Los arqueólogos realizaban investigaciones para establecer la existencia de vestigios arqueológicos cerca del área de paso de una línea de tendido eléctrico. Trazaron un plano de la ciudad que se habría asentado en el lugar y ubicaron los puntos de excavación.
Héctor Mejía, arqueólogo de Trecsa, explica que cerca de la línea de paso había un montículo de aproximadamente 1 metros con 50 centímetros de alto, diez metros de ancho y cinco metros de largo; se trataba de una tumba. Con forme avanzaron las excavaciones “se convirtió en el descubrimiento más grande identificado hasta ahora en Guatemala, que corresponde de 350 años antes de Cristo, según análisis carbono 14”.
El rito fúnebre
El experto explica que el gobernante murió y por su jerarquía había que cumplir con un ritual: ofrendas de vidas humanas para escoltarlo en su viaje al inframundo.
El montículo estaba compuesto de cinco filas de osamentas humanas _prosigue Mejía_ en la primera fila, de abajo hacia arriba, habían cuerpos completos boca a bajó con las manos hacia atrás como una forma de sumisión. También cuerpos desmembrados, un cráneo y una vasija.
En la segunda fila, un cuerpo completo boca abajo y con las manos hacia atrás, una manta que contenían restos humanos en su interior que los expertos llamaron “bulto ritual”; un cráneo y una vasija.
En el tercero aparece un solo cuerpo, boca abajo y con las manos atrás y un bulto ritual. En la cuarta fila, cuerpos enteros boca abajo y con las manos hacia atrás y cuerpos desmembrados: dorsos, brazos y cráneos.
El gobernante estaba sobre arriba, sobre el resto, estaba solo. Tenía un collar de jade y cinco vasijas. A demás se encontraron tres huesos largos que formaban un símbolo parecido a la letra hache mayúscula (H). Aún se investiga su significado. “Estos factores indican que se trató de un tipo de ritual fúnebre en honor al gobernante”, destacó Mejía.
Sobre cada fila de cuerpos había una capa de tierra de aproximadamente diez centímetros, lo que indica que hubo un guía que dirigió el evento fúnebre, explicó Mejía.
Incrustaciones dentales
El equipo de investigadores también destaca el hallazgo de incrustaciones en los dientes cuyos acabados llaman la atención porque no existe información para contrastar.
Los arqueólogos no tiene certeza de cómo realizaban el procedimiento para hacer orificios circulares tan exactos, ni el procedimiento para efectuar las incrustaciones, ni el pegamento que empleaban. Solo establecieron que las piezas fueron hechas de algún mineral, de jade u otro material cuyo propósito era netamente decorativo.
“Para nosotros este hallazgo es novedoso, se trata de una de las evidencias más antiguas de incrustaciones en Guatemala. En arqueología guatemalteca se consideraba que esa técnica aparecía 300 años después de Cristo”, afirmó Mejía.
Proyecto Sin Cabezas
En el sitio arqueológico Sin Cabezas en Tiquisate, se hallaron unas 40 osamentas de personas que murieron por causas naturales.
Fernando Gutiérrez, arqueólogo de la Universidad del Valle, quien colabora en el proyecto de Trecsa, aseguró que los estudios dan cuenta que las osamentas pertenecían a personas que morían de una población y que eran enterradas en diferentes lugares de la población.
“Las investigaciones de laboratorio indican ausencia de vitaminas, niños con escorbuto y fracturas. La convivencia en la comunidad era conflictiva pues se evidencian regeneración de tejidos en extremidades producto de lesiones. La población era robusta y realizaban largas jornadas de trabajo.”, destacó Gutiérrez.
Las osamentas de ambos sitios arqueológicos están en el Centro de Investigaciones Arqueológicas de la Universidad de Valle de Guatemala en donde investigadores efectúan estudios.
Vasijas de cerámica
El equipo de arqueólogos también ha hallado 20 mil fragmentos de cerámica y piedra en las 300 excavaciones efectuadas en 55 sitios arqueológicos en la Costa Sur.
Un total de 200 piezas recuperadas son de interés para ser exhibidas en museos. De este total, 75 piezas se exhiben en el Museo Regional de Arqueología de La Democracia que exhibe más de 600 piezas arqueológicas, según explicó Carlos Marroquín Vásquez, encargado del referido museo.
La arqueóloga Diana Patricia Méndez Lee, experta en cerámica, dijo que la mayoría de las piezas encontradas son del preclásico tardío, periodo entre 400 años antes de Cristo al 250 años después de Cristo. “Las formas más comunes de las vasijas que hemos examinado son cuencos, cántaros, platos, de tecomate, de cuello reducido y comales”.