Según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos 3-2016 del Instituto Nacional de Estadística (INEI), el 67.8 por ciento de las personas trabajan en la informalidad. Esta crece en ciertos grupos; por ejemplo, en la población indígena ocho de cada 10 personas se ubican en el sector informal, al igual que las mujeres —84.2 por ciento—.
La tasa de desempleo abierto es de 2.4 por ciento. Esta es mayor para los jóvenes en edades comprendidas entre los 15 y 24 años —el 5.6 por ciento—, en relación con la de los adultos de 25 años y más de edad —1.1 por ciento—.
Prensa Libre contactó, el pasado 17 de abril, a cuatro personas que tramitaban la constancia de carencia de antecedentes penales y policiacos con la esperanza de encontrar un trabajo, y al cierre de esta nota no todos habían logrado su objetivo. Continúan a la espera de una oportunidad.
El inglés, una oportunidad
Manuel David Enríquez, de 20 años, considera que haber estudiado inglés durante cuatro años representa una oportunidad para obtener un mejor empleo.
Enríquez, originario de Cobán, se graduó de bachiller en Ciencias y Letras con Orientación en Computación y desde hace dos años se independizó de sus padres. Ahora reside en la capital, junto a su hermano mayor.
Tiene amigos a quienes les ha costado encontrar trabajo porque no hablan otro idioma o la carrera que estudiaron no les ayuda. En promedio, cada año 200 mil jóvenes se suman al mercado laboral.
Enríquez señaló que encontrar trabajo en Guatemala es una labor difícil para los jóvenes. “Las empresas solo por cuello lo meten a uno o nada más porque logró entrar por pura suerte. Hay personas que pasan meses sin trabajo y les cuesta demasiado”, dijo. Agregó que en el país las oportunidades son escasas y muchas veces le piden a la persona experiencia laboral.
“Uno no tiene la experiencia, pero en todos los lugares le piden que tenga universidad cerrada o un par de años de universidad. ¿Y cómo puede tenerla si acaba de salir de bachillerato? Y cuesta porque no se encuentra un empleo”, indicó.
Enríquez es fotógrafo y le gustaría dedicarse a eso, aunque es consciente de que no será fácil, por lo que busca un trabajo formal que le permita salir adelante.
El pasado 21 de abril fue contactado para aplicar a un puesto en un call center y ahora está en el proceso de reclutamiento, esperando una respuesta positiva.
Su edad le cierra puertas
A pesar de tener 20 años de experiencia como enfermera auxiliar e incluso contar con visa para viajar con pacientes a Estados Unidos, a Lesbia Franco no le ha sido fácil encontrar empleo.
Señaló que a sus 47 años de edad se le ha tornado difícil colocarse en un trabajo formal y ya lleva seis meses sin conseguir una oportunidad.
“Tengo experiencia, cuido pacientes a domicilio, con atención personalizada… Sin un empleo formal tengo dos años. He cubierto algunos turnos esporádicos, tengo un negocito y vendo cualquier artículo que me permita sobrevivir”, comentó.
Franco agregó que su mayor anhelo en este momento es seguir prestando servicios y cuidados integrales a pacientes.
“En lo personal, lo que me afecta es la delincuencia, porque nosotros ingresamos al hogar del paciente y mucha gente, si uno no tiene el contacto adecuado, no lo deja entrar. Justo ahora hay que pasar la prueba de polígrafo, además de los antecedentes —penales y policiacos— que uno debe presentar, demostrar de qué familia es”, lamentó.
Agregó que la situación es más complicada para los jóvenes, porque algunos están mal preparados, no son educados o no tienen valores.
“Habemos muchas personas que somos honradas, que necesitamos un trabajo, pero nos cuesta a todo nivel. No importa si son adultos o jóvenes, universitarios, obreros o de carreras técnicas”, comentó. Hasta el momento, Franco continúa en la búsqueda de un empleo.
Se debe ser optimista
Mientras Lorena Pérez logra conseguir un trabajo como cocinera, su familia subsiste con lo que obtiene de sus ventas ambulantes desde hace seis meses.
Pérez, de 41 años y originaria de San Marcos, comentó que junto a su hija, quien estudia los fines de semana, busca empleo para sostener la economía del hogar.
“Hemos subsistido con ventas ambulantes, pero no debemos dejarnos vencer. Increíblemente nuestro país pasa por una situación bien difícil y nosotras, como mujeres, tenemos que seguir adelante, luchar y criar a nuestros hijos. A muchas nos ha tocado ser padre y madre, no podemos dejarnos vencer”, expresó.
Agregó que en Guatemala es difícil conseguir empleo, ya que no hay oportunidades y cuando se trata de mujeres mayores de 40 años la situación se torna complicada, porque además piden un título. En su caso, solo cuenta con sexto primaria. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (Enei 2016), la baja escolaridad dificulta el acceso a empleo.
Pérez se mostró positiva mientras hacía los trámites para obtener sus antecedentes, ya que considera que debe confiar en que le saldrá un empleo. “Los chapines nos tenemos que levantar todos los días con la intención de ser diferentes y volver a empezar de nuevo y no dejarnos caer. Aunque la situación esté difícil podemos seguir adelante”, expresó.
Pérez fue a una entrevista de trabajo en un restaurante, pero no aplicó, pues le pedían mayor escolaridad.
La remuneración es baja
La prioridad de Cristian López es encontrar un empleo, ya que lleva dos meses sin un ingreso fijo y como padre de una niña de casi 2 años las responsabilidades son mayores. Su esposa tampoco tiene trabajo.
López, de 27 años, comentó que se graduó de bachiller Industrial y Mecánica Automotriz, pero ha trabajado en ventas porque le ha costado encontrar una oportunidad laboral. Señaló que muchos guatemaltecos se conforman con ganar muy poco, por esa misma falta de oportunidades.
Comentó que ha trabajado en lugares hasta 12 horas por poca paga y ha tenido que sacrificar a su familia, debido a la necesidad.
“Creo que todos trabajamos por un buen sueldo, y, pues, ahora nosotros los guatemaltecos nos conformamos con poco, porque no hay más y porque si dejamos ir un trabajo en donde estamos ganando poco, nos cuesta después encontrar”, afirmó.
López agregó que el sueño de todos es tener un buen trabajo, pero lamentablemente en el país no hay buenas oportunidades de empresas que paguen bien. Señaló que las oportunidades que se ofrecen para el desarrollo de los jóvenes son escasas
En la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos , que corresponde al tercer trimestre del 2016, se evidencia que el potencial de la fuerza laboral joven del país no es aprovechada al máximo.
Al cierre de esta nota, López seguía en la búsqueda de un empleo, pues no lo habían llamado de ningún lugar de los que había presentado solicitud.