Bomberos Voluntarios llegaron al lugar y atendieron a Lester Aníbal godoy Argueta, de 39 años, y Jorge Flores, 70, ambos viajaban de la capital a San Marcos. Llevaban heridas en el brazo y la pierna, respectivamente.
También se atendió a otras personas con crisis nerviosa sin que se necesitara el traslado a un centro asistencial.
En el lugar están las oficinas de la empresa Marquensita, que presta el servicio de transporte de la capital hacia Quetzaltenango y San Marcos; aunque cuenta con seguridad privada en el lugar, esta no reaccionó ante la rapidez del ataque.
Se ignora el motivo, aunque las autoridades no descartan que se trate de un caso de extorsión, móvil de los últimos ataques registrados en contra del transporte público.
Trascendió que desde un vehículo en marcha pasaron disparando al parqueo de la empresa de transporte, las balas alcanzaron el autobús que estaba saliendo hacia San Marcos en un servicio denominado directo, que no para durante el trayecto, como una medida de conveniencia y seguridad para el usuario.
Wendy Castañón, una mujer que viajaba al occidente del país relató que la unidad iba llena y solo se escucharon las detonaciones, al tiempo que un pasajero se dobló y comenzó a pedir auxilio.
El piloto Jhonatan Gómez, al momento del ataque se encontraba abajo, frente al bus, y explicó que se tiró al suelo cuando escuchó la primera detonación. Fueron seis disparos en total.
Ataque armado contra bus Marquensita en 1a. Av y 21 c. Z 1, dos heridos trasladados a IGSS y San Juan de Dios. pic.twitter.com/ggadUE2dzc
— Bvasquez_pl (@Bvasquez_pl) 14 de marzo de 2016
No hay que pagar
Aunque los representantes de la empresa no lo confirmaron, podrían estar siendo extorsionados y su resistencia podría haber motivado el ataque.
El viceministro de Seguridad Ricardo Guzmán, dijo el pasado domingo durante una supervisión de los operativos de seguridad al transporte, que los ataques se incrementan cuando las empresas pagan la extorsión, por lo que invitó a dejar de hacer los pagos.
En teoría, los transportistas debían informar a los conductores de en qué puntos deben parar para que la Policía Nacional Civil (PNC) y otras instituciones puedan hacer la revisión de los pasajeros con detectores de metal que proporciona la Municipalidad de Guatemala, sin embargo, los pilotos se detienen donde no hay presencia de las autoridades, explicó Guzmán.