La mayoía de las casas sin puertas y ventanas, señal que invita a recorrerlas. Hace siete meses eran el hogar de cientos de familias.
En medio de la desolación y destruccion, flores de Cardo Santo cobran vida. La zona fue inhabilitada por parte de las autoridades de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, a pesar del riesgo de permancer en el lugar, dos familias se niegan a abandonar su hogar.
A escasos cien metros de donde ocurrió la tragedia, vive la familia de Jorge Vaque Carrera, él asegura que no dejará su patrimonio. “Yo voy a salir de aquí, sé que es un área de peligro pero lo haré hasta que las autoridades me den una respuesta”.
“Yo vivo aquí tan cómodo y tranquilo, no voy a ir a pagar toda mi vida Q1200 de alquiler”. Vaque aseguró que no tiene miedo de morir, e insiste que no abandonará el lugar a menos de que las autoridades los incluyan en un proyecto de vivienda.
“No tengo miedo”
La otra familia se ubica a unos 400 metros de la zona del desastre, se trata de Rubelia Yumán quien vive con su esposo Juan Ramón Polanc, 44. Yumán ha vivido 26 años en El Cambray 2, explica que no piensa abandonar el área, la razón, no tiene a dónde ir.
“Al principio tenía miedo de salir, sentía que en la oscuridad los difundos me iban a aparecer, le pedí a Dios que me diera fortaleza”. cuenta Rubelia.
Cada día, la pareja trata de regresar a su hogar antes de las 18:30 horas porque no hay energía eléctrica en la zona.
Rubelia trabaja cuidando y alimentando cerdos por Q200 a la semana; su esposo es agricultor, pero no tiene un trabajo estable.