Después del ataque fue llevada a sala de operaciones, donde le practicaron una craneotomía para tratar un edema en el cerebro, pues fue alcanzada por las esquirlas.
Ahora permanece en cuidados intensivos, en coma inducido. Su estado es crucial porque en tres semanas comenzarán a bajar la dosis que la mantiene estable, para ver su reacción. Así lo han dado a conocer los médicos que la atienden.
Las tomografías revelan que dos esquirlas de la granada penetraron en su cabeza hasta causar daño cerebral. Ella es trabajadora del Departamento de Investigación Materno Infantil del Área Rural del Hospital. Además, está involucrada activamente como voluntaria en Fábrica de Sonrisas.
Al igual que ella se encuentra en el intensivo Modesto Ambrosio Esteban, 50, a quien familiares aún no han visitado, mientras que Paula Tecún, una mujer que vendía comida en el lugar, se está recuperando, aunque su estado es delicado.
Byron Daniel Pérez, enfermero del hospital, también está en recuperación en una de las secciones de intensivos, en cuyos pasillos se pueden observar otros rostros con la esperanza perdida.
Permanecen con ella
Luis Ruano y su esposa, Suly Cordón, tienen un pase especial para entrar al área de cuidados intensivos y acompañar todos los días a su hija, quien permanece inconsciente.
La médica Miriam Alcázar, jefa de Laboratorios y miembro de la junta directiva de ese nosocomio, indicó que lo ocurrido el 10 de marzo fue la gota que rebalsó el vaso.
“Los reos que nos traen a este lugar son personas sin moral y sienten que tienen poder porque manejan armas, y quitan la paz de nuestros técnicos de laboratorio”, dijo.
Las mujeres que tienen características físicas atractivas entran llorando a recoger los resultados porque tienen miedo, denunció Alcázar.
“Si estás seria vas a tener problemas”, les advierten los antisociales con el fin de intimidarlas.
La profesional explicó que muchos traslados de reos no tienen razón fundamentada de ser, pues si se trata de un exámen de laboratorio clínico por pruebas de control, diabetes, problemas renales y otros padecimientos, no ameritan la movilización.
Bastaría con que les mandaran las muestras bien identificadas, a fin de evitar un sinnúmero de inconvenientes, gastos y riesgos en que se incurre al trasladar a un reo peligroso a cualquier hospital público, comentó la profesional entrevistada.