En la ciudad de Guatemala y sus municipios cercanos el tener que movilizarse a un destino de trabajo o estudio representa un reto mayúsculo, quienes tienen vehículo se enfrentan a un casi interminable tráfico y una escalada en el precio de los combustibles.
Quienes no cuentan con un vehículo propio tienen que tratar de movilizarse en las pocas unidades vigentes, en donde no se cumplen las medidas de bioseguridad ni respetan las tarifas debidamente establecidas.
Eso según datos obtenidos por la Defensoría del Usuario del Transporte Público de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), que estima que de 3 mil 150 unidades previas a la pandemia tan solo operan cerca de 500.
Muchas de las unidades quedaron fuera por no cumplir con las condiciones necesarias para regresar a circulación, y las pocas que salieron a las calles no son suficientes para la demanda de movilidad que exige vivir en la ciudad de Guatemala o en sus municipios cercanos.
Incluso por haber pocas unidades de transporte público el costo de la tarifa ha sido cambiante, haciendo que en promedio una persona gaste Q42 al día según la PDH, observación hecha previo al aumento de los combustibles.
Los retos de movilidad abarcan varias aristas según expertos, que aseguran necesitan un abordaje integral que permita mitigar todos los problemas que saltana la vista cuando se habla de transporte público.
Costo y violencia
Una persona en Guatemala cuando se tiene que movilizar en transporte público piensa regularmente en dos cosas: el costo del pasaje y los riesgos que representa para su vida el abordar un bus, eso según las estimaciones que tiene la PDH.
Edgar Guerra, titular de la Defensoría del Usuario del Transporte Público, califica el panorama de “caótico”, al asegurar que es un problema que lejos de ir mejorando, empeora.
“Las condiciones son caóticas y preocupantes, la radiografía es altamente alertiva, el parque vehicular es obsoleto o las unidades son muy antiguas, las carreteras se encuentran mal diseñadas y el costo de la corrupción resulta en detrimento de la población”, refirió Guerra.
El defensor estima que además del costo económico la violencia es otro factor que afecta a este servicio, ya que muchos pilotos experimentados por temor a ser asesinados por una extorsión renuncian, dejando el puesto a jóvenes que en ocasiones no tienen prudencia al tocar un volante.
Esto genera, según Guerra, otro problema y es un aumento considerable en el parque vehicular de motocicletas, nuevos vehículos que llegan a carreteras insuficientes para la población.
“La población inició a buscar otros tipos de medios para transportarse y muchas personas compran motocicletas, de esa cuenta en 11 años el parque vehicular creció de 260 mil motos a cerca de 1 millón 600 mil”, explicó.
Las pocas unidades y el costo elevado que significa movilizarse en auto hace que muchos opten a moto taxis o taxis piratas, transportes que no están regulados y que rara vez van a cumplir con las garantías de seguridad, señala el defensor.
Falta legislación
Las eventuales soluciones al problema del transporte público van de la mano con las decisiones políticas, según un análisis de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa).
Institución que afirma que los retos de movilidad no son exclusivos para Guatemala, el desafío persiste en buena parte de Latinoamérica y por eso se requieren leyes que permitan mejorar un servicio vital para la calidad de vida y para el desarrollo económico según Juan Carlos Zapata, director ejecutivo de Fundesa.
“En el caso de Guatemala, especialmente la Ciudad de Guatemala donde la movilidad es uno de los principales retos para nuestro país, existe una falta de mejores soluciones para el transporte público y mejores políticas que faciliten la vivienda accesible a los centros de trabajo y centros de estudio, por lo que pensar en mejores sistemas de transporte público requiere de más y mejores consensos de todos los actores políticos sobre cuánto costarán estas nuevas soluciones, cómo se van a financiar los sistemas, y quién va a pagarlos”, señaló.
Zapata considera que existen algunas áreas clave a las que se les debe de dar prioridad para mejorar el transporte público, “son tres grandes problemas de movilidad en la ciudad de Guatemala: una legislación poco clara e ineficiente para generar alianzas público-privadas hacia la movilidad urbana, falta de leyes que ayuden a facilitar la vivienda popular cerca de los puestos de trabajo y poca consciencia colectiva de la falta de procesos de estructuración de grandes proyectos de movilidad”.
Mejorar la infraestructura
A demás de la legislación en el sistema de transporte que permita mejorar las unidades y los costos hay otro grande problema que todavía no está siendo abordado, es según el Centro de Estudios Urbanísticos de la Usac (Ceur).
A criterio del investigador Rafael Valladares hace falta que se mejore el diseño de la ciudad, dar un nuevo paso en su infraestructura que permita incluso movilizarse a pie.
“Una de las cosas es la falta de infraestructura adecuada, independiente al transporte público que integre otros sistemas de movilidad. La ciudad de Guatemala no es que sea tan grande como para no poder recorrerla a bicicleta o peatonalmente en muchos tramos pero no hay la infraestructura adecuada”, explicó el investigador.
Para Valladares los usuarios del transporte de la ciudad se desgastan en tres aspectos vitales, por lo que afirma es necesaria una estrategia que de una mejor calidad de vida cuando se trata de movilizarse.
“Es gasto en dinero, tiempo y con el tiempo la salud de la población. Lo que usted se puede hacer de la ciudad de Guatemala al puerto se lo hace en unos cuantos kilómetros dentro de la ciudad, solo con esto el gasto de combustible s alto y con estas circunstancias que se están dando el transporte público tendría que ser más eficiente”, señaló.
Pese a que existe monitoreo en las pocas unidades de transporte público activas el aumento del pasaje, unidades sobrecargadas y excesiva velocidad que repercute en accidentes son problemas vigentes y que ocurren casi a diario en el transporte público según los expertos.