Enfatizaron que la empresa Reforestadora de Palma de Petén, S. A. (Repsa), aceptó públicamente que sus lagunas facultativas —piletas de oxidación— se rebalsaron por la intensa lluvia.
Destacaron que estudios a escala mundial indican que liberar aguas residuales del procesamiento de palma africana sin tratamiento puede provocar una alta demanda de oxígeno que las convierte en letales para organismos acuáticos.
Daño irreversible
Los científicos recordaron que la mortandad fue de unas 40 toneladas de 23 especies distintas de peces, pero “más allá de lo visual existen efectos de alto impacto como la alteración completa de las redes de interacción y las cadenas alimenticias, indispensables para el funcionamiento del ecosistema y la existencia de la pesca”.
Otros efectos son el deterioro de la calidad de agua, turbidez, incremento de algas y materia orgánica en el sistema, por falta de organismos que se alimentan de ello.
“Una mortandad de esta magnitud afecta el potencial de desove a futuro. Esto, en términos prácticos, podría indicar que no hay suficientes adultos reproductores para mantener la pesca en los siguientes dos a cuatro años, y la recuperación dependerá de muchos factores, por la complejidad del sistema”, advirtieron los expertos.
En el área afectada hay 53 especies nativas de peces que representan el 20 por ciento del total en Guatemala. El reporte de daños se hizo con peces grandes, por lo que existe la posibilidad de que se subestime el impacto a la biodiversidad, al no incluir especies menores.
Los científicos señalaron que “el desastre ambiental en el río La Pasión pone en evidencia nuevamente la debilidad institucional para implementar acciones en casos de violación de las regulaciones ambientales, prevenir y mitigar sucesos de esta naturaleza”.
Proponen monitoreo
Los expertos proponen desarrollar, en conjunto con el Ministerio de Ambiente, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas y la Procuraduría General de la Nación, un plan serio de monitoreo permanente y sistemático de las plantas de tratamiento y unidades depuradoras de aguas residuales pertenecientes a las empresas productoras y procesadoras de palma africana.
Así también la supervisión constante de los agroquímicos y plaguicidas utilizados para la producción de la palma africana en la zona.