Dicha suma fue acordada para adquirir vacunas para 8 millones de guatemaltecos y provistas por el fabricante ruso Human Vaccine. Un contrato opaco desde el principio llevó a una renegociación, y el acuerdo quedó en el arribo de dosis para la mitad de esa población antes de finalizar el año.
Sin un calendario de entrega, las dosis ingresaron en vuelos que transportaban bajas cantidades del primer componente del biológico, situación que alimentó por semanas la incertidumbre de poder completar esquemas de vacunación ante la falta del segundo componente.
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En octubre ingresaron 2.2 millones de dosis y se llegó a 4.8 millones, faltaba el 40 por ciento de lo acordado. En diciembre se corrió para que en la víspera del año nuevo arribaran las últimas dosis para completar los 8 millones, con lo que Guatemala estaría obligada a comprar otra cantidad similar durante este año y el venidero.
Ante este panorama, la postura del Ministerio de Salud es que “es respetuoso de los compromisos que ha contraído al momento de suscribir el contrato de la compra de vacunas contra el covid-19 Sputnik V, este quedó bajo confidencialidad, por lo que la actual gestión no puede romper ese compromiso adquirido previamente por este Ministerio, el cual tiene implicaciones legales”.
El registro oficial da cuenta que fueron 21 entregas las que Rusia hizo, con 4 millones 100 mil dosis del primer componente y 3 millones 900 mil 900 del segundo. Pero hay un ingreso de 100 mil realizado el 30 de octubre del que no hay reporte en ningún medio de comunicación, ni en redes sociales, ni una convocatoria de la cartera a la prensa para presenciar el recibimiento de este cargamento.
Francisco Coma, ministro de Salud, indicó a Prensa Libre, que esas dosis sí ingresaron, sin embargo, realizan un inventario para determinar el total del biológico que al final llegó al país.
“Estamos haciendo un recuento de vacuna por vacuna ingresada y registrada, de tal manera que podamos constatar el cumplimiento de la entrega de los 8 millones de dosis, estas 100 mil ingresaron y efectivamente existen”, indicó el ministro de Salud.
Se prevé que esta semana se termine este conteo con las últimas dosis recibidas.
Carrera por vacunar
Pero ahora, ¿qué pasará con esa gran cantidad de vacunas Sputnik V disponibles? Sulma Bernal, coordinadora del Programa Nacional de Inmunizaciones, durante una citación el último martes en el Congreso de la República mencionó que a esa fecha había 5.2 millones de dosis rusas del primero y del segundo componente almacenadas.
Habrá que apresurar el paso para que estas lleguen a la población, a los municipios en donde la vacunación es lenta, principalmente porque hay un millón 185 mil 634 dosis que vencerán el 28 de febrero, y otras 100 mil caducarán el 31 de marzo. Mientras que las dosis que ingresaron en la última semana de diciembre vencen entre marzo y abril de este año, indicó Bernal.
Pero para agilizar el proceso de vacunación es necesario reforzar la cadena de frío, un punto que a criterio del médico José Ortiz, del Observatorio SarsCov2/Covid 19, en los 10 meses que Guatemala lleva vacunando contra el coronavirus aún no se cuenta con el equipo apropiado para almacenar el biológico a una temperatura apropiada.
De los -18 grados Celsius en los que permanecen en los congeladores hasta los 2 y 8 grados Celsius a los que debe estar al momento de aplicarla a los guatemaltecos, la cadena de frío debe mantenerse.
Se necesita que la temperatura sea “constante”, desde que sale del Centro Nacional de Biológicos, es transportada a las áreas de Salud y llega a los centros de vacunación en la provincia. La consecuencia de no resguardar los viales en las condiciones adecuadas llevaría a que la vacuna pierda su eficacia y no proteja contra la enfermedad, aplicar esas dosis sería en vano.
“Desde el Observatorio se hizo la observación de la cadena de frío y el Ministerio de Salud no lo contempló, dice que sí se cumple, pero no hay evidencia objetiva donde se supervise y se presente un reporte del comportamiento de la temperatura del biológico hasta que se va a colocar al paciente”, refirió Ortiz, para quien la adquisición del equipo para conservar las vacunas sigue sin realizarse, pese a que se tuvo el dinero para hacerlo.
El mayor reto es en la provincia, donde el producto se guarda en congeladores o refrigeradoras y se carece de planta eléctrica. Si hay un apagón, el aparato deja de funcionar, y enciende de nuevo al retornar la electricidad, pero ese corte de la cadena de frío puede pasar inadvertido para los encargados del centro de vacunación, y los viales deteriorarse.
“Pocas áreas de salud tienen la capacidad refrigeración requerida (-18 grados). Pocas posibilidades habría para su traslado a distritos o puestos de salud, menos aún posibilidad de ir de casa en casa”, indicó el médico Hugo Icú, que tiene acercamiento con población rural pues colabora con la Asociación de Servicios Comunitarios de Salud (Asecsa).
Agregó que hasta ahora la mayor cobertura de vacunación es en zonas urbanas, y se dejó de lado el área rural, lo que es lamentable, como también que cuando más se necesitaban las vacunas estas no ingresaron y ahora llegan en una “cantidad grande”, y se vislumbra un camino difícil llevarlas a la población.
“Cómo hace -el Ministerio de Salud- una compra tan grande y ni siquiera planifica los congeladores para ponerla, es un problema de planificación bastante grave”, refiere Óscar Chávez, del Laboratorio de Datos, para quien también asegurar la cadena de frío es uno de los principales retos para administrar la vacuna Sputnik V y llevarla a los municipios donde el ritmo de vacunación continúa lento, como Concepción en Sololá, que tan solo el 2.3 por ciento de su población tiene esquema completo.
Falta de congeladores, pero también de vacunadores, agregó, pues es el mismo personal que trabaja en los puestos y centros de salud son los que se encargan de esta labor.
Mientras que Coma señaló que se trabaja en una estrategia para identificar todos aquellos municipios con bajos porcentajes de vacunación y poder vacunar masivamente en eso lugares, y a que se han enfrentado a la resistencia de población que no quiere inyectarse.
Con respecto a la cadena de frío reconoció que tiene el equipo para refrigerar el biológico, pero han tenido inconvenientes de que en algunos sitios “el suministro de energía eléctrica es muy inestable, y esto provoca problema, pero en general estamos preparados para la custodia de la vacuna”.
¿Problemas de comunicación?
El otro talón de Aquiles en el Programa Nacional es la falta de una campaña de educación y comunicación sobre los beneficios y seguridad de la vacuna. Un punto necesario para despejar los bulos que rodean Sputnik V, y que han llevado a que la población rechace el biológico.
Tanto Ortiz como Chávez coinciden en que a 10 meses de que se colocó la primera dosis contra el coronavirus el Ministerio de Salud sigue sin tener una estrategia de comunicación en idiomas mayas.
“Se necesita mejorar la relación y comunicación con las autoridades locales para buscar apoyo y respaldo. Hay muchos mitos que deben ser analizados (sin discriminación) para cambiar la actitud de las comunidades en torno a la vacunación”, refiere Icú.
Mientras que para Chávez los inconvenientes y el estancamiento en el proceso de vacunación contra el covid-19 en el país tiene su raíz en la falta de planificación por parte del Gobierno central. “Por alguna razón decidió comprar 16 millones de vacunas a Sputnik V y luego lo bajaron a ocho, pero ni siquiera les importó el tema de la comunicación, de la educación y el tema de los congeladores”, agrega.
Hasta el 3 de enero, el tablero de Situación Covid-19 en Guatemala señala que de los 4.7 millones de guatemaltecos con esquema completo, el 22 por ciento ha sido inoculado con Sputnik V.
Por cada dosis de la vacuna rusa Guatemala pagó alrededor de US$ 10, informó Ariel Hernández, viceministro Administrativo de Salud. La inversión para completar el esquema de vacunación sería de Q154.2, con una tasa de cambio de 7.71. Mientras que con AstraZeneca -comprada directa- fue de Q124.