“Esta es una tormenta que te matará si no te apartas del camino”, advirtió el meteorólogo Dennis Feltgen, del Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés),. “Todos van a sentirla”, agregó.
A su paso por el Caribe, Irma dejó más de 20 muertos y a miles de personas sin hogar.
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“Como familia estamos previniendo. Colocamos protecciones en las ventanas. Esperamos en Dios que no pase tan fuerte y que los vientos no causen muchos daños. Nos estamos preparando con agua y gasolina. Las calles de Miami están vacías. Tenemos que prepararnos porque ha sido el primero en impactar así de fuerte el estado de Florida”.
Impacto masivo
Florida es el tercer estado más habitado de EE. UU., con casi 21 millones de pobladores, de acuerdo con el censo federal.
Ese estado ha tenido una veloz urbanización y ha adoptado códigos de construcción contra huracanes en la última década.
Mientras, la escasez de gasolina y los congestionamientos de tránsito dificultaban las evacuaciones en el sur de la Florida.
“Como familia, a pesar de que ya hemos pasado varios huracanes, estamos un poco asustados porque este tiene una categoría bastante más alta y viene con vientos más fuertes. Compramos un generador de energía eléctrica, pusimos madera en las ventanas y bolsas de arena en las puertas. Muchas personas han evacuado, pero nosotros pensamos quedarnos en casa”.
Los vehículos iban a vuelta de rueda en algunos tramos de las carreteras interestatales 75 y 95 hacia el norte, y muy pocos viajaban hacia el sur.
Catalogado como “catastrófico”, se espera que el huracán golpee hoy con vientos de 240 kilómetros y ocasione una subida brutal de las aguas de hasta ocho metros por encima de su nivel normal.
“Vayan a un albergue por su cuenta o se les retendrá contra su voluntad para evaluarles la salud mental”, instaban ayer los policías a los indigentes.
Se calcula que en esa ciudad viven mil cien personas sin techo.
Éxodo por la vida
Vehículos cargados con todo tipo de enseres como colchones o un kayaks se dirigían hacia el norte, a lo largo de las dos autopistas de Florida.
“Llevamos dos días de prevención. Esto incluye estar preparados con suficiente comida enlatada, agua pura, baterías para linternas. Hay varias escuelas en Orlando que se habilitaron como refugios para que quienes vivan en ciudades con mayor riesgo —como Miami— puedan venir a resguardarse. Estamos confiando en que Dios nos va a proteger”.
Hacia el sur, convoyes militares transportaban gasolina para permitir que más personas abandonaran la zona.
Antes de partir, en el parque de casas rodantes Sunnyside, un barrio de trabajadores en el oeste de Miami, los residentes protegían sus frágiles viviendas con planchas de madera o zinc mediante clavos y grapas.
“Los techos van a salir volando igual”, advertía Pedro Martí, un plomero cubano de 49 años, mientras colocaba de todos modos las planchas de madera, que él mismo tachó de “ridículas”.
En Miami Beach, la avenida Ocean Drive, usualmente llena de vida, con sus famosas tiendas y restaurantes, estaba desierta. “No nos asustas, Irma”, se leía en algunos grafitis sobre las placas de madera que tapiaban las vidrieras.
“Cerca de la costa, el aumento en el nivel del mar irá acompañado de grandes y destructivas olas”, informó el NHC, y agregó que para la mañana por la mañana, el ojo del huracán estará próximo a los Cayos de Florida.