Ante la incertidumbre del nivel que llegue a alcanzar la nueva ola de contagios y la incipiente reactivación económica, los guatemaltecos continúan con el cumplimiento de las restricciones emanadas por el Gobierno central mediante un semáforo de alertas en vigor desde julio.
En la última actualización de datos del pasado 31 de octubre, la Comisión Presidencial para la Atención a la Emergencia Covid-19 (Coprecovid) estableció que en el país se mantenían 107 municipios en rojo (alerta máxima), 99 en naranja (alta), 134 en amarillo (moderada) y ninguno en verde, la denominada “nueva normalidad” por el Gobierno.
Guatemala suma, tras más de siete meses de pandemia, más de 106 mil casos positivos y tres mil 700 muertes a causa de la covid-19 y una segunda ola, anunciada como “inminente” por el Gobierno para noviembre y diciembre, podría afectar nuevamente la economía.
El país centroamericano abandonó en octubre el estado de calamidad que refrendó el Congreso en seis oportunidades y que le valió a la Presidencia para establecer toques de queda, cierres entre departamentos y uso a discreción de los recursos públicos.
El dilema de la reapertura crece conforme los anuncios del “inminente” rebrote se intensifican, pero el presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, advirtió meses atrás que no habría un segundo confinamiento. Mientras tanto, se abren cines, teatros y se llevan a cabo los primeros conciertos.
Una apertura precoz
La presidenta de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas (AGEI), Nancy Sandoval, comentó que, desde su punto de vista, “la reapertura económica fue muy precoz y sin sustento técnico o científico. Los muertos siguen aumentando. Vamos sobre los 3 mil 700 muertos. Hay días con menos de diez y otros con más de 20 o 30 fallecimientos”.
Sandoval señaló que ha habido una “ambivalencia” del Gobierno en sus recomendaciones a la población y que ha “forzado” el regreso a la supuesta nueva normalidad.
La doctora lamentó que pese a que la Organización Mundial de la Salud recomendó para una reapertura contar con un índice de positividad de pruebas del 5 por ciento, Guatemala abrió nuevamente sus actividades “con una cifra arriba del 20 por ciento y no hemos tenido esas condiciones seguras para vivir en una sociedad desconfinada”.
Incluso, “hay una reiterada confusión entre la gente, cuando las declaraciones (de las autoridades) por un lado le mandan que se guarde en casa y trate de evitar reuniones, pero se le dice que se permite ir a lugares cerrados”.
Es por ello que enfatiza la necesidad de “minimizar el riesgo individual”.
“Al estar seguros nosotros mismos también protegemos a la comunidad y a nuestros cercanos: No podemos bajar la guardia, debemos insistir en el distanciamiento físico, el uso correcto de la mascarilla y la higiene de manos. Y, fundamentalmente, no ir a lugares congestionados y sin distanciamiento”, agregó.
Un golpe menor al a economía
Una fuente de la Secretaría de Comunicación Social del Ministerio de Economía respondió a Efe consultas sobre el comportamiento económico durante la reapertura y la preparación para esa previsible segunda ola de contagios, similar o superior a la vivida durante junio y agosto.
La cartera económica indicó que “mejoró la expectativa del cierre del PIB para 2020, y el índice mensual de actividad económica, aunque continúa en terreno negativo, su tendencia es al alza”.
Además, subrayó que “para esta segunda oleada, (la cartera económica) continuará cumpliendo con todos los protocolos de bioseguridad” y la meta es mantener “el plan de recuperación económica, en donde uno de los ejes transversales es la seguridad ocupacional (riesgos laborales)”.
Al concluir la primera quincena de octubre, el Banco de Guatemala (central) revisó su estimación al crecimiento esperado del PIB para finales de 2020 y concluyó que la caída será del 1,5 por ciento en lugar del 2,5 por ciento adelantado a mitad del año.
La entidad financiera guatemalteca sostuvo, en ese momento, que la estimación menos negativa se debe al alza de la actividad en sectores como el de agricultura y ganadería, manufactura, comercio y enseñanza, respecto de la última revisión, en junio pasado.
El primer caso positivo en el país se registró el 13 de marzo, hace siete meses y medio, y provocó un confinamiento que se extendió al 27 de julio, cuando se retiraron ciertas medidas, y que terminó definitivamente el 1 de octubre con el final del toque de queda y la apertura de bares, cines, gimnasios y deporte amateur.