El PMA considera que el retraso en la llegada del invierno podría afectar a unas 178 mil familias —unas 900 mil personas—, que estarían en condición de inseguridad alimentaria. Aunado a esa amenaza, unas 11 mil familias —aproximadamente 50 mil personas— que dependen de la agricultura de subsistencia y de sistemas de riego para sus siembras en Suchitepéquez y Retalhuleu podrían afrontar problemas para cosechar sus cultivos en este y los próximos meses, debido a la baja en los caudales de los ríos Sis y Madre Vieja causada por un déficit de lluvia y al manejo inadecuado —desvío— de los recursos hídricos en esas cuencas.
Debido a la perspectiva que el Insivumeh tiene del próximo año, el vicepresidente de la República, Jafeth Cabrera, aseguró ayer que ya tienen programada la ayuda humanitaria a las familias que estén propensas a sufrir inseguridad alimentaria, particularmente en el Corredor Seco.
El ministro de Ambiente, Sydney Samuels, explicó que junto al Maga le apostarán a la implementación de programas de riego para ayudar a las familias afectadas en esa área.
“Hemos hecho programaciones para que se ejecuten obras de riego”, afirmó al salir del Gabinete de Cambio Climático.
Según expertos del Insivumeh, a mediano plazo esta situación, además de afectar a los agricultores, podría generar otros problemas, como conflictos sociales entre las comunidades por el desvío del agua a fincas e incluso afectar a algunas empresas que se dedican a la generación de energía hidroeléctrica, por eventual insuficiencia del caudal para mover turbinas.
El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga) se mantiene alerta y como medida de prevención trabaja en la implementación de proyectos de microrriego en esa región, con el afán de reducir el impacto del fenómeno climático.
Casos emblemáticos
Los cauces de los ríos Sis y Madre Vieja, que recorren varios municipios de Suchitepéquez y Retalhuleu, son la principal fuente de agua para consumo y otras actividades de muchas comunidades situadas en esas áreas.
Esvin Véliz, vocero del Maga, afirmó que hasta ahora no se tiene un dato preciso de cuántos agricultores podrían resultar afectados, porque la época lluviosa está por finalizar y no se han reportado emergencias, pero esa cartera mantiene el monitoreo de la situación mediante el sistema de extensión rural.
Agregó que hay un uso descontrolado del recurso hídrico en las cuencas de los ríos, debido al desvío de los afluentes. “Esta situación es supervisada por el Ministerio de Ambiente”, aseguró.
En el 2014, cuando una sequía afectó el país, se reportó un déficit de lluvia en casi todo el territorio. En esa ocasión, el Maga logró establecer que en Retalhuleu fueron afectadas ocho mil 534 familias y en Suchitepéquez dos mil 520. Esos datos precisan que más de 11 mil familias podrían estar en riesgo en el 2017, debido a la falta de lluvia.
Planes
Véliz señaló que el Maga está enfocado en apoyar a los pequeños agricultores de los dos departamentos en riesgo y que en los próximos meses se podría poner en marcha una estrategia para instalar unos 90 sistemas de minirriego, los cuales se alimentarán de pozos artesanales y no dependerán de manera directa de los ríos.
Mónica Cueto, de la Sección de Hidrología del Insivumeh, explicó que este año en las cuencas de recarga en los ríos Sis y Madre Vieja no llovió la cantidad promedio anual, lo cual afectó significativamente sus caudales.
Según el último reporte de las autoridades, ambos ríos tenían un nivel de 60 por ciento del mínimo normal y la tendencia es a que se mantenga. Los datos han variado poco en los últimos meses, de acuerdo con las estaciones de medición de la institución.
La experta comentó que concurren otras situaciones que complican la problemática. “El agua que llueve, debido a la falta de cobertura vegetal, por la deforestación y obras que favorezcan la retención del líquido, corre rápidamente al mar”, refirió.
Cueto aseguró que los suelos pierden su capacidad de infiltrar el agua y el problema se agrava porque se explotan los mantos freáticos y el líquido ya no vuelve a los ríos.
“Con la falta de agua, y como el río pierde su capacidad de arrastrar materiales, esto provoca que su caudal se expanda. Normalmente el caudal es bien definido, pero con el azolvamiento los ríos se extienden y pierden su cauce”, explicó.
Contaminación
Cueto añadió que el problema se ha agravado con el tiempo e incluso ha obligado a fijar nuevos parámetros. Resaltó que los ríos también se ven afectados por la contaminación y degradación de la biodiversidad, debido a la actividad humana.
“Hemos tenido que cambiar nuestras escalas en algunas estaciones. Tenemos ríos que están muy degradados”, señaló.
Wálter Bardales, de la Sección de Agrometeorología del Insivumeh, indicó que los registros de esa institución revelan que la lluvia ha sido deficitaria en la región suroccidental desde mayo último.
“Esto afectó muchísimo las cuencas de los ríos. No es normal que saliendo de una época lluviosa se reporten ríos con caudales bajos, pero sucedió porque llovió menos del promedio anual”, manifestó.
El experto resaltó que la mala gestión del recurso hídrico puede ocasionar conflictos sociales entre los pobladores, debido a que comunidades enteras se quedan sin líquido debido a desvíos arbitrarios.
Hambre
En el Gabinete del Cambio Climático, el vicepresidente Jafeth Cabrera, afirmó ayer que se tiene previsto que para el 2017 la sequía afecte particularmente el Corredor Seco, por lo que le pondrán especial atención para evitar complicaciones.
En el 2014, cuando la sequía afectó severamente al país, el Maga reportó que 26 mil 229 hectáreas fueron dañadas totalmente y 68 mil 298 hectáreas sufrieron daño parcial, lo que significó una pérdida de Q450 millones 339 mil.
Más amenazas
El director del Insivumeh, Eddy Sánchez, comentó que esa situación podría afectar de manera directa a los agricultores que no cuentan con sistema de riego.
Precisó que los agricultores de subsistencia dependen casi de manera exclusiva de la lluvia y que el hecho de que los estudios de la institución precisen que ha habido baja considerable de lluvia en la región donde se ubican los ríos es un factor de riesgo para ese tipo de actividad.
Comentó que entre los problemas que puede ocasionar esta deficiencia, algunas empresas que poseen pequeñas hidroeléctricas podrían afrontar problemas con la generación de energía.
“Al regular apropiadamente el recurso hídrico, todos podemos hacer un uso apropiado. Hay que tomar en cuenta que las presas, ya sea para hidroeléctricas o para recolectar agua no son una amenaza, sino que pueden ayudar al desarrollo, en donde incluso las comunidades podrían asegurarse un suministro constante de agua para producción de energía, riego o incluso para crianza de peces”, resaltó.