Quizá para muchas personas, esta no sea una gran novedad; sin embargo para estas niñas fue “el mejor día de sus vidas”, según explica Paulina Villela, la autora de esta acción de bondad.
Villela, de 38 años, suele recorrer las calles de la zona 10 y conoció a estas hermanas que venden golosinas, al igual que su madre.
“Al principio, con miedo y desconfianza, la mamá dio permiso para que me acompañaran al parque. No es común que alguien haga algo de manera desinteresada”, dice Villela.
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Villela disfruta de hacer voluntariado. También hace trabajo social con niños de la calle y en esta ocasión, rompió un poco su rutina para regalarle alegría a Shaky y Bety.
“Ver sus rostros encendidos con una sonrisa paga cualquier cosa”, finaliza.