La clausura del vertedero, a cargo de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Amatitlán (Amsa), fue ordenada por el presidente Alejandro Giammattei en febrero pasado, cuando el incendio recién se había controlado.
A raíz de esa emergencia se formalizó una mesa técnica para concretar el proceso que hasta el momento se ha reunido tres veces. Todos los actores involucrados coinciden en que el vertedero ya llegó al final de su vida útil, pero que se necesita uno nuevo para sustituirlo.
Pero a la fecha, Amsa no ha presentado el plan para el cierre técnico ni ha emitido la prohibición para que ningún municipio, aparte de los siete que pertenecen a la Mancomunidad Gran Ciudad del Sur, viertan sus desechos en el vertedero —unos 32—, algo que se ha hablado en las discusiones.
Aunque el proyecto para el cierre técnico se había ofrecido para principios de mayo, Amsa aseguró que “está en proceso de revisión técnica” para que cumpla con los requisitos establecidos por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (Marn). La regulación de qué municipios pueden utilizar el vertedero “forma parte de plan”.
Todavía no hay terrenos
En las reuniones de la mesa técnica se ha hablado de que para la instalación del nuevo vertedero se requiere un área aproximada de 58 manzanas. De estas la comuna de Villa Nueva ya cuenta con 20.
El ministro de Ambiente, Mario Rojas, se había mostrado confiado en que a medio año podría comenzar el cierre técnico, con la reducción del ingreso de desechos, y que el vertedero de Villa Nueva podría empezar a recibir basura, en principio solo la de este municipio.
Pero lo cierto es que esta área aún no puede ser utilizada, porque hay un litigio legal que involucra al anterior concejo villanovano, y por lo tanto no se pueden hacer inversiones ahí porque no hay certeza jurídica total de la propiedad.
De esa cuenta, el alcalde de Villa Nueva y vicepresidente de la Mancomunidad, Javier Gramajo, indicó que el uso del terreno por ahora “no es decisión plena de la alcaldía” y es necesario “esperar la resolución completa”; no obstante, destacó que ya se iniciaron con los estudios de prefactibilidad.
Mario Rojas, ministro de Ambiente, en la reunión de pasado 28 de abril.
Al hablar de tiempo, Gramajo estimó que dichos estudios podrían concluirse este año y luego se licitaría la construcción del relleno sanitario que se tomaría entre 12 a 15 meses.
Así, el alcalde descartó que el nuevo vertedero comience a utilizarse en 2020. “Por no hacerlo bien la administración pasada tiene problemas judiciales”, subrayó.
Buscan más terrenos
La Mancomunidad también está en busca de más espacio para el nuevo vertedero y lanzó una convocatoria para los interesados en vender terrenos. El pasado 30 de abril recibió dos propuestas que serán presentadas a los siete alcaldes, informó el gerente general de esta asociación Thomas Henry.
La compra podría concretarse en dos meses, aunque no es un proceso tan sencillo, puesto que dependerá de la inspección que se haga del lugar y de que se verifique que cumple con todos los requerimientos del Marn; y claro, de que los alcaldes se pongan de acuerdo para la adquisición y el aporte de los recursos.
El terreno debe estar ubicado en alguno de los siete municipios que conforman la Mancomunidad, según las bases del concurso, y “tener características favorables para la ubicación de una planta de tratamiento, así como de un relleno sanitario”.
Lea también: Cómo una sentencia reciente abre posibilidad de investigar cuentas anónimas
Henry prefirió no dar detalles de la ubicación de ambos terrenos, a solicitud de los propietarios, quienes justifican razones de seguridad. Solo dijo que uno de los terrenos se encuentra a la par del que pertenece a Villa Nueva y el otro en el camino entre Amatitlán y Villa Canales, en la aldea Los Humitos.
Thomas reconoce que el cierre del vertedero que se ubica en el kilómetro 22 de la ruta al Pacífico, así como en la puesta en marcha del que lo sustituirá no han avanzado como hubieran querido. Dijo que, según el cronograma, ambos procesos podrían tomar como mínimo dos años porque un relleno sanitario “no se abre o se cierra así por así”.
“Se tiene que saber cómo se va a manejar el metano, los lixiviados… No es solo de poner el candado y ya. No es de un día para otro”, remarcó Henry al hablar de la clausura de vertedero.
Mientras que, al comentar sobre la puesta en marcha del nuevo indicó que no solo se trata de ir a tirar la basura puesto que “uno debe tener toda la información”, desde la infraestructura de ingreso hasta la maquinaria a utilizar y la disposición final que se hará de los desechos.
Acerca de la compra del terreno que debe hacer la Mancomunidad dijo que también dependerá del avalúo que haga la Dirección de Catastro y Avalúo de Bienes Inmuebles del Ministerio de Finanzas y de que se completen los instrumentos ambientales requeridos para conocer si cumple con las características mínimas.
Piden más tiempo
En la segunda reunión de la mesa técnica, el pasado 23 de marzo, el subdirector de Amsa dijo que el cierre podría tardar 18 meses, pero en la tercera, llevada a cabo el 28 de abril, la Mancomunidad dio a conocer que había solicitado dos años para el cierre del vertedero.
Entrevista: “Las vacunas son la solución para salir rápidamente de esta pandemia”
Las comunas argumentaron que el terreno de Villa Nueva aún no puede ser utilizado y no hay otro para trasladar los desechos, unas mil 638 toneladas al día.
El ministro Rojas se dijo sorprendido por la solicitud de los alcaldes puesto que el que empezara a funcionar parcialmente el nuevo vertedero era parte de los “plazos tentativos” que ya se habían propuesto en las reuniones previas.
Sigue contaminación del lago
El cierre del vertedero a cargo de Amsa es solo una de las preocupaciones ambientales alrededor del Lago de Amatitlán, cuerpo de agua que sigue recibiendo basura y agua sin tratarse, incluso del mismo municipio a donde pertenece.
La Asociación Amigos al Rescate del Lago de Amatitlán dio a conocer que una planta de tratamiento que fue entregada en octubre del 2019 no ha comenzado a operar.
Dicha planta tuvo un costo Q4.2 millones, se construyó en la aldea Los Trojes y debe tratar las aguas de un centenar de viviendas de los cantones San Rafael y San Juan, con lo cual las aguas sucias que ahí se producen descienden de alguna forma y sin ningún tratamiento al Lago de Amatitlán.
Al hablar de la planta el alcalde Mainor Orellana aseguró “ya está todo listo para echarla a andar”, pero que está pendiente de que los vecinos conecten sus drenajes al conducto principal que llevará las aguas a la planta de tratamiento, algo que los pobladores deben costear porque “eso no iba incluido en el proyecto”.
Orellana espera que “todos —los vecinos— paguen su conexión para que la planta pueda trabajar porque terminada ya está”. “Ha sido complicado. Lo que pasa es que la gente quiere todo de regalado y se hacen los proyectos y la gente no colabora”, añadió.
Lea también: Por qué la generación de la pandemia desarrollará menos la socialización
Algunas familias que posee terrenos grandes han optado por construir fosas sépticas, pero otras siguen vertiendo sus aguas grises a la calle, sin que se vislumbre una solución a corto plazo.
La Asociación asegura que, como esta, hay otras plantas dentro del municipio de Amatitlán en las mismas condiciones.