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Según el Maga, está a la espera de que el Crédito Hipotecario Nacional imprima los cupones para entregarlos a las personas afectadas. La institución invertirá Q75 millones.
Será una sola entrega de Q200 con la que se espera que las familias enfrenten la crisis.
La ayuda no fue prevista con antelación pese a que el periodo de hambre estacional se da todos los años en el país, y se presenta entre marzo y agosto, aunque este año se adelantó y comenzó en la primera quincena de febrero, según reporte de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesán).
Durante ese tiempo, las familias de agricultores corren el riesgo de sufrir desnutrición aguda pues las reservas de alimentos se terminan. La falta de lluvia del 2018 provocó que se perdieran entre el 75 y el 100 por ciento de las siembras.
¿Qué pueden comprar?
En un escenario normal, los Q200 alcanzaría tan solo para cubrir un día y medio de alimentación para una familia promedio de 4.77 integrantes, con los productos de la canasta básica, que en abril se cotizó en Q3 mil 564.44, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Por ese motivo, la situación para una familia afectada por el hambre estacional es más dramática puesto que se quedarían 28 días y medio sin alimento.
De acuerdo con cálculos del Incap, con esa suma de dinero cada hogar debería gastar con Q6.67 diarios, y solo alcanzaría para un mes, refiere Humberto Méndez, economista de la institución.
El escenario empeora más cuando esa cantidad se divide entre los cuatro miembros en promedio que tiene un hogar guatemalteco, cada persona tendría que vivir con Q1.40 diarios.
María Antonieta González, nutricionista del Incan, refiere que esta comparación “nos pone muy de cara a la realidad” que atraviesan esas 354 mil familias de agricultores que deben ser atendidas.
“Con este bono lo que ellos puedan comprar va a ser para mitigar el hambre, pero de ninguna manera vamos a pretender que satisfaga sus necesidades nutricionales”, agrega González.
Sus palabras cobran mayor sentido cuando se hacen estimaciones de lo que una persona puede adquirir o canjear con ese Q1.40 que tiene para vivir.
Los productos autorizados por el Maga para canjear los cupones en comercios legalmente establecidos son frijol negro y maíz en grano, arroz, harina fortificada para atol, huevos, aceite comestible y azúcar.
De esa cuenta, con el Q1.40 por día, una persona puede adquirir un solo producto en las siguientes cantidades -de acuerdo con los precios de la canasta básica correspondiente a abril-:
- 4 onzas de arroz
- 3 onzas de frijol
- 14 onzas de maíz
- 2.4 onzas de Incaparina
- 1 huevo
Aunque no está dentro de la lista y no es usual que en los hogares del área rural compren tortillas, pues suelen hacerlas, con ese dinero podrían adquirir cinco tortillas y media en un día, para eso les alcanzaría.
Riesgos
Según los especialistas del Incan, “con el panorama descrito, no se dispone de diversidad dietética y consecuentemente no se puede llenar los requerimientos nutricionales diarios de los grupos vulnerables”. Una dieta adecuada debe contener productos de origen animal, como leche y queso, carne, cereales, grasas, azúcar, verduras y frutas.
Si para aun adulto es insuficiente, para un niño que se encuentra en etapa de desarrollo lo es más. “El 75% o 80% del desarrollo del cerebro se da en los dos primeros años de vida, entonces, si al niño no les estamos dando una proteína de buena calidad y toda la energía que necesita para desarrollarse, vamos a tener niños con desnutrición aguda que es presa fácil presas de otras enfermedades”, indica González.
El hambre estacional es una situación de emergencia y debe atenderse de inmediato, y estos cupones son parte de ello. Sin embargo, Méndez indica que esto no resuelve el problema, “es un paliativo” que no es suficiente para atender la crisis, pues “es una miseria lo que se les quiere dar” y no debería ser una sola entrega sino que esta debería extenderse hasta que las familias logren solventar su situación.
A criterio de los especialistas del Incap, el problema del hambre estacional no se resuelve con asistencia alimentaria ni con bonos o cupones, lo que se requiere es una intervención integral que involucre a distintas instituciones de gobierno, como Educación, Salud y Maga, que combata la desnutrición, la inseguridad alimentaria, la pobreza, pero este es un proceso a largo plazo, para lograr un desarrollo del país que sea capaz de generar riqueza y oportunidades de trabajo para el país.
Ante la pregunta de ¿qué panorama le espera a las personas que año con año se ven afectadas por esta crisis alimentaria?, la nutricionista indica: “Si seguimos como seguimos, primero la gente cada vez más pobre -el 60% de la población vive en pobreza-, con más problemas de alimentación, entonces habrá más casos de desnutrición. Estamos condenando a la población a que no tenga el pleno desarrollo de sus facultades intelectuales, tenemos un capital humano que no está contribuyendo para tener un país en vías de desarrollo”.
Adonay Cajas, integrante de la Asociación Alianza por la Nutrición, menciona que el “Maga debería estar enfocando más esfuerzos para fortalecer las capacidades de resiliencia de las familias, porque esto ayudaría que las mismas personas tuvieran capacidades propias de responder a este problema. Lo que el gobierno da básicamente es paliativo”.
La entrega de los cupones a pocos días de las elecciones presidenciales, cuando debió hacerse con meses de antelación, pues ya se conocía de esta problemática, no deja de verse como clientelismo, señala Cajas, quien agrega que no está del todo claro si los proveedores que dotarán a las familias de estos productos están registrados.
Al cierre de esta nota, el Maga no respondió a una solicitud de un comentario que le hizo Prensa Libre.
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