Comunitario

Esperar 24 horas: el mito que puede matar

El tiempo juega en contra cuando se busca a una persona, por lo que actuar rápido incrementa las posibilidades de encontrarla sana y salva.

El nombre de la alerta 
 es la combinación de Isabel y Claudina, dos mujeres que fueron víctimas de femicidio y por lo que el Estado fue condenado por la CorteIDH. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El nombre de la alerta es la combinación de Isabel y Claudina, dos mujeres que fueron víctimas de femicidio y por lo que el Estado fue condenado por la CorteIDH. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

En una aldea de Joyabaj, Quiché, el hallazgo de una niña desmembrada consternó a los pobladores. Fue hace un mes. Ella tenía 10 años, y la última vez que la vieron fue en una celebración del pueblo, una semana antes.

Su madre, Tomasa Saquic, denunció la desaparición ocho días después de aquella fiesta, no lo hizo antes porque esperaba que en cualquier momento su hija regresara a casa. Horas después de presentar la denuncia, los Bomberos Voluntarios  hallaron muerta a la menor entre unos matorrales.  De haber dado la alerta de su desaparición sin demora, su historia, quizá, fuera otra.

No se sabe dónde surgió la idea de esperar 24 horas para denunciar una desaparición, si por la influencia de las películas policiales o de la literatura.

La creencia se ha arraigado en la sociedad; sin embargo, cuando se habla de una persona extraviada, los minutos están en contra para localizarla, y para hacerlo con vida.

“Las desapariciones deben reportarse de manera inmediata… En minutos pueden ocurrir hechos trágicos”, comenta un miembro de la Unidad Operativa del Sistema de Alerta Alba-Keneth, la cual se encarga de generar los avisos de niños y adolescentes perdidos, que este año al 24 de julio ya sumaban 3 mil 868.

Lucrecia Vásquez, de la Secretaría de la Mujer del Ministerio Público (MP), coincide en que la celeridad con que se notifique a las autoridades correspondientes que una persona está perdida permite coordinar las líneas de investigación para comenzar su búsqueda. Las primeras seis horas son determinantes en el proceso.

Las denuncias de mujeres desaparecidas se reciben a través de la Alerta Isabel-Claudina, mecanismo que se activó el 6 de agosto del 2018. Hasta la semana pasada, se contaban   mil 675 reportes, de los cuales el 72 por ciento ya fueron desactivados, pero aún hay 474 casos cuyo paradero es incierto.

Cuando se trata de varones adultos, los reportes son atendidos en cualquier Oficina de Atención Permanente de las fiscalías de MP en todo el país.

¿Cuánto esperar?

No se puede establecer un tiempo prudente para acudir a las autoridades y reportar una desaparición, lo crucial es hacerlo al tener la mínima sospecha.

“Ya no hay que esperar 24 horas. Esa era una práctica de antes, de hace unos 20 años”, refiere Jorge Aguilar, vocero de la Policía Nacional Civil (PNC).

Para reportar a una persona extraviada se puede acudir a una comisaría de la PNC, al MP o hacerlo vía telefónica. Si se trata de la desaparición de un menor de edad, se debe marcar el 1546, de Alba-Keneth; si es una mujer, al 1572, de Isabel-Claudina, ambas alertas fueron creadas para atender con prontitud esos casos.

Cada denuncia debe ser atendida con igual sentido de urgencia, según lo establece el protocolo de ambas alertas. Aguilar indica que si un familiar llega a una subestación de la PNC y los policías no reciben el reporte, pueden ser destituidos.

Vásquez lo confirma, al señalar que van siete personas separadas de su cargo por tal motivo.

Sin demora

Mientras menos tiempo pase para reportar una desaparición, se puede seguir el rastro de la persona, dar con testigos claves y los recuerdos están más frescos para informar cada detalle de la última vez que fue vista la víctima.

En el caso de la hija de Tomasa, el haber actuado pronto pudo ayudar a la investigación y ubicar el paradero de los agresores, así como evitar el fatal desenlace.

Vásquez indica que se trabaja en desmitificar la espera de las 24 horas. No importa si al poco tiempo se constata que la persona no estaba realmente perdida, “por las razones que sean: porque les robaron el celular, se retrasaron o se fueron sin avisar, hay señoras que por demencia senil se salen a la calle…, lo que se quiere es ubicarlas y evitar una tragedia”.

En el último año, 10 mujeres con alerta Isabel-Claudina han sido encontradas sin vida. Vásquez menciona como común denominador de su muerte que “la alerta se activó tarde”.

Lamentablemente, en Guatemala, la saña contra las mujeres ha ido en aumento. Más de 800 son asesinadas al año, y la urgencia de emitir un reporte de desaparición puede contribuir a frenar ese número.

Hasta el momento, mil 201 mujeres han aparecido. En el caso de los niños y adolescentes, van dos mil 624.

Cuando son localizados, la alerta se desactiva; pero no en todos los casos. En situaciones en que la mujer huye del esposo por agresiones —se calcula que son el 28%—, el sistema de cómputo las puede delatar.

Al momento de ingresar los datos a la computadora, el sistema inmediatamente cruza información con reportes de violencia contra la mujer e incluso con reportes de la alerta Alba-Keneth, para saber si no desapareció con sus hijos. Si hay alguna vinculación, esa es una señal de alarma, por lo que, si llega a ser ubicada, el reporte continúa activo para su protección y que su conviviente no la encuentre.

Catherine Shaw era una turista británica que fue localizada sin vida en San Juan la Laguna, Sololá. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Se ha localizado, incluso, a víctimas que han cruzado la frontera, en Argentina, México y Honduras, debido a que las alertas son enviadas al Instituto Guatemalteco de Migración, que también interviene en la investigación.

Los reportes de las alertas Alba-Keneth e Isabel-Claudina coinciden en que Guatemala, Escuintla, Quetzaltenango, Alta Verapaz y Petén son los departamentos donde hay más desapariciones de niños y de mujeres. La migración y fenómeno de trata son parte de la razón.

En el protocolo de búsqueda inmediata, además de recabar toda la información posible sobre la persona extraviada para generar el boletín que se divulga por las redes sociales y que se envía a cada institución involucrada, los investigadores también perfilan las cuentas de Facebook, Twitter o Instagram que pudiera tener la víctima, para seguir cualquier pista. Además, se toman muestras de ADN a los parientes cercanos, para descartar o identificar a la persona si apareciera muerta.

Búsqueda integral

La PNC es el brazo operativo del MP en las acciones de localización de personas extraviadas; sin embargo, hasta ahora no cuenta con una guía que establezca cómo debe integrar los equipos locales de búsqueda. Será en agosto cuando esta llegue a sus manos.

Esto permitirá que más personas y grupos —como los consejos comunitarios de Desarrollo (Cocodes)— dentro de cada población apoyen en la localización de cualquier vecino, y sepan qué pasos seguir al momento de activarse una alerta y organizarse para iniciar la búsqueda en el menor tiempo posible.

Ese trabajo comunitario fue lo que permitió, en marzo, dar con el paradero de la británica Catherine Shaw, quien tenía una alerta Isabel-Claudina y cuyo cadáver fue hallado en el cerro Rostro Maya, en San Juan La Laguna, Sololá.

Por la efectividad de ese trabajo conjunto, Vásquez recalca la necesidad de entregar a la PNC esas guías, que son elaboradas por el MP con la colaboración de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

Contenido Relacionado

Crímenes contra mujeres muestran desinterés del Estado por la vida

Mujeres: La violencia las desapareció y les arrebató la vida

Los números no cuadran en el reporte de personas desaparecidas

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.