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Por la cartera pasaron José Alfonso Cabrera Escobar, del 14 de enero de 2016 al 26 de julio de 2016 (6 meses y 1 semana) y Lucrecia Hernández Mack, del 26 de julio de 2016 al 29 de agosto de 2017 (13 meses). Actualmente el cargo lo ocupa el médico Carlos Soto.
Según el analista en temas de salud y exviceministro de la cartera, Adrián Chávez, los cambios de administración “siempre afectan la continuidad de procesos” y eso explica algunos de los problemas actuales.
Para evitar que los cambios de ministro afecten al sistema de salud se hace necesario un plan o política nacional, a largo plazo, que permita al nuevo funcionario continuar con los proyectos que mejoren la atención a la población, señaló el médico Héctor Fong, presidente del Colegio de Médicos y Cirujanos de Guatemala.
Bajo la administración de Jimmy Morales se planteó poner en marcha una reforma al sector salud y cada ministro hizo su esfuerzo por materializarlo, pero, a juicio de Fong, no se ha “visto mayor diferencia en lo que se venía trabajando”; ni en la atención ni en los esfuerzos por prevenir enfermedades. “La salud sigue sin ser prioridad para los gobiernos de turno”, agrega el presidente del colegio profesional.
Para Chávez, en este periodo se apoyaron varios procesos, como el diseño de redes integrales de servicios de salud, así como mejorar los niveles de abastecimiento de medicamentos (al 80% según cifras oficiales), la publicación de normas de atención y la recuperación de coberturas de inmunizaciones.
Sin embargo, se interrumpieron procesos como la rendición de cuentas a nivel local, la implementación de la red metropolitana de clínica de atención integral y el funcionamiento del modelo incluyente de salud. Hay debilidad en la atención de las enfermedades vectoriales como el dengue, que en el 2019 registró más de 45 mil contagios, así como otras enfermedades crónicas. Tampoco se dio continuidad a proyectos de infraestructura de salud, según Chávez.
Carencias en atención
En el país uno de cada 10 guatemaltecos no tiene acceso a servicios de salud y los avances en atención primaria en salud son limitados, una herencia del gobierno del Partido Patriota, que rescindió 200 convenios con oenegés de extensión de cobertura.
Aún se necesitan cerca de 5 mil puestos de salud, según la organización Alianza por la Nutrición. Los 1 mil 223 puestos que hay actualmente no cubren la demanda. Sin embargo, el portal de transparencia del Ministerio de Finanzas reportaba hasta el 17 de diciembre pasado una ejecución del 45.54% para el ministerio de gastos en infraestructura.
La infraestructura hospitalaria también es crítica. Según el Índice de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en Guatemala hay seis camas de hospital por cada 10 mil habitantes, lo que significa que el país tiene la menor capacidad de encamamiento de la región. Mientras que en la atención médica se cuentan 3.6 profesionales por cada 10 mil habitantes, cuando en El Salvador hay 15.7 por igual número de personas.
Para el presidente del Colegio de Médicos, la infraestructura hospitalaria no creció al ritmo que se necesitaba, pese a que sí se habilitó el Hospital Nacional Especializado de Villa Nueva, a un costo total de Q219.5 millones y con investigaciones penales en curso por supuesta sobrevaloración.