Es alta, morena, de talla grande, de brazos y dedos largos. Pocos meses después de haber llegado al Conservatorio Nacional seleccionaron a un grupo de niños para enseñarles un instrumento. “Me asignaron el fagot”, cuenta.
Al principio se sentía extraña con aquel tubo de madera de dos metros y medio de largo, que está doblado sobre sí mismo para hacerlo un poco cómodo. Todos los martes y jueves por la tarde, en el tercer piso del Conservatorio, la esperaba un hombre alto, delgado, de manos delgadas y dedos largos como los suyos: Fernando Sosa.
Era la única alumna de la sección de ocho niños que le asignaron a aquel hombre que hablaba pausado y la abarcaba con sus ojos hondos y negros. Después de dos años, solamente quedaba ella del grupo.
Cuando ingresó a la Orquesta Juvenil no pudo disfrutar de la camaradería de ensayar juntos o tener la oportunidad de disimular un error, como suelen hacerlo los chicos que pertenecen a secciones más numerosas como los violines, las flautas o las trompetas. Además “era muy tímida, muy tímida”, recuerda. Ser la única ejecutante se convirtió en un reto que demandó cada vez más esfuerzo y perfección. Se graduó de bachiller en arte con especialidad en fagot.
Cuando cumplió la mayoría de edad ingresó a la Orquesta Sinfónica Nacional, como segunda fagot. Era oficialmente la nueva integrante de la familia de las maderas junto a los oboes y los clarinetes. Desde hace dos años, ocupa la posición que dejó su maestro.
Es profesora de arte de 33 años; comenta que “ser maestra es un reto” y su mayor alegría es ver satisfechos a sus alumnos después de haber hecho su mejor esfuerzo”.
Puros cuentos
Díaz es madre de dos niños y cuando los libros de las tareas se guardan y llega la hora dormir, ella se convierte en una experta cuentacuentos.
Combina su pasión por la música con el teatro, junto con seis músicos y Allison, su hija mayor, de siete años, formaron la agrupación Puros Cuentos, que se dedica a musicalizar obras clásicas para niños.
Sobre el escenario se transforma en la bruja de El mago de hoz o la señora Pott, el personaje de La bella y la bestia, convertida en una tetera por una hechicera, que con habilidad toca el fagot.