El lunes comenzaron las molestias para Esmeralda, el sueño se le espantó y también el hambre. El martes los dolores en el vientre anunciaban la llegada de su segundo hijo. Los médicos la evaluaron y trasladaron en ambulancia al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) de la localidad, donde dio a luz a un varón. Fue un parto natural.
Un día después fue dada de alta, su esposo la trasladó en taxi nuevamente al refugio, pero aún se encontraba débil y debió ser atendida.
Por las condiciones del lugar, y para que el recién nacido estuviera en un espacio más cómodo, una voluntaria solicitó el traslado de Esmeralda María y su bebé al albergue habilitado en la Iglesia Mormona donde permanece junto a su esposo y su otra hija.
Josué Gómez aún no sabe si regresarán a su casa, pues teme que el volcán haga erupción nuevamente, o si se trasladarán con sus familiares que viven en la capital. Mientras decide qué hacer, mantiene lo donación de víveres y la ropa que han recibido dentro de costales.
El nuevo miembro de la familia aún no tiene nombre, pero los padres están felices por su llegada, que les da esperanza.
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Piden medicina en albergues
Debido a la tragedia ocasionada por la erupción del Volcán de Fuego se han habilitado 20 albergues oficiales ubicados en Escuintla, Santa Lucía Cotzumalguapa, Alotenango, Chiquimula y Mazatenango.
La comida y el abrigo no ha hecho falta, la solidaridad de los guatemaltecos se ha desbordado con donaciones de víveres y ropa que han llegado a los damnificados, pero hay otras necesidades.
Prensa Libre realizó un recorrido por varios albergues localizados en Escuintla donde se verificó que están abastecidos con alimento y agua, lo que falta ahora es ropa interior para niños y adultos y medicamentos.
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En Gimnasio Abner Casasola había 241 personas hasta la mañana de este viernes. El lugar es pequeño, y no hay suficiente espacio para que los albergados guarden sus pertenencias, que por ahora permanecen en costales o bien recomendadas en la casa de algún amigo.
De acuerdo con Antonieta Osorio, encargada del lugar, las familias están siendo atendidas, pero necesitan ropa interior y medicamentos para personas hipertensas y con diabetes. Lo mismo ocurre en la Escuela Tipo Federación José Martí, donde 741 personas son atendidas.
En el Instituto Bergaño y Villegas no se tiene un registro exacto de cuánta gente hay. Se habla de 649 personas, pero el jueves por la noche ingresaron 14 personas más, a las cuales se les debe asigna dónde dormir.
Al igual que en los otros puntos, están abastecidos con comida, agua y ropa.
Lo que hace falta es medicina. La médica Carolina De León indica que hay varios niños con problemas respiratorios y digestivos y necesitan ser tratados.
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