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Ya sea el movimiento interno o hacia otros países, principalmente hacia Estados Unidos, los menores se están alejando de los salones de clases para emprender un peligroso viaje en busca de mejores condiciones de vida.
En los últimos tres años, en los registros del Ministerio de Educación (Mineduc) se observa un descenso en la cantidad de menores que se dejaron la escuela, en paralelo también se ve una baja en la cobertura, y cada vez son más los niños y adolescentes que quedan fuera del sistema educativo -más de 1.6 millones-, por lo que resulta lógico el reporte de una disminución en la deserción.
Sin embargo, durante el 2018 los datos del abandono escolar incrementaron en un 42% comparado con el período anterior. De 152 mil 820 la cifra saltó a 217 mil 739. La explicación por parte de la cartera es que los recientes datos de abandono escolar son preliminares, y que el aumento se debe a que el año pasado se implementó un sistema que automáticamente inscribía a los niños. Muchos aparecen como inscritos, pero no llegaron a las aulas.
“Fueron inscritos en 2017, pero enero del 2018 no aparecieron. Como fue el primer experimento en el sistema, algún código no dejamos programado para que nos reportara que niños no llegaron. Se supone que se inscribieron, pero no todos llegaron, por eso es que se reportan como retirados, cuando en realidad nunca asistieron”, dijo el viceministro de Educación Héctor Canto.
Sin embargo, de ser así, esto reflejaría también que muchos niños quedaron fueron del sistema educativo.
“Es preocupante. Es alarmante”, refirió Lucía Verdugo, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) con relación al cambió súbito en el número de niños que se han alejado de la escuela.
A su criterio, al tema de la deserción hay que ponerle atención, pues “una población educada hace que el país se desarrolle y crezca”.
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Pero, además, el que los menores ya no lleguen a la escuela nos separa cada vez más de la universalización de la educación que debería ser la meta por alcanzar de cada nación. Ya no es suficiente que los niños logren el nivel de Primaria -un reto que se planteó a nivel mundial en el año 2000- ahora se espera que alcancen el diversificado, indicó Verdugo.
Viendo a detalle los datos, es el nivel de Primaria el más afectado. El salto se da de 70 mil 246 niños que se separaron del salón de clases a 110 mil 595. Aun cuando el Mineduc invirtió el año pasado cerca del 60% de su presupuesto en dicho nivel, y donde se han focalizado los programas de apoyo (útiles escolares, valija didáctica, gratuidad), así como infraestructura.
En Preprimaria, el otro nivel más afectado, la situación no cambió mucho. El abandono también alcanza cifras alarmantes, pues 11 mil 799 escritorios quedaron vacíos durante el año lectivo, pues sus ocupantes ya no volvieron a la escuela. Acá el presupuesto de la cartera fue apenas del 14%.
Se van del país
El año pasado la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reportó que un total de 4 mil 821 menores no acompañados retornaron a Guatemala luego de intentar viajar de manera ilegal hacia Estados Unidos en busca de mejorar sus condiciones de vida.
La migración se convierte en un factor que repercute en la deserción escolar, pues los menores dejan la escuela para emprender ese viaje, si logran llegar a su destino ya no vuelven a su escuela, pero si no corren con esa suerte, es probable que tampoco lo hagan, y la mayoría vuelve a intentar cruzar la frontera.
Siete de cada diez menores que fueron deportados el año pasado refirieron que migraron con la intención de buscar empleo, mientras que uno de cada diez lo hizo para reunirse con sus familiares.
Huehuetenango es uno de los departamentos con mayor tasa de niñez retornada desde Estados Unidos. Enrique Maldonado, consultor independiente, señala que esto invitaría a pensar que los menores están desertando de la escuela por causa de la migración, lo que a su vez se vería reflejado en menores indicadores de cobertura educativa.
Maldonado indica que aún si la cifra que el Mineduc presenta de deserción escolar del 2018 no fuera la definitiva, ver la matrícula de quienes finalizan el ciclo lectivo de los años anteriores es un indicativo de que la migración influye en el abandono escolar.
“Entre 2015 a 2017, en Huehuetenango, la cantidad de niñas y niños que finalizaron el nivel primario bajó de 194 mil a 187 mil”, menciona el experto.
En San Juan Ixcoy y Unión Cantinil la tasa de disminución de la matricula final fue del 10% entre 2015 a 2017. Al observar los datos que reporta OIM estos tres municipios reportaron números significativos de niñez retornada: 225 y 337, respectivamente.
María del Carmen Aceña, ex ministra de Educación, no descarta que la migración conlleve a que más jóvenes dejen la escuela, pues la situación económica y la falta de oportunidades, principalmente en las zonas rurales, los empuja desplazarse a otro país, principalmente Estados Unidos.
Aunque no solo se trata de migración internacional, la interna también juega un papel importante, según Verdugo, principalmente en aquellos hogares cuya economía depende de alguna actividad agrícola. “En el área rural muchos niños se van a trabajar con los papás, cuando hay corte de café o la zafra”, dice.
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Otras causas
Aceña señala que en el abandono de la escuela en los primeros años cobra relevancia el tema de la desnutrición crónica, en gran medida en las áreas rurales.
“Cuando el niño ingresa a la escuela ya prácticamente llega con un cuadro de desnutrición crónica del que es muy difícil que se recupere. La deserción escolar mucho se explica porque el niño llega a la escuela, pero no aprende nada porque lamentablemente ya tiene daños cerebrales”, dice la ex ministra, en este punto señala la importancia de contrarrestar este flagelo.
A su criterio, no basta con incrementar la cuota de la alimentación escolar, que este año es de Q4 por niño, pues la desnutrición crónica solo puede combatirse en los primeros mil días de vida de los niños y para ello se requiere de programas específicos.
Otro de los puntos que Verdugo marca como causa de deserción es el trabajo infantil. La difícil situación de pobreza que se vive en el país -según el PNUD hay 3 millones de personas que viven en pobreza extrema- empuja a los niños a participar en actividades económicas para contribuir con ingreso familiar.
En el caso de las niñas, los embarazos a edad temprana son una razón para ya no asistir a clases. El Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (Osar) reportó que en julio pasado ya se contaban más de 10 mil embarazos en este sector de la población. Los matrimonios forzados son otra razón.
La violencia escolar y en el entorno, así como la poca accesibilidad de caminos para llegar a los centros de estudio y las malas condiciones de la infraestructura de estos, también suma al problema.
A dónde van los niños
Verdugo indica que los menores que han dejado la escuela se encuentran ya sea en actividades laborales, pero otros también están en sus casas. Las niñas realizando trabajos domésticos, cuidando a sus hermanos o bien a las personas de la tercera edad.
Los expertos mencionan que es necesario que el Mineduc tome cartas en el asunto, y cree programas que ayuden a retener a los niños en las aulas para frenar las cifras de deserción. También ven necesario el incremento de la cobertura en todos los niveles.
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