En diciembre del 2016, Prensa Libre conoció el caso del niño que, a pesar de haber sobrevivido y sobrepasado los mil días, no puede caminar, gatear ni hablar. Danilo nunca será inscrito en una escuela, aunque en Tuixoquel, Comitancillo, San Marcos, lugar en dónde vive, no hay ninguna cerca.
A febrero del 2018, Danilo sigue vivo, pero sus condiciones no han cambiado. Está desnutrido crónico y también desnutrido agudo. Él es otra víctima de la desnutrición en Guatemala.
En total son un millón 272 mil niños los que están condenados a no alcanzar su potencial físico e intelectual. Los niños desnutridos agudos suman 19 mil 160 que representan el 0.7% de menores de 5 años.
En este mapa elaborado por PL Datos, podrá comprobar los municipios donde ocurrieron los decesos, las fechas y las causas.
En el 2017, 111 niños guatemaltecos murieron debido a la falta de alimentos, el 80% de los niños lo hizo antes de los 2 años de vida.
Desde el 2014, durante el gobierno del Partido Patriota se creó el programa Ventana de los Mil Días, con el argumento de que ese es el período más importante para la supervivencia de un niño —270 días promedio de gestación más 730 de vida posterior al nacimiento—, justificación que fue refrendada por la actual administración, que la califica como la más básica de las intervenciones para atacar la desnutrición.
Las 111 víctimas del hambre es el registro que Salud tiene hasta el 23 de diciembre del 2017. Falta el dato de 43 casos que para ese mes estaban en investigación, además de los que se registraron durante la última semana del año pasado.
De los 111, la muerte número 43 fue la de Hadryen Geoffrey Mata Sánchez, quien murió a 1 año y 13 días de nacido.
En julio del año pasado murió Greysi Anastasia Sofía Tol Canil, cuando tenía 2 años, un mes y tres días de haber nacido. Una neumonía fue la causante del deceso, aunque el cuadro de desnutrición severa contribuyó a que no se pudiera recuperar.
Tomasa Canil, madre de la niña, tiene cinco meses de embarazo, vive con su padre en la aldea Boquerón, Joyabaj, Quiché, debido a que su esposo migró de forma ilegal a Estados Unidos, debido a la condición de pobreza en la que se encontraba la familia.
La falta de trabajo provocaba que el esposo de Tomasa ganara Q50 por un día de trabajo, pero no siempre había, por lo que tortillas con sal eran el alimento diario y cada 15 días podían consumir un pedazo de carne.
Tomasa no habla español, y su papá es quien ayuda a relatar lo sucedido. La madre viajó al Hospital Nacional de Joyabaj para que la niña recibiera ayuda pero su condición no era favorable. “Otro niño bien nutrido soportaría esa enfermedad”, confirmó Marina Méndez, directora del hospital.
Paredes de adobe y piso de tierra fueron su hogar, y su familia sobrevivía con Q40 diarios.
El expediente de Salud indica que Hadryen murió por un fallo ventilatorio debido a una neumonía que no soportó debido a la desnutrición aguda.
La voz de Nohelia, vestida con traje típico, se quiebra al recordar que no pudo salvar la vida de su hijo pese a que gastó Q700 para llevarlo al Hospital Nacional de Huehuetenango, en la cabecera departamental.
El centro de Salud más cercano ubicado en el paraje Cucurucho es atendido por dos auxiliares de enfermería, que tienen a su cargo una población de dos mil 30 habitantes.
Llegar a la casa de los Mata Sánchez es difícil, se necesita un vehículo de doble tracción, no hay transporte público y cuando ocurre una emergencia se debe pagar un viaje con un vehículo adecuado o caminar durante tres horas hasta la cabecera.
Todos los días, la familia come frijol y tortillas, y en algunas ocasiones arroz. La crianza de gallinas le permite a la madre darle huevos a una hija de 12 años, quien no puede hablar debido a una enfermedad para la que requiere cirugía, algo imposible por falta de dinero.
El padre de familia viaja todos los años a fincas en La Democracia, en el mismo departamento, para ganar en dos meses el sustento de todo el año.
A veces Nohelia viaja también, pero cuando ella trabaja le pagan Q30 diarios, por ser mujer.
En el 2016, Guatemala fue ubicada como el quinto país con más desnutrición crónica del mundo por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Al país solo lo superan naciones como Afganistán y Yemén, pero estos tienen una economía más pobre y tienen conflictos internos.