Figueroa dijo en conferencia de prensa que el personal y pacientes del centro asistencial están en peligro y aclaró que pese a que “el hospital no es una cárcel”, van a continuar con medidas de seguridad porque seguirán recibiendo este tipo de pacientes.
El director aclaró que ya se había advertido al Sistema Penitenciario (SP) y Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), que había peligro debido a la atención que recibe en ese hospital un supuesto líder pandillero, identificado como Osman René Coronado Martínez, a quien este martes intentaron matar.
La atención “no se puede negar a un paciente”, dijo Figueroa, aunque recalcó que ya no es seguro, ni pertinente hacer este tipo de traslados.
En el caso de Coronado Martínez, quien también había manifestado su deseo de no volver al hospital debido a que estaba en peligro, las autoridades del San Juan de Dios habían informado al SP que la terapia se podía efectuar en la clínica inaugurada en Fraijanes, pero se continuó con los traslados.
Urge solución
La supervisora de Hospitales de la PDH, Zulma Calderón, dijo a Prensa Libre que los hechos de violencia, como el que se evitó este martes, son actos repetitivos y trágicos, pero lo más preocupante es que las autoridades siguen sin tomar acciones.
Calderón recordó lo ocurrido el 26 de agosto pasado frente a las clínicas de la Unidad Nacional de Atención al Enfermo Renal Crónico (Unaerc), cuando hombres atacaron a un supuesto líder de la pandilla Barrio 18, lo que dejó el saldo de cuatro personas muertas.
La supervisora de Hospitales recalcó que el SP es el responsable de los privados de libertad y que los reos deben recibir atención médica dentro de los reclusorios, pues el recurso humano en ese lugar está capacitado para su cuidado. “Sacarlos es ponerlos en peligro a ellos y a los pacientes”, afirma.
Calderón reiteró que durante la administración del exministro de Salud, Luis Enrique Monterroso, ocurrió una “estafa”, pues se inauguraron clínicas en el complejo carcelario de Fraijanes pero estas no funcionaron porque los médicos no tenían los insumos necesarios para trabajar.
“No habían firmado contrato y uno de ellos renunció a los tres meses porque no tenía ni siquiera guantes para trabajar. Solo tenían un escritorio y una computadora”, afirma la experta.
La semana pasada, después del ataque ocurrido en Unaerc, la PDH, el SP y directores hospitalarios se reunieron para hablar del problema.
En dicha reunión, los médicos señalaron que reos son trasladados por dolor de cabeza o cuello, hasta con ocho custodios, y que estos no cumplen con los protocolos de seguridad, ya que son permisivos con los prisioneros y dejan que se reúnan con familiares y hablen por teléfono.
El jefe de la Unidad de Servicios Médicos y subdirector operativo del Sistema Penitenciario, Édgar Escobar, dijo durante esa reunión que solo tienen seis médicos y 40 enfermeras para los 21 centros carcelarios, además de falta de insumos para atender a los reos.