De acuerdo con Asturias, la teoría de la efectividad de una tercera dosis tiene sus bases en estudios que demuestran que a los ocho meses de haberse colocado la segunda los niveles de anticuerpos bajan y las variantes de la enfermedad pueden atacar con más facilidad.
“Estudios muestran que la tercera dosis aumenta cinco veces más el nivel de anticuerpos que se tiene luego de la segunda dosis en gente joven, entre 18 y 55 años, y 10 veces o más, en personas mayores de 60 años”, señaló Asturias.
Con respecto a por qué solo Pfizer y Moderna recomiendan una tercera dosis, comentó que “lo que sabemos es que la mayoría de esos estudios vienen de las dos primeras vacunas que surgieron”, aunque AstraZeneca y Jonson empiezan a analizar la posibilidad de vacunas de refuerzo.
“Las buenas noticias es que no hemos tenido que cambiar de vacuna, que la misma que se comenzó a utilizar con dos dosis originalmente parece ser suficiente para levantar anticuerpos con un refuerzo y poder prevenir enfermedad causada por la variante delta”, agregó el experto.
Asturias considera que en países como Guatemala es necesario aplicar una dosis de refuerzo, aunque en las condiciones actuales del país lo que recomienda es garantizar el esquema completo -dos dosis- en toda la población.
Sin embargo, dijo que, el personal de salud ya debe ser tomado en cuenta para una tercera dosis, pues deben estar preparados para continuar atendiendo la emergencia.
“Por ahora, dado la cantidad de vacunas que son producidas se ha dado primera opción a las personas inmunocomprometidas, por tanto, aquellas personas con VIH, un tratamiento por cáncer o alguno inmunosupresor van a necesitar una tercera dosis. En estados Unidos ya se concentra en las personas mayores de 60 años y trabajadores de Salud”, comentó.
“Lo importante de países como Guatemala es primero poner dos dosis en la población, porque eso es importante para tener a toda la gente protegida, pero se debe tomar encuentra a las personas con estados de salud comprometidos. Se debe pensar en los trabajadores de Salud”, refirió.
Ensayo
Un ensayo realizado en Israel demuestra que la efectividad de la tercera dosis de la vacuna Pfizer contra el covid-19 es del 86 % en mayores de 60 años, grupo de edad que empezó a recibir en ese país esa inyección de refuerzo a finales de julio.
El ensayo, llevado a cabo por la empresa Maccabi -uno de los cuatro proveedores de salud en Israel que suministran vacunas-, señala que solo 37 personas de las 149 mil 144 de esa edad que habían recibido la tercera dosis contrajeron el coronavirus, frente a los mil 64 positivos entre los que solo contaban con dos dosis.
Maccabi, que cubre la asistencia sanitaria a alrededor de una cuarta parte de los 9.3 millones de habitantes de Israel, comparó los resultados de 149 mil 144 mayores de 60 años que recibieron su tercera dosis hace al menos una semana con los de 675 mil 630 que habían recibido solo dos dosis, entre enero y febrero.
Según los últimos datos del Ministerio de Salud israelí, entre los pacientes graves de más de 60 años, 172 son no vacunados y 21 vacunados.
Pfizer ha dicho que la eficacia de su vacuna disminuye con el tiempo y que una tercera dosis ofrece anticuerpos neutralizantes significativamente más altos contra la covid-19, incluidas las variantes beta y delta altamente infecciosas.
Israel comenzó a administrar la tercera dosis de Pfizer el mes pasado a personas inmunodeprimidas y ya la aplica a todos los mayores de 50 años y al personal sanitario, mientras el gabinete de coronavirus discutirá ampliar el grupo de edad a los mayores de 40.
Se espera que Estados Unidos y varios países europeos comiencen en septiembre a ofrecer refuerzos de la vacuna a la población senior y personas inmunodeprimidas.
Variantes
El aumento de casos y muertes recientes va de la mano con la aparición de la variable delta en Guatemala, confirmada el 9 de agosto por el presidente Alejandro Giammattei.
A ello se suma que la cartera sanitaria informó este viernes sobre la detección de la variable lambda, en un hombre de 41 años en Chiquimula.
“La lambda es conocida por ser la primera variante latinoamericana, originara de Perú, donde actualmente ya es responsable de una gran parte de todos los casos de la covid-19”, puntualizó este viernes el Gobierno en un comunicado de prensa.
Guatemala se encuentra enfrentando la tercera ola de la enfermedad desde el 14 de junio, según advirtió en aquel momento la ministra de Salud, Amelia Flores.
Desde entonces, el país pasó de un promedio de 20 muertes diarias a casi 45, con picos de hasta 70 decesos en 24 horas, especialmente en las últimas semanas.
Debido a ello, las escenas de dolor se han multiplicado en las afueras de los hospitales, principalmente el nosocomio Parque de la Industria, creado especialmente para enfrentar la enfermedad en 2020, según constató Efe esta semana.
El mismo crecimiento se ha totalizado con la cantidad de contagios, especialmente en los últimos días rondando las 4 mil y 5 mil pruebas positivas a diario.
En total hasta la última actualización del jueves, Guatemala suma 428.096 casos positivos de la covid-19 y 11 mil 339 muertes debido al virus, la cifra de fallecimientos más alta de Centroamérica por encima de Honduras y El Salvador, que acumulan aproximadamente 8 mil 500 y 7 mil decesos, respectivamente.
Guatemala cuenta además con uno de los índices de vacunación contra la covid-19 más bajos de Latinoamérica, ya que solo 669 mil 231 del total de sus 16.3 millones de habitantes han recibido el esquema completo (dos dosis) de vacunación.