Tampoco hay ventanas, pues desde que se construyó ese salón en el segundo nivel del centro educativo, se dejaron los múltiples orificios de 25 centímetros abiertos.
“Así lo dejaron”, menciona la maestra, quien confía en que “por lo regular no llueve por la mañana”, y les dice a sus alumnos que vengan “bien abrigaditos porque aquí sí hace frío”.
> Así empezó el ciclo escolar 2018, entre carencias y entusiasmo de estudiantes
Villa Nueva es uno de los 17 departamentos de Guatemala y uno de los más peligrosos del país: según datos de la Policía Nacional Civil (PNC) correspondientes a 2017 registró 4 mil 410 homicidios con una tasa de 26.1 asesinatos por cada 100 mil habitantes, principalmente debidos al conflicto entre pandillas, el trasiego de drogas y la sensación de abandono con la que vive la gente.
La Escuela La Paz, que cuenta con 581 estudiantes de primaria y básica, está ubicada en la finca El Zarzal, en la zona 4 del violento municipio. Fue llamada así por el nombre del asentamiento donde fue erigida a principio de la primera década del siglo XXI, con el reto de llevar la educación en terreno dominado por las maras.
Hace unos años, Regina recuerda que un grupo de mareros quería golpear a uno de sus estudiantes y ella salió a defenderlo. Les dijo que ella iba a platicar con él, que dialogaría para resolver el conflicto.
“Los niños necesitan mucho amor, ser escuchados y nuestro reto es enseñarles a que con la educación, las cosas que quieren pueden ser alcanzadas, sin la necesidad de las cosas inmediatas que los orillan a las maras”, comentó a Acan-Efe.
La maestra aplica métodos de resolución de conflictos en el aula y hace un par de años se ganó un premio (una plaqueta y una librera) por haber participado en Educación para la Paz, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
“Generalmente no se meten con los niños o con los maestros, de alguna forma nos respetan, nos dejan en paz”, menciona la maestra acerca de los pandilleros que deambulan por la zona, y que son uno de los principales problemas de la seguridad nacional.
Con la vuelta a clases tras las vacaciones en La Paz, regresan también “nuevos sueños, propósitos y más anhelos del corazón de los niños y nosotros, los profesores”, describe Regina, con la certeza de que ha visto más cambios “míos o de mis alumnos” que estructurales.
Según cifras oficiales, más de 4.1 millones de alumnos asistirán al ciclo escolar de 2018 en Guatemala que fue inaugurado por el presidente del país, Jimmy Morales, junto con su ministro de Educación, Óscar López.
El reto del Ministerio de Educación (Mineduc) es “superar los 183 días de clases que se brindaron en 2017”, en medio de la precariedad presupuestaria y una polémica modificación al currículo escolar básico que engloba la música, danza, teatro y plástica en el área de Expresión Artística, lo que generó críticas al Mineduc.
“Yo soy la maestra de arte, de música y teatro, y todo; de educación física también. Esos días vengo toda deportiva”, dice la maestra.
“Depende más de uno cómo dé su clase, siento que hay libertad de cátedra y el Currículo Nacional Base – el centro de las críticas- es muy amplio”.
Necesitamos variar de “lo tradicional” a una “amplitud que involucre la paz y el diálogo” para cambiar esa realidad amenazante de la niñez guatemalteca, concluye.