Carlos ha tenido varias convulsiones, es por ello que le cuesta hablar y mover algunas de sus extremidades.
Él no recuerda cómo llegó al asilo pero cuenta que por 30 años vendió boletos de lotería y que tiene una hija que está casada.
“Me gusta ver las estrellas y la luna… Ver volar las golondrinas. También me gusta el pollo, siempre y cuando esté suave”, cuenta Carlos Enrique, de 78 años.
Carlos Enrique nació el 21 de abril de 1938 en la capital. Se le ve sentarse frente al portón del asilo. Por momentos se levanta de su silla de ruedas para ver por una pequeña ventana, ya que siempre está atento de los vendedores de lotería a quien, quizás algún día, pueda comprarle un billete.
Carlos ha tenido varias convulsiones, es por ello que le cuesta hablar y mover algunas de sus extremidades.
Él no recuerda cómo llegó al asilo pero cuenta que por 30 años vendió boletos de lotería y que tiene una hija que está casada.