“Bienvenido al Hotel de Salud”, se bromean entre los que van llegando a un costado del centro sanitario, hacen fila y empiezan una espera que está marcada por el clima frío y bajo la amenaza de la inseguridad.
Gorros, sábanas, suéteres y mascarillas. De todo se necesita para soportar el viento y las bajas temperaturas, pero para ellos este sacrificio es el único medio para obtener la credencial que les exigen en los lugares donde trabajan y que deben renovar en algunos lugares cada seis meses.
Paty una mujer de 53 años. Desde hace un mes hace colas en diferentes centros de Salud buscando la tarjeta de manipulación de alimentos y la noche de este 8 de marzo decidió pasar la noche a un costado del centro de Salud intentando tener suerte pues hace una semana no lo consiguió.
Así como ella está Gerardo Lucas García, un hombre de 39 años que llegó desde las 20 horas junto a su hija de 19 y con la ayuda de unas sábanas y su moto montó una especie de champa para aguantar el frío, a la espera que abran el centro y hacer su gestión.
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El trámite resulta prolongado por el centro sanitario solo emite 60 números y solo lo hace los martes de cada semana. Todos ellos llegaron por primera vez durante la madrugada para hacer la gestión, pero el esfuerzo fue en vano. Fue necesario llegar más temprano, desde las 20 horas del lunes incluso.
De acuerdo con los entrevistados, si consiguen número el martes podrán dejar su papelería y se les comunicará cuándo pueden recoger su tarjeta sanitaria, generalmente jueves. Si no recogen ese día son obligados a hacer nuevamente todo el trámite.
Manuel Buezo, de 38 años, quien también ha intentado sin éxito obtener la tarjeta, apela a que el Gobierno implemente tecnología para evitar que las personas pierdan tiempo, dinero y se arriesguen a dormir en la calle a la espera de hacer el trámite.
Juan José Hernández, 21, ha llegado dos veces y ninguno sin éxito. “Hay frustración porque uno madruga, pero la necesidad siempre viene con la esperanza de alcanzar un número”, lamenta.
Pasan los minutos y la fila se sigue alargando. Más personas se forman deseando que el sacrificio obtenga resultados. Mientras Prensa Libre estuvo en el lugar no hubo presencia de la Policía Nacional Civil para resguardar a las personas.