Comunitario

El ángel de los puentes que ayudó a David, un indigente que perdió su pierna hace 21 años

Hace 28 años  solo era una adolescente de 16  cuando decidió migrar a EE. UU. Soñaba con formar una familia y en los últimos 15 años de su vida se ha dedicado a brindar una mano amiga y protectora a indigentes en Illinois.   Ella es Rosie Chacón de Noyola,  el “Ángel de los puentes” en la conocida “Ciudad de los Vientos”, Chicago.

Rosie Chacón creó un fuerte vínculo con David y lo invitó a almorzar al Centro Histórico. (Foto Prensa Libre: Paulo Raquec)

Rosie Chacón creó un fuerte vínculo con David y lo invitó a almorzar al Centro Histórico. (Foto Prensa Libre: Paulo Raquec)

En los suburbios de la “segunda ciudad”, como también se le conoce a ese estado  de más de 2 millones de habitantes, la guatemalteca aboga por los más desposeídos que viven en los puentes de los suburbios, muchos de ellos latinos y en su mayoría, exmilitares estadounidenses que sin un techo donde vivir o por problemas de demencia han hecho de las calles su hogar, relata la guatemalteca.

A cambio de un gracias o un caluroso apretón de manos, Rosie con la ayuda de varios amigos compatriotas y mexicanos, les lleva una frazada, comida o mochilas con lo necesario.

Regreso añorado

Después de 11 años, el pasado 1 de junio Chacón vino a su natal Guatemala junto a sus tres hijos y nietos en un vuelo económico.

“Quería conocer acá, estuve a punto de que me robaran”, admite Chacón quien el pasado 8 de junio decidió cocinar para un comedor de la Fraternidad de la Divina Providencia, en zona 1.

El comedor fue abierto por iniciativa de un fraile que vive en Guatemala desde hace 10 años, para ayudar a indigentes.
Ese día, amigos de Chacón y su madre cocinaron 30 pollos que les donaron.

Comenzaron a las 8 de la mañana y al medio día, Chacón se impactó de la cantidad de personas que llegan al lugar. Ese día unas 138 personas fueron alimentadas, algunos con problemas de adicción a las drogas, al licor y otros con algún impedimento físico.


Pero la vida la volvió a sorprender. En el comedor conoció a David Gómez, un indigente  de 24 años quien a los 3 años perdió su pierna izquierda y ahora vive en los alrededores del Hospital San Juan de Dios.

Antes de regresar a EE. UU., Chacón decidió ayudar a David comprándole nuevas muletas, ropa, comida y dos noches en un hotel sencillo en la zona 1, para que por un rato el joven dejara de sentir el frío de las madrugadas en el Centro Histórico.

“Estoy contento. Ahora tengo ropa nueva. Nuestro rey del cielo se está dando cuenta. Él se está dando cuenta”, dijo agradecido David quien luego de ir de compras con Rosie se bañó, algo que no puede hacer siempre, y luego se puso la ropa y el calzado que ella le compró. Esa fue una noche lejos del frío callejero.

Vida

En 1989, Chacón decidió que migraría a EE. UU. por una razón. A sus 16 años se había embarazado, producto del amor con su novio quien tenía la misma edad.  Ella temía que su padre no la apoyara, era muy estricto, admite.  Viajó hasta ese país sin ayuda de algún “coyote” con 5 meses de embarazo y una pequeña mochila, recuerda Chacón. 

Llegó a California donde trabajó traduciendo textos de inglés a español, cuando logró ahorrar US$200 viajó a Nueva York, eso valía el boleto. Viajaría a esa ciudad para reencontrarse con su novio, el padre de  su hija Katy, quien ahora tiene ya 28 años.

Rosie trabaja como bartender en un club en Illinois y logró ahorrar lo necesario para venir a Guatemala. También aprovechó  el viaje para reecontrarse con su madre a quien sorprendió con un ramos de rosas en el día de su cumpleaños.

“Hay demasiada pobreza y para mi es gratificante ayudar un poquito en mi país. Todos deberíamos ser más nobles y que demos un poquito de lo que tenemos. Al conocer las historias de ellos –los indigentes- nos damos cuenta que tenemos muchísimo”, puntualizó Chacón.

 

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