De acuerdo con el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), este ha sido uno de los períodos de la Niña más prolongados, tuvo una duración de 30 meses, pues comenzó a mediados del 2020.
Cesar George, pronosticador del Insivumeh, refiere que, si las condiciones son neutras con calentamiento habría una canícula extendida a medio año, por el contrario, si es hacia enfriamiento no se esperaría una canícula tan prolongada. Será hasta la quincena de marzo que se tendrá un mejor pronóstico, pues es cuando la temperatura del mar tiende a disminuir.
El 2020 influenciado por la Niña fue uno de los años más lluviosos -similar a como ocurrió en el 2010-. Durante ese período se tuvo la amenaza directa e indirecta de cinco tormentas tropicales, siendo estas Cristóbal, Amanda, Nana, Eta e Iota, lo que no había sucedido, según George.
¿Cuánto daño nos dejó la Niña?
Las fuertes lluvias que se presentaron en los 30 meses que duró la Niña dejan estragos a su paso. Pero Eta e Iota fueron las tormentas tropicales más intensas y ocurrieron en noviembre del 2020. Estas provocaron que más de 311 mil guatemaltecos dejaran sus viviendas por el riesgo de deslizamientos e inundaciones, mientras 83 mil casas fueron dañadas. Los afectados fueron más de 2.4 millones de personas.
El recuerdo de los daños de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) indica que 883 tramos carreteros resultaron afectados, 26 rutas y 52 puentes destruidos.
Los daños materiales fueron cuantiosos, comunidades enteras quedaron anegadas como sucedió con Campur y otras arrasadas por correntadas de agua y lodo como Quejá, ambas en Alta Verapaz, uno de los territorios más afectados. En la lista también está Huehuetenango, Quiché, Izabal, El Progreso, Chiquimula, Jutiapa, Petén, Santa Rosa y Zacapa, departamentos incluidos en el estado de calamidad que se instituyó por la emergencia.
Las poblaciones en pobreza o pobreza extrema que subsisten de la agricultura fueron las más perjudicadas por estas catástrofes, el agua se llevó sus cultivos.
El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga) estimó en 136 mil 761.20 las hectáreas de siembras de granos, legumbres y de más productos que fueron destruidos por la lluvia, una baja económica que ascendió a Q897 millones.
Pero la mayor pérdida fue la de vidas humanas, por el paso de las tormentas fallecieron 61 guatemaltecos que se encontraban en áreas vulnerables, y entre los desaparecidos se cuenta igual número de personas.
El 2022 se consideró el cuarto más lluvioso en 40 años, según el Insivumeh. En octubre pasado fue la tormenta Julia la que originó otra tragedia, aún bajo los efectos de la Niña. La Conred reportó 1.4 millones de guatemaltecos afectados, los evacuados fueron 40 mil, se dañaron cerca de 20 mil viviendas, además del reporte de siete carreteras y 14 puentes destruidos. Se contaron 15 fallecidos y tres personas desaparecidas.
Guatemala no está libre de estos desastres provocados por la naturaleza, la actualización del World Risk Report del 2020 la posiciona en el décimo lugar de los países con mayor vulnerabilidad en el mundo y el segundo de América Latina.
¿Qué viene ahora?
De acuerdo con Edwin Castellanos, director del Observatorio Económico Sostenible de la Universidad del Valle, el fenómeno del Niño se manifestará probablemente después de la fase neutra – período corto que no está dentro de la época de lluvia, son meses secos-. Las precipitaciones que se presenten de mayo a noviembre serán menos, es allí donde se alteran los patrones climáticos en función de la temperatura y las lluvias.
“De ser condiciones neutras hacia calentamiento podríamos estar entrando a un fenómeno del Niño hacia medidos del año”, dice George.
Sería un escenario similar a lo observado en 2012 y 2014 cuando prácticamente la lluvia se ausentó durante julio y agosto.
Dicho escenario afectaría en mayor medida en el oriente del país, hablamos de Jutiapa, Zacapa, Chiquimula, El Progreso, parte de Guatemala y Chimaltenango. Algunas veces la canícula tiende a extenderse a Quetzaltenango y Huehuetenango, habrá que esperar unas semanas para tener un pronóstico más certero.
“Lo que el fenómeno del Niño nos ha dado de manera histórica en Guatemala es un poco de más temperaturas, menos lluvia y una canícula prolongada”, menciona Castellanos.
Esas condiciones afectarían nuevamente a las poblaciones más vulnerables, las que subsisten de la agricultura y que ya se encuentran en crisis alimentaria. La Clasificación integrada de seguridad alimentaria en fases (CIF) refiere que hay 3.2 millones de guatemaltecos que en este momento enfrentan dificultades para tener acceso a alimentos.
Para Castellanos más que escases de agua para ocupar en las distintas actividades, como la agricultura, el problema es la poca capacidad técnico-política que hay en el país para suministrar el recurso, principalmente en las zonas que son áridas o semiáridas. “El tema es de abastecimiento porque sí hay agua, pero no se encuentra dónde la queremos, eso es falta de gestión”.
Agrega que debe haber una estrategia de adaptación para enfrentar lo que se pueda venir con el Niño y los posibles efectos del cambio climático, como gestionar el recurso, mantener la humedad en el suelo, invertir desde las instancias del estado en el tema de riegos por goteo para aprovechar el agua de manera eficaz.
Más frentes fríos
Lo que la perspectiva climática indica es que en febrero comienza la transición de la temporada fría a la cálida. Las posibles lluvias que se presenten están relacionadas a “los sistemas frontales y a la entrada de humedad desde el mar Caribe”.
Algunos territorios del país tendrán acumulación de agua, como en el occidente, la bocacosta, la zona del Pacífico, del altiplano central, el este de la franja transversal del Norte y sureste de Petén.
Se esperan varios frentes fríos para febrero y marzo, en total se registrarán siete, de acuerdo con el pronóstico del Insivumeh. Uno de ellos ingresará este viernes, con vientos que podrían alcanzar los 40 kilómetros por hora. Mientras que las temperaturas oscilarían entre los 2 a 4 grados Celsius para el Altiplano y para la capital entre 11 y 13. Pará inicio de la próxima serían más bajas, indica George.