Desde entonces, tiene mucho que agradecerle a la vida, según lo relata Moreira, quien también es estudiante de arquitectura.
Una de sus habilidades es la repostería y quiso compartir un momento dulce con los niños del hogar Marina Guirola Leal (ubicado en la Avenida Simeón Cañas 4-30, zona 2).
El lugar atiende a unos 20 niños de entre 8 y 23 años, quienes tienen algunas discapacidades. Los menores han sido abandonados en hospitales y en las calles, según cuenta una de las trabajadoras del lugar.
Pequeño gesto
Para Moreira, el estar vivo y gozar de todas las facultades para disfrutar de la vida es un regalo.
Pensó en los niños del hogar y de cómo la mayor parte del año pasan sin visitas que los alegren.
De ahí nació la idea de cocinar panquecitos y pasar un rato alegre con los pequeños.
“El algo que podemos hacer cualquier día del año. Un simple gesto uno puede darle mucha alegría a los demás y a uno mismo”, explica.