito pone sus huevecillos para que sigan con el ciclo biológico de reproducción hasta convertirse en adultos.
Este año las precipitaciones han sido intensas, por tal razón María Carlota Monroy, investigadora del Laboratorio de Entomología Aplicada y Parasitología (LENAP) de la Universidad de San Carlos, considera que lo cantidad de casos de dengue es mayor a la reportada por el Ministerio de Salud.
“Pudo haber una reducción de casos debido a que la gente está en su casa y eliminar los criaderos de zancudo, pero no creo que sea una disminución del 86%”, agrega. No descarta que los datos no se hayan ingresado al sistema de Salud por atender la emergencia sanitaria, y que la gente no haya buscado atención médica por miedo a contagiarse de covid-19.
Preocupa mortalidad
Guatemala figura entre los países con menos casos de dengue en Centroamérica. Según el reporte de la OPS/OMS, hasta el 19 de septiembre Nicaragua tenía 37 mil 965, el número más elevado de la región, seguido de Honduras que al 5 de septiembre tenía 19 mil 353.
Pero más allá de la cifra de contagios en territorio guatemalteco, lo que preocupa son las muertes ocasionadas por la enfermedad. Se cuentan siete fallecidos, mientras que en Honduras son nueve las víctimas mortales y en Nicaragua, uno.
“Sí un país tiene menos casos en comparación con otros, pero tiene un número de muertos mayor, la letalidad es más alta, esa parte preocupa”, señala.
Trabajo de campo
Ahora que las restricciones de movilidad son menos, Guardo menciona que se puede realizar un trabajo más cercano con las poblaciones para controlar la propagación del dengue. Han salido misiones integradas por epidemiólogos y personal del programa de Enfermedades transmitidas por vectores del Ministerio de Salud, acompañados por expertos de la OPS/OMS, para conocer la situación en los departamentos.
Del 13 al 15 de octubre se visitó Baja Verapaz, uno de los lugares con más alto riesgo de país. Luego se movilizarán a Santa Rosa, Peten Sur Oriente, Izabal y Zacapa. La intención es conocer la situación epidemiológica del dengue, el impacto que tiene el covid-19 en las actividades y apoyar las acciones de gestión integral de control del dengue en esas áreas.
“Esta es una enfermedad transmitida por un vector, por el mosquito Aedes Aegipty, que se reproduce fácilmente en cualquier depósito de agua que estén en el domicilio o cerca. Las condiciones de temperatura y humedad que le favorecen las encuentra más fácilmente en algunos departamentos que en otros”, menciona Guardo. De esa cuenta, hay lugares que son altamente endémicos y el dengue está presente durante todo el año, como Izabal.
En Guatemala están circulan los cuatro serotipos del virus del dengue: DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4. Esto representa un riesgo mayor para la población, pues un individuo puede contagiarse hasta cuatro veces de la enfermedad, ya que al infectarse con alguno, crea resistencia para ese serotipo, pero no para los otros.
Cuando se ha contagiado de dos serotipos distintos, la probabilidad de que desarrolle dengue grave -hemorrágico-, este año en el país ya se reportan 13 de estos casos.
El dengue es una enfermedad distinta al covid-19, pero son igual de febriles, por lo que en principio pueden confundirse los síntomas. Mientras en la primera los signos de alarma son dolor abdominal intenso, vómitos y hasta sangrados; la segunda es una enfermedad respiratoria. En ambas la señal más frecuente es la fiebre.