Resulta curioso observar que el centenario de independencia, en 1921, contó con algunas actividades oficiales y lúdicas, pero entre muchas dificultades, a causa de pugnas políticas y problemas económicos.
El historiador Mynor Carrera Mejía, investigador del Museo de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac), refiere que nuestro país iniciaba un nuevo proceso político en 1921, luego de haber sido derrocado en golpe de Estado Manuel Estrada Cabrera, quien había gobernado el país durante 22 años. El presidente Carlos Herrera llegó al poder el 8 de abril de 1920, en una época en la que se esperaban muchos cambios. Infortunadamente, el proceso fue coartado por el golpe militar del 5 de diciembre de 1921, encabezado por el general José María Orellana.
Durante el gobierno de Herrera, se hicieron reformas a la Constitución, se apoyó la autonomía municipal, se creó la Dirección General de Caminos y se trató de impulsar otras obras. La situación económica y social del país, sin embargo, era sumamente difícil, y eso que en aquel entonces la población de Guatemala era de un millón 711 mil.
Una agricultura de subsistencia, industria incipiente, poca cobertura educativa, escasa infraestructura vial, falta de vivienda a causa de los terremotos de 1917-1918 y pobreza extendida eran problemas nacionales, según refiere la Historia General de Guatemala.
Fernando Urquizú, doctor en Historia del Arte, refiere que en 1896 coincidieron los 75 años de Independencia con los 25 años de la Reforma Liberal, en el gobierno de José María Reina Barrios (1892-1898), quien dio preponderancia a este último aniversario, al mandar a construir obras como el bulevar Treinta de Junio —actual Avenida de La Reforma—, como uno de los resultados de la estabilidad económica derivada de la prosperidad cafetalera.
En contraposición, el centenario fue recibido en un ambiente poco halagador, pues había incontrolable inflación y se sentían los efectos económicos vinculados con la Primera Guerra Mundial, circunstancias que desencadenaron una alta tasa de desempleo, lo cual, curiosamente, se parece a la actualidad, “y la pandemia eclipsa totalmente la conmemoración”, dice Urquizú.
De hecho, en 1918 hubo un brote de fiebre amarilla y en 1919 ocurrió la pandemia de influenza, conocida como gripe española.
El ambiente social de la conmemoración del primer centenario de Independencia no era de celebración, no podía serlo: una ciudad destruida y todavía en proceso de descombramiento era su marco físico. Un pueblo debilitado por la tragedia, la enfermedad y carencias completaba la imagen de dolor y desesperanza, expone Ricardo Danilo Dardón Flores, coordinador del Instituto de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Arqueológicas, de la Escuela de Historia, de la Usac. “Hoy, como ayer, es prioritario el bienestar de la población”, dice.
Ansia centroamericanista
Herrera era intelectual, y uno de los hombres más ricos del país, pero no había fondos gubernamentales para hacer una gran celebración. No obstante, intentaba restablecer la república federal de Centroamérica, aprovechando la coyuntura del centenario, según cuenta el historiador Carlos Prahl.
De hecho, se había escogido a Tegucigalpa como la capital de la nueva federación, pero las ansias quedaron truncadas, pues Herrera fue depuesto en golpe de Estado el 5 de diciembre de 1921. Vale la pena recordar que desde los últimos años del gobierno de Estrada Cabrera, se hablaba de la unión centroamericana. El decreto legislativo 1020, del 10 de marzo de 1920, menciona que “la Nación reconoce la necesidad urgente de que se unan los cinco Estados del Istmo en una sola República”.
José Cal, catedrático de Historiografía de la Escuela de Historia de la Usac, expone que en los años previos al centenario, aunque Guatemala experimentaba los efectos de la pandemia de la gripe española que había causado estragos en todo el mundo, la ciudad estaba en plena recuperación económica y reconstrucción del desarrollo urbano, y se lanzó a una amplia conmemoración del centenario.
Herrera mandó a erigir el Palacio del Centenario, apodado como “Palacio de cartón”, por haber sido una construcción provisional, con estructura de madera, rellenado con tela metálica y cemento, tan solo tres meses antes del centenario, en el lugar que había ocupado el Real Palacio de Gobierno, donde se firmó el Acta de Independencia, a fin de disponer de un lugar para las celebraciones. Fue inaugurado el 15 de septiembre de 1921. Cuatro años más tarde fue devastado por un incendio. En ese lugar, está el Parque Centenario, cuyo nombre sigue esa lógica.
En 1920 se formó el Comité de Festejos del Centenario, que se encargó de todo lo concerniente a la celebración de la fecha, se explica en la investigación Carlos Herrera y el centenario de la Independencia. Política, economía y sociedad en Guatemala. 1920-1921, de la doctora María del Carmen Muñoz —coordinadora—, Ceur —2014—.
De acuerdo con el Diario de Centro América de 1921, entre las actividades que se desarrollaron estaban los Juegos Centroamericanos, del 11 al 18 de septiembre de ese año; el Congreso Panamericano de Estudiantes o del Centenario; la Exposición Centroamericana de Industrias y Artes; exposición ganadera; construcción de la Plaza de Toros en Finca La Aurora y una pista “con las condiciones indispensables” para carreras de caballos.
En el Palacio del Centenario se llevaron a cabo los bailes oficiales, conciertos y otras ceremonias. En su interior, se podían contemplar murales de Agustín Iriarte.
La colonia china mandó a construir un Arco Triunfal Chino, conocido por la población como Pabellón Oriental, en el espacio donde hoy está el Palacio Nacional de la Cultura. La colonia italiana donó al pueblo de Guatemala el Reloj del Centenario, que se ubicaba en la Plaza Central y que hoy se puede apreciar en la parte superior de la Tipografía Nacional, en la fachada de la 7a. avenida.
También se mandó a fundir la campana de la Libertad, especialmente para la conmemoración, en la que se aprecia las efigies de los próceres, y que actualmente está en el campanario del Cerrito del Carmen, con la cual se tocó 101 campanadas el 15 de septiembre de 1921, a las 0 horas, luego de lo cual se cantó el Himno de Centroamérica.
Las ceremonias y fiestas oficiales duraron 10 días, comenzando el 10 de septiembre, con la recepción en el Palacio del Centenario de las misiones diplomáticas, inauguración de los festejos y concierto en la Plaza Central. El día 15 se leyó el Acta de Independencia, hubo concierto y baile en el palacio, donde se develaron los retratos al óleo de los próceres, creados por Rafael Beltranena, que se pueden apreciar en el Museo Nacional de Historia. Esa noche asistieron más de cuatro mil personas. Finalizaron los festejos el 20, con una función en el Teatro Variedades.
Ideas para los 200 años
Prahl indica que países como México o Colombia comenzaron la planificación de conmemoraciones de sus bicentenarios con una década de antelación. Propone como actividades para el 2021 rebautizar la Plaza de la Constitución, por Plaza de la Independencia; que el Parque Centenario pase a llamarse Bicentenario; organizar un campeonato centroamericano de futbol; desarrollar una reunión fraternal a nivel diplomático en la cima del volcán Tajumulco con representantes de los países del Istmo; llevar a cabo una maratón que se llame de la Libertad, que comience en Guatemala y llegue hasta Costa Rica.
“No hay que verlo con sombras ni señalamientos, sino como un hecho histórico”, dice.
“Como historiadores, hemos visto poco interés del gobierno en presentar un programa de divulgación para que toda la población conozca la importancia de este hecho”, añade Cal.
Camino al bicentenario
Esteban Moraga, de la Dirección General de Educación Física, del Ministerio de Educación, integrante de la Comisión Ejecutiva del Comité Permanente Profestejos de la Independencia Nacional, refiere que el mismo está conformado por representantes de diferentes carteras y la Municipalidad de Guatemala.
Tienen planeado un proyecto llamado “200 para los 200”, que consistirá en la organización de 200 actividades artísticas en 200 municipios del país.
“Este año vamos a conmemorar los 199 años de Independencia y prepararnos para los 200. Esta será una celebración atípica, derivada de las medidas sanitarias implementadas por la pandemia“, refirió el gobernador del Departamento de Guatemala, Carlos Waldemar Barillas.
“Los 200 años serán conmemorados como nunca. Esperamos comenzar con la planificación de los 200 eventos, dependiendo de la evolución de la pandemia y que se llegue a la cifra más baja de casos”, expuso Barillas.
“Conjuntamente con los países hermanos de Centroamérica, la conmemoración será apoteósica”, añadió. “Con la bendición de Dios, el otro año podremos contar con una vacuna y podamos conmemorar los 200 años de Independencia”, dijo.
“Todos somos Guatemala, pero no hemos tenido el acercamiento de la iniciativa privada u organizaciones culturales que deseen involucrarse en estas actividades, y creemos que no solo dependen del Gobierno. Debemos unirnos como país”, señala Moraga.
La Dirección de Comunicación del Ministerio de Cultura y Deportes confirma que los preparativos para la conmemoración del Bicentenario es un apoyo interinstitucional con el Gobierno central, según instrucción presidencial, y que serán ajustados a la nueva normalidad —a causa de la pandemia del virus covid-19—. “Se han reducido las actividades, esperando que para el Bicentenario podamos estar reactivados de forma normal”, agrega.
“En la actualidad reina la incertidumbre, la pobreza, la falta de dirección y la fragmentación de Guatemala. Primero se necesitan fondos para sobrevivir y después, para la cultura y fiestas”, dice Urquizú.
Iniciativas académicas
Mario Roberto Morales, coordinador de la Comisión del Bicentenario Usac, expone que a ese centro de estudios le corresponde hacer una conmemoración crítica-analítica de este hecho histórico.
Esa comisión comenzó a impartir conferencias y foros virtuales, los jueves, desde julio pasado. Expertos participarán en estas actividades académicas que se transmitirán en la página de Facebook del Seminario Permanente de Pensamiento Crítico.
“Mi idea es culminar la conmemoración, el próximo año, con una obra, de dos o tres tomos, escrita por historiadores centroamericanos, que aborde la Independencia desde diferentes perspectivas”, añade Morales, quien también planea cada mes editar los videos de estas actividades virtuales para que puedan ser distribuidos a la población.
Morales lamenta que no se le ha dado la importancia que merece a este acontecimiento, que debería ser motivo de debates intelectuales y académicos.
Sandra Herrera, coordinadora del Programa Universitario de Investigación de Historia de Guatemala, de la Dirección General de Investigación (Digi), de la Usac, asevera que desde el 2011 dicho programa mantiene vigente una agenda de investigación del proceso independentista, al tomar en cuenta que fue en 1811 la convocatoria a las Cortes de Cádiz que llevarían a la promulgación de la Constitución de 1812, que tuvo un importante impacto en las ideas emancipatorias en las colonias españolas en América.
La Digi, durante una década, ha financiado proyectos de investigación, coloquios y congresos nacionales e internacionales, para fomentar la reflexión en torno a las dinámicas en las que se produce la Independencia de 1821, y los subsiguientes y consecuentes hechos históricos.
Mediante el Programa Permanente de Investigación del Bicentenario de la Independencia Centroamericana, 1821-2021, instituido en el 2012 por el Centro de Estudios Urbanos y Regionales (Ceur), de la Usac, se dieron a conocer actividades académicas en torno al Bicentenario, como la digitalización de obras importantes como las de Alejandro Marure y Manuel Montúfar. Óscar Peláez, director del Ceur, explica que entre sus planes está la reedición de periódicos de 1821 como El editor constitucional y El amigo de la patria, y la organización de un concurso de ensayo sobre el Bicentenario para estudiantes. “Buscamos promover el conocimiento profundo, científico y comprobable de la historia del país”, añade Peláez.
Vanessa de Martínez, directora de Docencia y Relaciones Internacionales, de la Universidad del lstmo, refiere que ese centro de estudios superiores organizó en el 2017 un Comité Proconmemoración del Bicentenario de la Independencia de Guatemala con actividades académicas y culturales, como conferencias y artículos de opinión sobre el tema, así como una exposición de arte en el campus en Fraijanes, inaugurada en el 2019, dedicada a los 200 años de emancipación, llamada Ventanas del tiempo, que tendrá tres fases. “El valor del civismo puede crecer en toda persona, incluso, en momentos difíciles como la pandemia. Los valores nos hacen mejorar”, indica De Martínez.
El Banco de Guatemala (Banguat) anunció que está en desarrollo la emisión del billete de Q20 conmemorativo al Bicentenario. Se emitirán 25 millones de unidades, que equivalen a un monto de Q500 millones, expone Herbert Solórzano, director del Departamento de Comunicación del Banguat. “Este billete será de curso legal en el país”, añade Solórzano, quien dice el diseño se decidirá en junio o julio de 2021. Se eligió esta denominación porque en el anverso aparece el doctor Mariano Gálvez, uno de los próceres, y en el reverso, la escena de la firma del Acta de Independencia.
La pandemia de covid-19 ha dejando en suspenso parcial las iniciativas en las que los diferentes sectores de la sociedad venían trabajando, dice Herrera.
Julio Cañas, administrador interino del Museo Nacional de Historia, refiere que tienen planificada la organización de conferencias y mesas redondas, a partir de febrero o marzo hasta septiembre, cuando se publique, además, una revista conmemorativa del Bicentenario. También, se remodelará el montaje de la sala de Independencia.
¿Cuál es la actitud actual?
Para el sociólogo Otto Rivera, especializado en temas educativos, el Bicentenario no está en la agenda nacional actualmente, “aunque es un buen momento para recapitular y repensar en la Guatemala que queremos, frente al escenario pospandemia”.
El Ministerio de Educación, aunque tiene otras prioridades en la agenda curricular, puede aprovechar el Bicentenario, a partir de enero del 2021, para impulsar este acontecimiento desde distintos ámbitos, no solo educativo.
El Gobierno podría posicionar al país en la comunidad internacional y en órganos regionales, para que los gobiernos puedan trabajar, de manera conjunta, problemáticas y desafíos comunes. Rivera propone hacer un análisis comparativo sobre cómo era la composición geopolítica y los problemas en 1821 y el escenario actual.
“Mientras los líderes políticos en 1821 discutían la conveniencia o no de independizarse de España, el pueblo literalmente estaba afuera, lo que significa que la élite política y económica tomaba las decisiones, tal como sigue sucediendo en la actualidad”, señala Rivera. El sociólogo destaca que hay que involucrar a la niñez y adolescencia para que conozcan la biografía política del país y analicen las lecciones aprendidas en 200 años de Independencia y que debatan sobre estos temas.
“A 200 años, con una pandemia entre nosotros y con el gran endeudamiento del país, poca cabeza tenemos para conmemorar, con pocas luces para reconstruir un Estado nacional que durante el siglo XX se fue resquebrajando por la corrupción y falta de oportunidades a la población, que prefiere migrar que quedarse sufriendo en su Estado”, dice Mejía.
El historiador refiere que el Museo de la Usac consideraba realizar actividades con estudiantes, pero la pandemia bajó los ánimos y tuvieron que adaptarse a otras exigencias.
Desconocimiento pesa
“Considero que existe apatía —hacia el Bicentenario—. Hay que tomar en cuenta que hay sectores que adversan dicho hito, especialmente pueblos originarios, pues el movimiento de Independencia centroamericana no fue integral. No me extrañaría escuchar ciertas frases como ‘no hay nada que celebrar’”, expone el antropólogo Deyvid Molina, investigador del Centro de Estudios de las Culturas de Guatemala. Es importante hacer notar que, en realidad, la población guatemalteca desconoce grandemente esa parte de la historia.
“Urge la divulgación de materiales impresos o difundidos en las redes sociales sobre una historia verdadera de los motivos que llevaron al Reino de Guatemala a separarse de España, los cuales deben ser abordados de una manera crítica, y dejar por un lado la idea romantizada de aquella mañana del 15 de septiembre de 1821”, añade Molina, quien propone conocer el punto de vista de pueblos originarios y mujeres sobre la conmemoración del Bicentenario.
“Sería interesante que dentro de las actividades que se planifiquen, se hicieran algunas en conjunto con el resto de Centroamérica, para conocer las dinámicas sociales y en qué manera dicho hito afectó al desarrollo de esos países”, puntualiza.
Para el antropólogo y catedrático universitario José Ignacio Camey, el Gobierno seguramente tenía planeado iniciar con los preparativos desde este año, invirtiendo grandes cantidades de dinero para montar un espectáculo que permitiera un control social por un tiempo significativo. Sin embargo, la pandemia ha resultado para ellos un mejor motivo para establecer ese control social y el manejo de sustanciales fondo.
No habrá festejos masivos este año
El mensaje del presidente Alejandro Giammattei este año sobre el 15 de septiembre es que esta fecha no debe considerarse como celebración, sino como reflexión, para priorizar la vida de los guatemaltecos en estos momentos de pandemia. El eslogan de este año del Comité Profestejos de Independencia Nacional reza: “Es momento de cuidar a Guatemala”, en el que se observa una mascarilla con los colores de la bandera.
A diferencia de años anteriores, las 35 actividades oficiales tradicionales que estaban programadas para realizarse del 17 de agosto al 15 de septiembre fueron reducidas a seis, y se llevarán a cabo, en su mayoría, en el Palacio Nacional de la Cultura, con limitado número de personas y con todas las medidas de bioseguridad recomendadas.
Entre estas está la izada de la bandera nacional; tedeum, en la Catedral Metropolitana; encendido del fuego patrio y mensaje del presidente a toda la nación, el 15 de septiembre. El desfile cívico escolar queda totalmente prohibido.
Esteban Moraga, de la Dirección de Educación Física del Ministerio de Educación, indicó que también está prohibido que centros educativos, privados y públicos, organicen carreras de antorchas, desfiles de bandas escolares o tocar instrumentos frente a su colegio o escuela.