A las 5 de la mañana del pasado 5 de noviembre, aún a oscuras, los pobladores se percataron que una correntada de agua se acercaba a sus casas. La lluvia llevaba 10 días sin parar, acompañada de fuertes vientos, y esas condiciones desbordaron el río. No había tiempo de sacar todas sus pertenencias, las personas huyeron del lugar con lo que pudieron.
Udelia Filomena Tiul Xal, comadrona del lugar, comentó que cuando esto sucede los vecinos se apresuran a resguardar algunas cosas en los techos de las casas, pero esta vez no dio tiempo. El agua ingresó con mucha fuerza y en pocos minutos todo se inundó, dijo en q’eqchi a Prensa Libre, asistida por la traducción de Rosaura Medina, subdirectora del Centro de Estudios para la Equidad y Gobernanza de los Sistemas de Salud (Cegss), organización que trabaja en el área.
Hasta este viernes 10 de noviembre permanecen a 3 kilómetros de la comunidad, en el sector conocido como Cruce la Ceiba, lejos de la inundación, pero el área es de terracería donde la tierra está húmeda, como un pantano, comentó la comadrona. Algunos lograron conseguir unas tablas para colocar en el piso y unas láminas como techo.
Otras familias no han corrido con la misma suerte, usan plásticos o costales para cubrir el lodo, allí duermen a la intemperie. Fueron pocas personas las que consiguieron refugio en casas de otra localidad.
Es incierto cuando podrán volver a sus casas, pese a que el jueves por fin dejó de llover, el agua no ha bajado y la comunidad sigue anegada.
Sebastián Caal, presidente del Consejos Comunitarios de Desarrollo Urbano y Rural (Cocode), mencionó que el domingo pasado, cuando sucedió la inundación se tenía planificada una asamblea comunitaria para abordar el tema de las lluvias y acordar a dónde se movilizarían mientras pasaba la emergencia. Sin embargo, ese día el desborde del río los sorprendió, y corrieron a un lugar lejos de la inundación.
Sin condiciones
La comunidad está integrada por unas 840 personas, de estas casi la mitad son niños. Donde permanecen no hay condiciones para habitar, cocinan en el suelo, no tienen agua limpia para beber y la comida está por agotarse.
Caal comentó que las familias han tenido que racionar los tiempos de comida, algunos comen dos o una vez al día. Compran un poco de masa de maíz en una comunidad vecina, para poder alimentarse. Así es como han pasado los días, pues perdieron las siembras de maíz y de frijol que habían logrado; las gallinas, patos y cerdos que criaban para consumo se los llevó el río.
Debido a las condiciones climáticas locales, en la comunidad Las Mercedes 1, la inseguridad alimentaria ha sido una constante, pero está pérdida de cosechas hará más aguda la condición para la población el próximo año, y esa es la preocupación de Caal.
Calcular en quetzales a cuánto ascienden los daños es difícil, por la inundación la única manera de llegar y hacer un monitoreo por la comunidad es en lancha, y no se ha logrado realizar por todo el sector, lo que se sabe es que varias casas fueron arrastradas por la correntada, de otras solo se ven los techos, y los cultivos están bajo el agua.
Atención en salud no hay. El puesto de salud se anegó y los enfermeros que estaban asignados al lugar salieron y no han regresado. Hay niños y ancianos con fiebre y malestar corporal, las enfermedades gastrointestinales podrían aparecer por las condiciones insalubres en que se encuentran. La mayoría de los pobladores tiene crisis nerviosa por el temor a que las lluvias vuelvan a presentarse, tal como se prevé para este fin de semana.
Debido al acercamiento de un frente frío hacia el norte del Golfo de México se prevé para este sábado y domingo el ingreso de humedad favoreciendo nublados con lloviznas. Para Alta Verapaz se esperan nublados con precipitaciones principalmente en horario de la tarde y noche, la temperatura descenderá en la zona, según el pronosticador Jorge Chinchilla, del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh).
Ayuda sin llegar
El coordinador del Cocode mencionó que ninguna autoridad se ha acercado a apoyarlos y darles ayuda humanitaria. Han intentado comunicarse con la Municipalidad y con el encargado de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) de la zona y no responden las llamadas telefónicas que Caal les ha hecho desde antes de esta emergencia.
Rodolfo García, vocero de la Conred, indicó que solo en Alta Verapaz hay más de 53 mil afectados en los últimos nueve días, situación que limita la posibilidad de atención del delegado del área. En Chisec se reportan más de 400 viviendas con daño en ocho comunidades, lo que se verificó con una evaluación a través de la Instalación del Sistema y las coordinadoras.
Agregó que necesitan tener la información de los afectados en su base de datos para poder entregarles la ayuda humanitaria que necesitan. El reporte que tienen de Las Mercedes I es de 125 viviendas con daño moderado.
“Probablemente no vayamos a regresar a nuestras casas en estos días, pues toca esperar un tiempo a que se seque el agua, y luego tengamos que hacer la limpieza en las casas”, dice Caal, esto complicará más su situación, la comida amenaza con acabarse y las enfermedades podrían aparecer. Es por eso que hace un llamado al Gobierno para que conozca su situación y los ayude, pues “están olvidados”.
Agregó que la comunidad La Mercedes 1 está aislada y la única forma de llevar ayuda humanitaria sería por helicóptero. Los pobladores piden el apoyo de los guatemaltecos con alimentos no perecederos, medicamentos y ropa. Ellos estarían colocando una manta blanca para que desde el aire se pueda observar en dónde están ubicados para poder recibir suministros. Quienes deseen ayudarlos pueden comunicar al teléfono 4937-4535 con Rosaura Medina, subdirectora del CEGSS, que coordina una comitiva para acercar las donaciones a la comunidad.
A criterio de Lesli Ramírez, asesora del Cegss, el sistema de Conred plantea que si a nivel comunitario no se tiene la capacidad para atender una emergencia la situación, se debe elevar a un nivel más alto hasta llegar a activar una alerta a nivel nacional, pero esto no ha sucedido en el caso de Alta Verapaz, en donde la situación se plantea crítica desde hace varios años.
Al no haber una alarma como tal, indicó que las organizaciones que apoyan con ayuda humanitaria en este tipo de emergencias no han podido accionar y llevar apoyo a Las Mercedes 1.
“Si el gobierno no tiene la capacidad, qué lo diga y permita que otras organizaciones entren a la zona, pero ni siquiera se está permitiendo que otras entidades entren, porque no se activa la alerta”, agregó Ramírez.