La Hidroeléctrica Río de las Vacas (Hidrovacas) es una de las 36 presas que, de acuerdo con el Ministerio de Energía y Minas (MEM), operan en el país. La planta, ubicada en San Antonio Las Flores, Chinautla, aprovecha el caudal de ese contaminado cuerpo hídrico para generar 45 megavatios de energía, que son capaces de cubrir la demanda eléctrica de la ciudad de Guatemala.
“Toda la generación se hace con aguas negras provenientes del 60% de los drenajes de la ciudad. El mayor beneficio del proyecto es el trabajo que realizamos con la recolección de los desechos sólidos del río.
Generamos energía limpia, lo que parece una ironía. Hidrovacas encontró una oportunidad ante una circunstancia lamentable, como lo es la contaminación de un río”, explicó Claudia Flores, gerente de Comunicación y Responsabilidad Social Empresarial de la hidroeléctrica.
Actualmente, Hidrovacas, que empezó a operar en el 2002, está certificada por la ONU como una generadora de energía libre de dióxido de carbono. Además, en 2004 recibió el Premio a la Innovación Ambiental en Centroamérica, otorgado por la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD).
Anayte Guardado, directora ejecutiva de la Asociación Guatemalteca de Energías Renovables (Ager), asegura que uno de los compromisos prioritarios asumidos por el país para el 2030 es lograr que el 80% de la producción de la energía se haga mediante recursos renovables. “Es importante seguir invirtiendo en plantas de energía limpia para cumplir con esta meta”, dijo.
A su juicio, el país muestra importantes avances en la reducción de los gases de efecto invernadero, lo que se ha reflejado en el cambio drástico de la distribución de la matriz energética en los últimos años.
Desarrollo
A parte de producir la energía suficiente para satisfacer la demanda de la capital guatemalteca, Hidrovacas, según Flores, ha tenido un impacto significativo en los indicadores sociales de la comunidad. “Se está generando energía limpia, pero también empleo, oportunidades educativas, mejoras en la salud, educación y desarrollo en infraestructura”, enfatizó.
Flores explicó que Hidrovacas busca un desarrollo local, compartido e integral. Aseguró que parte importante del componente ambiental, además de la extracción y clasificación de los desechos sólidos del río para su posterior reutilización, es el programa de reforestación.
De acuerdo a Hidrovacas, permanentemente se impulsan jornadas de reforestación y a la fecha se han plantado más de 500 mil árboles en el área de influencia de la planta. “Hemos reforestado 400 hectáreas con pino oocarpa”, aseguró.
Otro aspecto que destaca Flores es el desarrollo constante de jornadas médicas familiares, con las que han logrado atender y beneficiar a más de 1 mil 500 vecinos con atención especializada en: salud reproductiva, vacunación, nutrición, laboratorio y odontología.
De esta cuenta, lo que un día fue solo un río negro repleto de desechos sólidos que atentaba contra el ambiente del municipio de Chinautla, ahora es fuente de energía limpia y desarrollo sostenible.
Energía
En el 2015, cuando se celebró la XXI Conferencia Sobre el Cambio Climático en París, Guatemala produjo 10 mil 301.96 gigawatts hora de energía. De estos, 4 mil 359.88 fueron mediante recursos renovables, es decir solo el 42%. Durante el 2020, según el Administrador del Mercado Mayorista (AMM), se consumieron 12 mil 206.63 gigawatts hora. De esta producción, que incluye un porcentaje de importación, el 68.45% fue renovable.
Tras aquella conferencia climática, Guatemala ha empezado a inclinar la balanza a favor de la generación de energía limpia. En 2020, según el AMM, el 47.65% de la energía provino de los recursos hídricos; es decir, cerca de la mitad de la demanda se produjo con agua.
La COP26, que se desarrolla en Glasgow, Escocia, busca alcanzar acuerdos para reducir los gases de efecto invernadero y de esa forma contrarrestar los riesgos del cambio climático.