El estudio confirma la tendencia que respecto a la vacunación ha tenido el país en relación con Centroamérica donde Guatemala ocupa el último lugar en cuanto al porcentaje de su población que ya tiene el esquema completo de vacunación.
Revela que solo el 18.6% de la población se ha puesto la dosis de refuerzo, la mayoría en el área metropolitana —34.3%— y en las áreas urbanas del interior —28.6%—.
Con un 20.7%, son las mujeres las que más se han aplicado la tercera dosis, contra un 16.9% de los hombres. Asimismo, los adultos de 55 años o más son los que más han respondido al llamado de aplicarse la vacuna de refuerzo, seguido del grupo etario de 45 a 54 años.
Razones
Las personas que formaron parte del estudio esgrimieron diversas razones para justificar el por qué no se han acercado a los centros de vacunación a aplicarse la tercera dosis. En el 31.90% de las respuestas, los entrevistados respondieron que la primera y segunda dosis les provocó mucha reacción.
Asimismo, casi tres de cada 10 personas consideran que dos dosis de la vacuna contra el coronavirus es suficiente. Mientras el resto de las respuestas fueron dirigidas a que, existe miedo a posibles reacciones, que la dosis de refuerzo no es algo que hayan pedido en el trabajo, e incluso, creer que el virus ya no representa un peligro para la salud.
El estudio también da a conocer que casi la mitad de los entrevistados se vacunó con Moderna, biológico que principalmente ha sido donado por EE. UU. El resto lo hizo con Sputnik V —27.6%—, AstraZeneca —21%— y Pfizer —19.6%—.
Además, del total de los participantes 32.3% considera que las distintas marcas de vacunas contra el covid-19 no son iguales, y aunque la segunda vacuna más aplicada en el país es la Sputnik V, entre quienes creen que los fármacos son distintos, consideran a la vacuna rusa la “menos atractiva”, seguida por la AstraZeneca.
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En contraparte, las vacunas Moderna y Pfizer son las más atractivas.
Finalmente, el estudio de ProDatos también revela que cerca de un 10% de los entrevistados salió del país para acceder a la vacuna, principalmente del sector socioeconómico alto y medio alto.
Análisis
Para el analista y exviceministro de Salud Adrián Chávez los resultados del estudio confirman que “los esfuerzos han estado enfocados en llevar la vacuna solo a las áreas urbanas”, y pese a que cierto personal trata de esforzarse por llegar a las áreas rurales “es innegable la limitación que tiene el Ministerio de Salud, en cuando a personal, medios de movilización, combustibles y equipo”.
Chavez dijo que, en algunas poblaciones, por miedo o ignorancia, las personas no han querido vacunarse, pero ha sido porque Salud ha tenido una limitada capacidad para montar una estrategia eficiente de comunicación que haga que los mensajes sobre las bondades de la vacuna lleguen con pertinencia social, etnológica y cultural.
En cuanto a los motivos utilizados por la gente para no aplicarse la dosis de refuerzo, señaló que incluso puede que estos “estén bien fundamentados”, porque muchos piensan que la pandemia ya terminó y aunque los casos siguen altos el Gobierno ha flexibilizado las actividades “lo cual puede ser peligrosos” ya que estamos en vísperas de Semana Santa y las personas se están aglomerando con la salida de algunas procesiones.
En cuanto a la poca aceptación de la vacuna Sputnik V, Chavez expuso que el manejo poco transparente del contrato, sumado a que no es una vacuna aceptada por EE. UU. ha generado mitos alrededor del biológico ruso, y pese a su alta efectividad no logra convencer a la población.