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El 37% de los bebés nacidos de un embarazo adolescente en 2024 tienen un papá menor de edad
Monitoreo del Osar en 2024 revela que en el 37% de los nacimientos ocurridos en niñas y adolescentes en Guatemala, los padres de los bebés tienen entre 14 y 19 años.
De enero a julio de este año, el Osar informa de 33 mil 897 nacimientos en niñas y adolescentes entre 10 y 19 años. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Los nacimientos en madres que no superan los 19 años continúan en Guatemala. El Observatorio de Salud Reproductiva (Osar) reporta que entre enero y julio del 2024 cada día 159 niñas y adolescentes dieron a luz a un bebé. De este grupo son cinco menores entre los 10 y 14 años las que diariamente se convirtieron en madres.
El monitoreo que realiza el Osar evidencia que, mientras menor edad tengan las niñas estas viven una maternidad en soledad. De los 11 mil 354 nacimientos, que ocurrieron hasta mayo en jovencitas entre los 10 y 17 años, en tres de cada 10 casos el padre del bebé estuvo ausente. Esto se sabe porque en el 70% de los nacimientos se registró el nombre del padre del niño, según datos del Registro Nacional de las Personas (Renap).
Por otro lado, el 37% de las parejas de quienes se enfrentaron a la maternidad de manera temprana tenían entre 14 y 19 años, con lo que también tuvieron una paternidad precoz.
Los datos que revela el Osar indican que en 56% de los nacimientos los padres tenían entre 20 y 34 años. Mientras que hay un 8% en donde estos eran mayores de 35 años, por lo que les doblarían la edad a las jóvenes madres.
“Hay 26 niños/papa/pareja que son menores de 14 años y las niñas tienen entre 14 y 17 años. En los 10 años que llevamos de acompañar casos de niñas embarazadas no hemos conocido ninguna situación de este tipo”, dice Mirna Montenegro, directora del Osar.
Como parte del reporte se menciona el caso de una niña de 10 años que dio a luz a un bebé y el padre tendría entre 20 y 34 años. Situación similar es la de otra niña de 13 años que el progenitor de su hijo tenía entre 35 y 50 años.
Según la legislación guatemalteca, los embarazos de niñas entre 10 y 14 años son producto de violación sexual, como lo tipifica el Código Penal. Se tiene el reporte que nueve de cada 10 de estos casos involucran a una persona que es parte del círculo familiar de la víctima.
Montenegro señala que, aunque la menor tenga una pareja o que se conozca al papá del bebé, esto no significa que haya responsabilidad económica hacia el recién nacido.
Por otro lado, hay un vacío legal en casos cuando la violencia sexual es cometida por un menor de edad. Además ocurre desatención a la víctima, “cuando la niña es dada al violador para que se haga cargo de ella y del bebe, como reparación de la falta”.
Realidad nacional
De enero a julio se reportan 33 mil 897 nacimientos en niñas y adolescentes entre los 10 y 19 años. Los departamentos con la mayor cantidad de casos son Guatemala (cuatro mil 290), Alta Verapaz (cuatro mil 283) y Huehuetenango (cuatro mil 99).
Mientras que en menores de 14 años el registro es de mil 137, y acá hay dos niñas de 10 años, ambos casos ocurrieron en Chiquimula. Mientras que hay cuatro alumbramientos en madres de 11 años en los departamentos de Huehuetenango, Izabal, Sacatepéquez y Suchitepéquez.
Riesgo para la madre
Un embarazo a temprana edad tiene serias complicaciones. Según el informe Consecuencias socioeconómicas del embarazo en adolescentes en Guatemala, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU), las niñas y adolescentes menores de 16 años están cuatro veces más expuestas a una muerte materna comparado con las mujeres de mayor edad, y se tiene el doble de probabilidades de que el bebé fallezca.
Montenegro señala que, a menor edad de la madre, mayor es el riesgo de morbilidad y mortalidad materna, pues los cuerpos de las niñas no están aptos para llevar vida en el vientre ni para dar a luz. En lo que va del 2024 van dos muertes de menores de 14 años.
“No tenemos información de cuántos hijos de madres adolescentes mueren en el primer año de vida, pero sí sabemos de la relación que existe entre embarazo en adolescentes y desnutrición infantil, que es del 60%”, agrega la directora del Osar.
Además, un embarazo a temprana edad trunca los proyectos de vida de las niñas y adolescentes. El informe del FPNU advierte de la interrupción de la trayectoria educativa, pues quienes han sido madres en esta etapa de la vida tienen un nivel educativo inferior comparado con quienes han postergado la maternidad a la edad adulta.
Únicamente el 34.3% de las mujeres que se han enfrentado a la maternidad entre los 10 y 19 años han logrado cursar la secundaria, y solo el 2.1% tiene estudios universitarios. Mientras que quienes fueron madres entre los 20 y 29 años, la mitad terminó la secundaria y un 9% optó por la educación terciaria.
Montenegro hace énfasis en la necesidad de que el embarazo adolescente se abordarse desde un enfoque multisectorial e integral.
“Cumplir el marco legal, que en la escuela se brinde educación integral en sexualidad, desde la preprimaria como lo establece el Ministerio de Educación. Hay que trabajar con las comunidades y con las familias para cambiar ese constructo social de aceptación y machismo, y de no creer en las niñas”, agrega, y que se dé protección social a las jóvenes y de su bebe, además de que el sistema de justicia no debe ser laxo con los agresores, pues los embarazos en menores de 14 años son producto de una violación.